Mariela Goy
Para que los chicos que sufren problemas de salud no pierdan el año escolar, las docentes llevan la educación hasta los hospitales u hogares. Un servicio que se amplía para garantizar la escolaridad de los niños que están pasando un mal momento.
Mariela Goy
[email protected] Durante el 2012, un total de 1.595 alumnos de toda la provincia que por su enfermedad o internación no pudieron concurrir a sus escuelas, recibieron clases en los hospitales o en sus propios hogares por el período que duró la convalecencia. El dato fue aportado por la Coordinación de la Modalidad Hospitalaria y Domiciliaria del Ministerio de Educación de Santa Fe, dependencia creada en 2010. Las dos escuelas primarias hospitalarias existentes en la provincia atendieron en conjunto a 1.358 alumnos. De esa cifra, 693 estuvieron escolarizados por la escuela hospitalaria Nº 1392 de la ciudad de Santa Fe en los centros de salud Alassia e Iturraspe. En tanto, la escuela Nº 1391 de Rosario hizo lo propio con 574 chicos en los hospitales Zona Norte, Centenario, Provincial y Vilela. En julio de 2011 ambas escuelas, que pertenecían a entidades privadas (la de Santa Fe había sido creada por el Sadop), pasaron a la órbita del Estado y dejaron de dar clases en los domicilios de los alumnos enfermos para mantener solamente la atención en los hospitales. Si bien siempre se contemplaron los casos especiales de chicos enfermos para que no perdieran tantos días de escolaridad, enseñar en el domicilio como “modalidad” del sistema educativo es una práctica nueva. Todos los chicos de la provincia que por alguna enfermedad se ven imposibilitados de asistir a sus escuelas y deben permanecer en reposo en sus hogares por más de 30 días, son visitados por sus propios docentes a quienes el Estado les paga horas extras. Son 6 horas por semana en los niveles inicial, primario y especial, y 10 horas para los alumnos secundarios. “Primero se le ofrecen las horas a la maestra del niño en cuestión; si ella no puede se busca a alguna maestra de la escuela; y en tercer lugar se acude al escalafón de reemplazos”, dijo Ximena Artigues, coordinadora provincial de la Modalidad Hospitalaria y Domiciliaria del Ministerio de Educación. “La enfermedad ya causa modificaciones en la vida de los alumnos como para producir otro cambio que sería que otros docentes se ocupen de ellos”, dijo la funcionaria. “La experiencia que tenemos es muy positiva porque este año atendimos en el domicilio a 237 alumnos de todos los niveles y modalidades: 168 de escuelas oficiales y 69 de la órbita privada. De esa cantidad, sólo en 5 casos los docentes de los chicos no pudieron dictar el apoyo escolar en el hogar del niño; la gran mayoría aceptó acompañar a sus alumnos en ese difícil momento”, explicó Artigues. “La modalidad fue muy bien aceptada por los maestros y las escuelas. Me dicen que es una experiencia positiva y que incluso, al ser una atención más personalizada, aquellos alumnos que no andaban bien en el grado, tuvieron un repunte en su desempeño”, destacó. Asimismo, se dio clase a 90 estudiantes secundarios hospitalizados o con reposo en el hogar. Agustín y su primer vínculo escolar Daniela Ruiz Díaz es docente de grado de la primaria Balbina Domíguez y aceptó el desafío de ser docente domiciliaria de Agustín, un chico de 13 años que vive a dos cuadras de la escuela y que sufre una malformación congénita que le va atrofiando los músculos. No puede ir a clase por sus problemas de movilidad y de respiración que tornan delicada su salud. “Al principio fue difícil vincularme con él, pero poco a poco fuimos generando un muy buen vínculo y se abrió hacia mí. Trabajamos mucho con la computadora, es un adolescente ingenioso, con mucha chispa y hasta lo alenté a participar de un concurso de cuentos”, dijo Daniela, quien destacó que para ella fue una experiencia “totalmente distinta” dar clases a un chico que atraviesa una situación difícil. “Me preguntaba si iba a poder. Y sí pude, pensando simplemente que él es un alumno, un adolescente con necesidades e intereses como todos los demás”, destacó. Al evaluar los contenidos, Daniela vio que Agustín siempre había recibido clases en su domicilio o en el hospital. “No tenía relación con otros chicos de su edad así que pensamos en revincularlo con la escuela. Lo llevamos a un 6to grado y le presentamos a sus compañeros. Si bien él no va a clases, la idea es que sienta que tiene una escuela a la cual pertenece”, contó la docente que debió hacer varias copias de la foto de Agustín en el grado porque cada integrante de la familia quería una. Como el mago María Mercedes Gómez, por su parte, es maestra hospitalaria y da clases en el turno mañana del Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia, donde hay una sala preparada para el apoyo escolar. “El hecho de estar durante la mañana en el hospital ha logrado que haya un mayor reconocimiento de los médicos hacia nuestra actividad”, dijo Mercedes. Este año, la docente tuvo que atender casos de alumnos con enfermedades oncológicas. “Un niño que provenía del interior de la provincia con un cáncer muy avanzado fue el caso más difícil que tuve. Primero, yo iba a tratar de ligarlo con la vida a través de lo pedagógico y él estaba muy mal de salud, así que dábamos clases de 15 minutos. Fue muy complejo”, indicó. Contra todos los pronósticos médicos, el niño fue ganándole a la enfermedad y pasó a 4to grado gracias a la maestra hospitalaria. “Estuvo desde julio a octubre en el Alassia y ni bien mejoró su situación orgánica fue un muy buen alumno. Mi mayor logro es que haya vuelto a su localidad y a su escuela”, destacó Mercedes. Cuando la enfermedad es grave, las estrategias a usar por el docente hospitalario son fundamentales. “Muchas veces tenés que hacer como el mago: sacás algo de la galera y si no sirve, sacás otra cosa. Hay que dar clases a pesar de la quimioterapia, de la fiebre, del malestar físico; a veces nos llaman las enfermeras a la terapia intensiva porque los chicos nos piden que vayamos ahí”, contó.
El docente que atiende casos de enfermedades graves no debe perder de vista su función porque él no es médico ni psicólogo. Debe transmitir a ese niño enfermo el sentido de la vida con lo que sabe hacer: enseñar”. Ximena Artigues Coordinadora de Educación
María Mercedes Gómez, Ximena Artigues y Daniela Ruiz Díaz explicaron cómo funciona el servicio. Foto: Mauricio Garín
Enfermedades Los problemas de salud más comunes que causan que los niños tengan reposos prolongados en sus domicilios son: traumatológicos (37%), oncológicos (26%), neurológicos (13%), renales/cardíacos (12%), accidentes de tránsito, heridas de armas de fuego, quemaduras, odontológicos, embarazos de riesgo (entre 2 y 3% cada uno). En tanto, en la parte hospitalaria algunos de los motivos de internación más recurrentes son: cirugías de urgencia, problemas odontológicos, enfermedades oncológicas, respiratorias, celiaquía, diabetes, entre otras).
/// EL DATO