Luciano Andreychuk - >[email protected]
Raquel Chan y Hugo Aimar se acomodan en los mullidos sillones del despacho, muy a pesar de esa incomodidad confesa que les generan el grabador y los flashes fotográficos. Se ve sobre el escritorio el recorte de un diario nacional con sus nombres remarcados con fibrón fucsia: es la noticia de los Premios Konex 2013, y ahí están ellos mencionados. Un cuadro vidriado del Conicet los custodia solemne a sus espaldas.
“Dio un poco de vértigo este premio. Estar en la nómina junto a científicos de todo el país a muchos de los cuales hemos admirado siempre...”, se sinceran. “El premio recayó sobre nuestros nombres. Pero en realidad, para nosotros es un premio colectivo, un reconocimiento a tantos investigadores que trabajan todos los días para producir ciencia. Los que se forman aquí en el Conicet local y se van a hacer su camino, y los que llegan luego”, coinciden en diálogo con El Litoral.
La Dra. Raquel Chan y el Dr. Hugo Aimar recibieron días atrás el prestigioso premio de la Fundación Konex a la trayectoria científica. La primera, en Biotecnología, y el segundo, en Matemática, fueron elegidos y distinguidos por el Gran Jurado de los Konex 2013 entre las 100 personalidades más destacadas de la última década de la ciencia y tecnología argentinas. Nada menos.
Chan es directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL, UNL/Conicet), y del Centro Científico Tecnológico (CCT) Conicet Santa Fe. Además, se desempeña como investigadora principal de ese centro de investigación, y es profesora titular en la Cátedra de Biología Celular y Molecular de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL.<BF> <XB>Como se recordará, Chan dirigió el desarrollo genético que logró darle a las semillas de soja, maíz y trigo la propiedad de ser resistentes a la sequía.
Por su parte, Aimar es director del Instituto de Matemática Aplicada del Litoral (Imal, Conicet/UNL) y vicedirector del CCT Conicet Santa Fe. Es investigador principal de ese centro científico y profesor titular de la UNL. De su fructífera actividad se destaca la publicación de numerosos trabajos de investigación en revistas del más alto prestigio internacional, con un amplio espectro de temas que van desde la matemática aplicable a la abstracta.
Premio “colectivo”
“Trato de poner el premio en su debido enfoque. Miro a mi alrededor, a la gente que está trabajando todos los días, a los investigadores jóvenes. Ahí empiezo a verlo desde una perspectiva más ajena a pensar de que ‘el premio es mío’. Lo pienso como un reconocimiento al grupo de trabajo, que involucra gente que formamos durante estos últimos 30 años. Es meritorio por ellos también: es un premio colectivo. Me gusta pensarlo así y me dejará más tranquilo al momento de recibirlo”, dijo Aimar.
“Fue una maravilla ver quiénes estaban en la lista definitiva (de Premiados), a muchos de los cuales conozco y puedo decir que son científicos a los que les tengo un respeto enorme.
Colegas que son súper meritorios, de mi disciplina y de otras relacionadas. Estar al lado de esos grandes es muy fuerte, y hay que responder por eso. Es un premio a la trayectoria, pero también es un compromiso a futuro. Me siento muy honrada”, resaltó Raquel Chan.
La ciencia local, hoy
—<BF>¿Cómo está posicionada hoy la ciudad de Santa Fe hoy a nivel de producción científica en el orden nacional?<XB>
Chan: —Estamos haciendo una autoevaluación. Ahí saldrán nuestras debilidades y fortalezas. Santa Fe tiene una historia muy rica en ciencias duras (como las ingenierías), y allí hay puntos fuertes. Pero hay carencias que aparecen en las ciencias sociales. En esta área, hay muy buen material humano, pero falta masa crítica.
De los 10 institutos de doble dependencia que existen (entre la UNL y el Conicet), no hay ninguno de ciencias sociales o humanísticas. Ésta es una debilidad para la ciencia santafesina. Más allá de eso, la ciudad se destaca a nivel nacional en producción científica.