En el año 1992 Alejandro Lerner y un amigo de la infancia crearon El Pie Recording Studios, una impactante sala de grabación montada sobre una antigua fábrica de zapatos. Allí, aprovecharon los más de mil metros cuadrados de superficie para asemejarla a las que el músico había conocido en Estados Unidos.
“Después de haber grabado en los mejores estudios de Los Ángeles y Nueva York, mi ilusión era que mi país tuviera un estudio con una sala grande, un lugar para tomar café, con mesa de ping pong, metegol, un control grande y tecnología combinada entre lo análogo y digital, con todos mis teclados a disposición”, contó Lerner que luego de que su socio entrara en quiebra debió hacerse cargo solo del proyecto.
Sin embargo, debido la crisis económica que arrastró los últimos años, Alejandro Lerner debió cerrar las puertas del mítico El Pie Recording Studios: “Nunca fue pensado como un negocio, era una inversión cultural. Más de la mitad de su vida útil lo tuve que financiar y administrar solo, con un equipo de gente”, explicó.
Por aquella sala de grabación pasaron grandes artistas y bandas como Charly García, Gustavo Cerati, Fito Páez, León Gieco, Diego Torres, La Renga, Los Caballeros de la Quema, Catupecu Machu, Rata Blanca, Jaime Ross, Joaquín Sabina, Man Ray, Vox Dei, Richard Coleman, Tarja Turunen, entre muchos otros.
Además, Alan Parsons, Humberto Gatica, Mick Guzauski, quien fuera ingeniero de sonido que grabó con Jamiroquai, Prince, Michael Jackson; y Geoff Emerick, quien se desempeñó como ingeniero de grabación de The Beatles, Elvis Costello, Paul McCartney y Jeff Beck.
Los dos años de la pandemia del coronavirus se sumaron a la crisis económica que transitó Alejandro Lerner para el mantenimiento de su estudio, pese a que en reiteradas ocasiones aclaró que él nunca buscó hacer un negocio con él. Y después de 30 años, debió cerrar las puertas del estudio.
“Nunca se pudo recuperar nada de lo que se había invertido. Después de los dos años de pandemia, en los que no hice giras, yo tuve que seguir financiándolo y tomé la decisión de cerrarlo. Tengo familia e hijos y tengo que pensar en ellos”, aseguró.
“No tengo empleados, tuve que ir achicando todo en 2021, con todo cerrado había que bancar desde la luz hasta los sueldos y las cargas sociales. Llegué a un acuerdo para no tener que despedir. Lo vendí y seguramente ya inventaré alguna aventura para poder hacerlo en otro lado”, agregó Lerner esperanzado.