Por Luis Rodrigo
[email protected]
Hermes Binner mejoró ayer sus guarismos en la provincia de Santa Fe respecto de las elecciones primarias del 14 de agosto. Pero creció menos en su territorio que en el país. Por eso le ganó Cristina, también en la provincia de Santa Fe.
El candidato socialista a presidente sumó entre los votantes santafesinos entre una elección y otra. Pasó de 585.682 votos a 697.855. Sin embargo, ese repunte no le alcanzó para ganar la provincia que gobierna, que -como casi todas- quedó pintada en el mapa político nacional del color del oficialismo nacional: el PJ ahora indiscutiblemente hegemonizado por el kirchnerismo. (Todo indica que después de ayer, en el peronismo no queda mucho fuera de la letra K).
Cristina Kirchner, en cambio, subió de los 676.082 sufragios de agosto a los 748.999 de ayer. En otras palabras, puede decirse que el Frente Amplio Progresista creció más fuera que dentro de Santa Fe desde las internas abiertas pasadas.
De todas formas, en el casi monocromático mapa político nacional (la excepción es San Luis, que según los Rodríguez Saá es “otro país”), tiene algunas pequeñas manchas que se destacan en un mar de color K: son los departamentos de la provincia donde no ganó Cristina Kirchner. Y dentro de una de esas 5 máculas en la bota santafesina, aunque no ocupe una superficie importante, se cuenta Rosario.
La presidenta logró su reelección también en la mayoría de los votantes santafesinos y aventajó por 51,144 boletas al gobernador. Acaso porque son las excepciones, merecen una mención especial Rosario, donde Binner (294.413; 42,70%) le gana a Cristina (287.563; 41,71%); San Martín (39% a 37%); Las Colonias (46,% a 31,%); Castellanos (41% a 38) y Caseros (38% a 32%).
Dos escenarios
El resultado electoral de ayer a nivel nacional fortalece al socialismo en su puja interna con el radicalismo, de cara al nuevo gobierno de Antonio Bonfatti. Pero no lo ocurrido en la provincia, con el triunfo K.
Radicales y socialistas acordaron antes de las elecciones, en un asado por la convivencia, volver a reunirse para hablar de cómo seguir con el Frente Progresista mientras se enfrentaban en el escenario nacional.
Para algunos dirigentes de la UCR fue casi una buena noticia el triunfo (módico) de Cristina sobre Binner. Sabían que no sería igual enfrentar una negociación con Bonfatti por el próximo gabinete con un triunfo, en la provincia de Santa Fe, del Frente Amplio Progresista sobre el Frente para la Victoria.
Es más, a la hora de los análisis sobre los guarismos nacionales, no pocos -dentro y fuera del radicalismo- ya le reprochan a la conducción de la UCR la decisión de no ser más permeables a las aspiraciones presidenciales del gobernador santafesino, que los popes radicales nacionales querían como simple compañero de fórmula de Ricardo Alfonsín.
Entre los radicales, no deja de observarse el desempeño de la elección que logró Mario Barletta en las primarias abiertas provinciales, cuando alcanzó los 200 mil votos; ayer, Federico Pezz, primer candidato a diputado nacional radical logró apenas un poquito más de la mitad.
Lo que ocurra con el radicalismo en la administración de la capital provincial -que necesitará de la gestión provincial- marcará las chances futuras del partido de Alem en Santa Fe.




