"Ay de mí": una fusión entre lo académico y lo folklórico
Con una amplia formación en música académica y una incursión en la música popular, la cantante e intérprete lanza su disco. En el mismo, aborda la música folklórica argentina y latinoamericana, interpretando canciones de compositoras comprometidas con la labor política y social de la música.
“En mi caso, elijo la música como mi bandera y medio de lucha”, sostiene Luz. Foto: Gentileza producción
Luz Matas acredita un extenso recorrido dentro de la música académica y ya hace varios años incursiona en su variante popular. Su primer material solista es de 2019, un homenaje a Violeta Parra en formato EP. Ahora, terminó su primero disco LP que se titula “Ay de mí”. Allí, Matas aborda y difunde la música folklórica argentina y latinoamericana, en letras y músicas de compositoras mujeres comprometidas con la labor política y social de la música, como Violeta Parra, Chabuca Granda, Lhasa de Sela, María Elena Walsh, Leda Valladares, Hilda Herrera, Eladia Blázquez y composiciones propias.
Luz Matas posee una formación heterogénea: es cantante e intérprete formada en música académica en la Universidad Nacional de las Artes y el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Pero, en paralelo, se adentró en la música popular latinoamericana en la Universidad Nacional de San Martín. Es Licenciada en Artes Musicales con especialización en Canto de la Universidad Nacional de Arte y desde 2015 es parte del “Estudio Coral de Buenos Aires”, bajo la dirección de Carlos López Puccio. Actualmente integra el Coro Polifónico Nacional.
-¿Qué te inspiró para crear este álbum "Ay de mí" y por qué decidiste abordar y difundir la música folklórica y de Latinoamérica?
-En 2019 saqué mi primer material: mi primer EP en homenaje a Violeta Parra. En un comienzo la idea era completar este homenaje y sumar mayor repertorio de dicha compositora. Pero terminó derivando en otras músicas que me fueron llegando. Ya sea por mi entorno, por mi quehacer, por empezar a estar más en contacto y hacer música con más compañeras músicas.
Foto: Gentileza producción
Me parece esencial retomar parte de nuestra música argentina y latinoamericana. Es necesario como pueblo y como identidad seguir cantándonos, nombrándonos y difundiendo nuestra música que es tan compleja, tan maravillosa y con tanta historia.
Nuestra música, ya sea de Argentina o de Latinoamérica, también nos cuenta una historia. Nuestra historia como pueblo histórico de luchas, de mucho sufrimiento y de muchas batallas ganadas. A partir de eso, del compartir con otras compañeras, me fueron llegando también otras compositoras que se encuentran en el disco: como Chabuca Granda, Chavela Vargas, Leda Valladares. Y claro, también, venía teniendo muchas ganas de sacar un disco completo.
Compromiso con el decir
-En el álbum, interpretás canciones de compositoras comprometidas con la labor política y social de la música. ¿Qué te llevó a seleccionar estas obras y por qué considerás referentes a las mujeres seleccionadas?
-En realidad, la selección de obras de este disco no fue, al menos no en su totalidad, una selección espontánea, sino que hubo un trabajo arduo de búsqueda de obras, más allá de que allí se pueden encontrar algunas que dentro del género folklórico latinoamericano pueden ser más conocidas, como “El surco” de Chabuca Granda o “Pobre mi negra” de Leda Valladares.
Foto: Gentileza producción
La búsqueda tiene que ver con poner la atención y poner foco en compositoras mujeres latinoamericanas. Fue una búsqueda intencional con un buen tiempo de escucha de la obra casi completa de estas compositoras. Y por supuesto que las considero referentes por lo que significaron en nuestra historia como Nación y también de Latinoamérica. Son mis referentes como aquellas feminidades que se destacaron en la música, en un momento histórico donde no era tan común, donde se podría considerar excepciones dentro de nuestro repertorio. Creo que ahí hay un compromiso con la música desde lo político: desde alzar la voz, desde hacer un trabajo arduo de muchos años para poder destacarse. En muchos casos, como Leda Valladares, creo que hay una intención política y social en dedicar su vida a la recopilación de una música que tanto tiene que ver con nuestras raíces, muchas veces olvidada.
Desde el momento en el cual empiezo a mirar el mundo con los anteojos del feminismo y empiezo a concientizar la falta de representaciones, la desigualdad en materia de derechos, creo que esto se hace también inminente en mi manera de vincularme, ya sea con mis amistades, con mi familia y mi historia familiar, con mis vínculos en general. También eso se traduce directamente a la música: a empezar a sentir en mí y en mi quehacer musical un compromiso con el decir. Una necesidad de poner un granito de arena en cambiar algo, originar una emoción que nos despierte, una lectura, una letra, un compromiso social y político como artista. En definitiva es lo que ya hace años me viene dando sentido en este plano existencial, como profesional y como artista.
