Euforia. Fue lo que se vivió anoche en el búnker del oficialismo. En la foto, los candidatos electos juntos al intendente Corral celebran la victoria en las urnas. Foto: Mauricio Garín

Fue la candidata más votada, con el 33,52 % de los votos: casi 70 mil a su favor. Le sacó 12.500 sufragios de ventaja a Sebastián Pignata.

Euforia. Fue lo que se vivió anoche en el búnker del oficialismo. En la foto, los candidatos electos juntos al intendente Corral celebran la victoria en las urnas. Foto: Mauricio Garín
Luciano Andreychuk
Como la Cenicienta, José Manuel Corral esperaba que su enorme y ciertamente ostentoso reloj de muñeca dé las 12. Porque después de la medianoche, cumplía 45 años. Pero el regalo —“el mejor regalo que podía recibir”, según él mismo le dijo a El Litoral— ya lo había obtenido un rato antes. Es que su carta ganadora, Adriana Molina, se había alzado con las elecciones para el Concejo. Su lista fue la más votada, con el 33,52 % de los votos y casi 70 mil marcas a su favor en las boletas únicas. Aseguró cuatro concejales —retuvo las bancas que ponía en juego—. Sí, era el mejor regalo que un político de raza podía esperar.
Corral era una sola mancha húmeda de transpiración. Aureolas en las axilas y espalda. Agua corporal en la frente, los párpados, el cuello. Exhausto pero feliz, decía, como justificando su estado desalineado. En el fragor desbordado del triunfo las formas quedan en un segundo plano.
En el coqueto hotel Riogrande (La Rioja y San Jerónimo), donde se armó el búnker del partido oficialista, había un delicado buffet con café y bocadillos dulces. Había buen sonido y refrigeración. Pero no había Wi-Fi. O había, pero no funcionaba. Varios periodistas, para quienes la red inalámbrica de Internet es la razón de su trabajo, casi revientan en brotes de nervios. O en ataques de pánico. No había forma de seguir los comicios, más que por celulares y comentarios externos.
Molina estaba en estado de excitación. “Somos la opción para 2015”, se envalentonaba, a caballo de la muy buena elección del FPCyS a nivel nacional, para diputados nacionales. A los gritos agradecía a los vecinos de la ciudad. “Ésta ha sido una campaña muy difícil, hubo hechos muy violentos contra nuestro intendente, y contra el gobernador (Antonio Bonfatti). Pese a todo no dimos ni un paso atrás, y por eso la gente nos acompañó”, expresó, más envalentonada aún.
Pero el contexto es importante. En el escenario -y al lado de Corral y de Molina-, estaban la socialista Vanesa Oddi (quien retuvo su banca), y los ediles electos Leandro González -del riñón del radical Leonardo Simoniello- y Mariano Cejas, actual subsecretario de Desarrollo Social de la Municipalidad. Saltaban y bailaban como niños. Abajo, militantes de Franja Morada (FM) y la Juventud Radical -también del MNR, la militancia socialista- blandían sus “trapos”, sus consignas partidarias, sus bombas de papel.
Y sus cánticos: “Volveremo’ volveremo’ / Volveremo’ otra vez / Volveremo’ a ser gobierno / Como en el ‘83”, cantaban los pibes de Franja. “No vuelven más / no vuelven más / los peronistas que inundaron la ciudad”, chicaneaban. Era parte del folcklore político universitario. Porque Franja es bastión en la UNL. De hecho, llegó el rector de esa casa de estudios a saludar. “¡Niky! (apodo de Albor Cantard). ¡Gracias por venir!”, le agradeció Corral. La “familia” que dirige los destinos de esta ciudad estaba así completa.
Gestión plebiscitada
“Nunca dudamos de que íbamos a ganar. Pero nos sorprendió gratamente que el resultado fuera tan contundente. Esto nos obliga a trabajar más fuerte por lo que nos votaron: más presencia en los barrios, jardines municipales, las obras. Y más aún, por lo que falta. Creo que se refrendó, se plebiscitó la actual gestión”, dijo Corral a El Litoral.
La algarabía siguió pasada la medianoche. Adentro, los ganadores seguían de festejo. Afuera, un grupo de jóvenes militantes cortó la esquina de La Rioja y San Jerónimo. Cruzaron una camioneta y listo, mandaron al tránsito a desviar. Son los desbordes del poder y de la juventud.
Análisis Estrategia exitosa L.A. Molina era una cara desconocida previo a las primarias. Ella misma lo admitió. La estrategia fue posicionar su imagen “pegándola” en cada acto, en cada foto, al intendente Corral. Y mostrar las obras de la actual gestión. La estrategia salió bien. Inclinó la balanza a favor del oficialismo. Ahora los números de la bancas quedan en paridad. De los 14 concejales, habrá 7 oficialistas y 7 opositores de tres partidos distintos. El desafío será para ambos sectores. Para los primeros, saber “negociar” consensos. Para los segundos, unificar posiciones desde la coherencia legislativa.