El museo Rosa Galisteo: un bastión
centenario y santafesino para el arte
Fue inaugurado en mayo de 1922 en un edificio que donó Martín Rodríguez Galisteo. Posee un patrimonio de más 2700 obras, entre ellas algunas creadas por Antonio Berni, Benito Quinquela Martín y Lino Enea Spilimbergo. La Fundación Konex le otorgará un diploma en septiembre.
A pocos metros de la Legislatura, el Rosa Galisteo se erige como uno de los ámbitos consagrados al arte más significativos de la ciudad. Que hoy tiene el desafío de recobrar el brillo de antaño. Archivo El Litoral / Mauricio Garín
Cualquier vecino de la ciudad de Santa Fe que camine por la calle 4 de Enero, a la altura del 1500 sabe, o al menos intuye, que está frente a las puertas de un museo. Es probable que conozca que se trata de una institución que lleva el nombre de “Rosa Galisteo de Rodríguez”. Pero son muchas menos las chances de que ese hipotético caminante tenga claro que, en el interior de ese imponente edificio que se construyó a principios de la década de 1920 y que se inauguró hace cien años, en mayo de 1922, se conservan colecciones de un valor patrimonial incalculable. Creadas por artistas de la talla de Benito Quinquela Martín, Antonio Berni, Raúl Soldi, Lino Enea Spilimbergo, Emilio Petorutti y hasta un bronce del destacado escultor francés Auguste Rodin y que hacen posible que el espacio que las conserva sea uno de los museos más importantes de la Argentina.
Diario Santa Fe registra la inauguración del Museo. Archivo / Hemeroteca Digital Castañeda
La historia del museo comenzó a tejerse antes de que finalice la década de 1910, época de cambios profundos en el país en general y en Santa Fe en particular. El abogado y político Martín Rodríguez Galisteo había viajado por Europa y se trajo consigo una inquietud: ¿Por qué todas las ciudades que visitaba, por pequeñas que fueran, tenían espacios dedicados a dar refugio al arte y no así Santa Fe? De modo que decidió mandar a construir un edificio en un terreno de su propiedad y en 1921 lo donó a la provincia con la condición de que se construya allí un espacio para resguardar el arte argentino. Que, además, debía llevar el nombre de su madre Rosa Galisteo de Rodríguez. Donó, además, varias obras.
Actividades por los 25 años del museo. Archivo / Hemeroteca Digital Castañeda
El Museo Rosa Galisteo de Rodríguez que se inauguró en mayo de 1922, se transformó con los años en un ámbito clave para el quehacer cultural de la provincia de Santa Fe y de la Argentina. Hasta convertirse en una referencia para curadores e investigadores del país y del mundo, que valoran su acervo único. De hecho, el Salón Anual Nacional, que se realiza desde los años 20 del siglo pasado, llegó a premiar a grandes autores que estuvieron presentes en la ciudad
Publicación por los 50 años del Museo. Archivo / Hemeroteca Digital Castañeda
Patrimonio único
El patrimonio que posee el Rosa Galisteo supera las 2700 obras, entre pinturas, dibujos, grabados y esculturas. Si bien abarca a los artistas más emblemáticos del litoral, como Ricardo Supisiche, trasciende por mucho la geografía argentina, llegando a abarcar América y Europa. A lo que se adiciona la conservación de una significativa bibliografía sobre arte y arquitectura.
Los principales conjuntos de obras son las colecciones Martín Rodríguez Galisteo, compuesta por obras de artistas europeos de formación tradicional como Burnand y Cano y de autores argentinos como la santafesina Sor Josefa Díaz y Clucellas. La colección Luis León de los Santos, conformada por 360 obras de artistas argentinos como Quinquela Martín, Victorica, Daneri, Petorutti, Tiglio, Lacámera, Battle Planas, Spilimbergo, Soldi, Badi, Casals, De la Cárcova, Horacio Butler, Fray Guillermo Butler, Bigatti, Del Prete, Forner, Gowland Moreno y Guttero, entre otros.