Tengo una necesidad de visibilizar, feminidades y disidencias en música, en letras. Cantarnos. No dar nada por hecho. También es el mensaje del arte de tapa: esa flor violeta abrazando ese puño apretado, fuerte, en alto y con ese pañuelo verde, que claramente representa un derecho y una lucha ganada como lo es La Ley de Aborto Legal y gratuito. Se podría pensar que es una imagen vintage, al igual que los derechos de igualdad e identidad de género, pero no creo que sean derechos que están garantizados para siempre y debemos estar ahí atentas y atentos a seguir gritando si es necesario. En mi caso, elijo la música como mi bandera y medio de lucha.
Folklore de cámara
-¿Cómo describirías el estilo musical que prevalece en "Ay de mí"? ¿Hay alguna influencia o género específico que destaque en el álbum?
-Esta pregunta me parece muy interesante, ya que tengo una gran influencia clásica. Desde chica entré al conservatorio de Morón, y luego me terminé recibiendo en la Universidad Nacional de las Artes. Toda mi formación está relacionada con lo académico e incluso también pasé por el instituto superior de arte del teatro Colón. Entonces hay una gran influencia desde lo académico, desde la ópera, desde lo actoral. De hecho, las personas que pueden escuchar el disco se pueden dar cuenta de que no es una sonoridad exclusivamente tradicional, con ciertas características tradicionales de la música folklórica Argentina, sino que hay como una gran influencia de la óptica académica.
Foto: Gentileza producción
Uno de los grandes motivos por los cuales me interesaba trabajar con Santi (Torricelli), es porque él viene del mismo palo que yo. Es docente del conservatorio Manuel de Falla, y es docente en la Universidad Nacional de las Artes, de donde me he recibido y donde lo he conocido. Entonces, creo que más allá de que hay una búsqueda, por supuesto, de estar en contacto con el folklore, también hay una clara referencia de la música de cámara. Hay una intención buscada de que tenga ese color, haciéndome cargo de esa búsqueda y que sea algo que esté a la vista, al escuchar el disco. También por la formación. Es una formación que tiene piano, contrabajo, cello y también los arreglos están encarados hacia un folklore de cámara, digamos.
De Mercedes Sosa a Mozart
-Como cantante e intérprete, tuviste una formación en música académica y popular latinoamericana. ¿Cómo lograste combinar estas dos influencias en tu trabajo y cómo se reflejan en el álbum?
-Por mucho tiempo tuve esta especie de doble vida con la música académica y la música popular. Y mucho tiempo desde la academia me han dicho que no era posible hacer las dos cosas. Por eso siento que tardé unos años en sacar mi primer disco, y dedicarme cien por ciento a esta música y jugármela. Porque era algo que hacía cada vez que podía, cada vez que tenía tiempo y no estaba cantando ópera; aprovechaba y hacía música popular. Era salir del Colón directo a una peña sin escalas. Siempre fue como un lugar de escape, pero que, en definitiva, significó un lugar de encuentro para mí. Es un sentimiento que iba creciendo cada vez más .
A veces siento que en mi experiencia prevaleció mucho el pertenecer a ciertas instituciones, y me dejé llevar por opiniones de maestros o maestras que me decían que esto no era posible. Renegué mucho tiempo de eso, hasta que finalmente, creo que ya grabar mi primer EP y al ver también la reacción de mi entorno, y de la llegada que tuvo la grabación me di cuenta que el camino era por ahí; por ahí era la búsqueda.
Terminé dándome cuenta de que, sin duda, toda mi información académica me permite tener mayor conocimiento y mayor libertad. Hoy agradezco todo ese bagaje, porque me ha dado un gran conocimiento.
Hablando específicamente de la voz, si hay algo que tiene el canto lírico, es mucha exigencia sobre el instrumento. Te lleva a lugares que quizás una creía que no eran posibles por la dificultad técnica que eso conlleva. Me ha dado y me sigue dando un autoconocimiento de mi voz que lo agradezco.
Hoy en día sigo vinculada con mucha gratitud a la música académica ya que trabajo en el Coro Polifónico Nacional. No es que soy una cosa o la otra, entiendo que soy un todo, de todo ese recorrido que fui haciendo y todas mis influencias.
Estoy tan influenciada tanto por Mercedes Sosa como de Mozart, de Liliana Herrero como de Puccini. Toda esas influencias están en mi canto, están en mi manera de decir, en mi teatralidad, en mi fraseo, Y después de todo, creo que nos seguimos reinventando y recreando todos los días y entendemos finalmente qué queremos decir también con la música.
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