Obra de Fortunato Lacámera. Gentileza Museo Rosa Galisteo
También figuran la colección Matilde Díaz Vélez con obras de destacados autores europeos, como Delacroix y Rodin y de autores argentinos como Emilio Petorutti. La colección Alice, que incluye los dibujos, óleos y documentos que corresponden a los bocetos, retratos, estudios fragmentarios, enfoques individuales y de conjunto y apuntes realizados por Antonio Alice para su cuadro “Los constituyentes del 53”. La colección Premios del Salón Nacional, compuesta por todos los primeros premios otorgados en las distintas secciones desde el año 1923, abarca a artistas como Riganelli, Audivert, Fader, Spilimbergo, Centurión, Fontana y muchos más.
Obra de Ricardo Supisiche. Archivo El Litoral / Museo Rosa Galisteo
El panorama se completa con la colección de Retratos de Manuel Mujica Lainez, que consta de once pinturas, de las cuales diez son retratos del escritor, y la colección Fotográfica “Pedro Tappa”, integrada por fotografías o archivos digitales donados por sus autores y por trabajos premiados en el Salón Anual Nacional del 25 de Mayo, en forma de homenaje a Tappa, precursor de la fotografía en la capital provincial.
Directores, polémicas y desafíos
En 1922 asumió como director Horacio Caillet-Bois. Lo sucedieron Jorge Vila Ortiz, Miroslav Bardonek, César López Claro, Enrique Estrada Bello, Nydia Pereyra Salva de Impini, Jorge Mollerach, Marcelos Olmos y Analía Solomonoff, quien tiene a su cargo la conducción del museo en la actualidad, desde el año 2016.
Obra de Antonio Berni que forma parte del patrimonio. Gentileza Museo Rosa Galisteo
En los últimos años el Museo apostó a una renovación en los paradigmas para pensar un espacio de estas características. Lo cual derivó en nuevos criterios expositivos que generaron críticas y alabanzas y un interesante debate de fondo. Por ejemplo, cuando se inauguró, en 2018, la muestra “Museo Tomado”, el crítico Domingo Sahda escribió en El Litoral: “La Sala Mayor Gral. San Martín y algunas adyacentes lateralmente a ella están, literalmente, tapizadas por pinturas, sin espacios de descanso visual ni referencia pertinente e identificatoria de autor, proceso y época. Lo que se observa son indiscriminadas paredes literalmente “tapizadas” o “empapeladas” -valga la referencia- por pinturas originales cuasi superpuestas limitando o mejor dicho anulando un real y profundo contacto cognitivo-perceptual con cada obra a la vista. Una supuestamente “novedosa” manera de devaluación del conocimiento sensible atesorado en tales ámbitos”.
Obra de Delacroix. Archivo El Litoral / Museo Rosa Galisteo
A su vez, el museo se vio envuelto en una polémica ese mismo año cuando se realizó la premiación correspondiente al 95º Salón Anual de Santa Fe o Salón de Mayo. El galardón principal fue para la obra “Recordar, Textil, Letras de crochet sobre seda lavada y sobre batista”, de María Soledad Sánchez Goldar, conformada por dos piezas textiles monocromas que proponían al espectador un acercamiento físico necesario para poder leer el texto escrito en ellas. Este reconocimiento generó discusión y opiniones cruzadas respecto al carácter de “pieza de arte” de la obra seleccionada. Un debate riquísimo, que se puede hacer extensivo a las nuevas formas de concebir a los espacios museísticos, en relación a lo que ocurría en otros tiempos.
Imagen del momento de la inauguración del museo. Gentileza Banco de Imágenes Florian Paucke
Hacia el futuro
¿Qué desafío le cabe transitar, entonces, a un ámbito con tal acervo como el Museo de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez? En cierto modo, el de recobrar el brillo que tuvo antaño, tal como lo muestran los archivos de los diarios locales, en cuyas páginas hoy amarillentas cuentan como artistas de la jerarquía de Berni y Quinquela Martín alguna vez caminaron por sus salas.