“Rojo profundo”: un clásico del
terror que regresa a las salas
La película de Darío Argento, icónica en el género conocido como giallo, se podrá ver en pantalla grande desde el 2 de febrero. Es la obra cumbre de un director que introdujo una estética particular a sus films, influenciada por la arquitectura, por Alfred Hitchcock y por la semejanza del crimen con el arte.
Guionista de renombre, Argento inició su carrera como director en 1970 con “El pájaro de las plumas de cristal”. Pero alcanzó su mejor trabajo al promediar esa década, a través de “Rojo profundo”, que ahora vuelve a los cines. Foto: Rizzoli Film
¿Cual puede ser la motivación para que un espectador de cine de principios de 2023 vea una película de terror italiana filmada hace casi medio siglo, que en la superficie parece haber envejecido, sobre todo si se consideran las variantes actuales del género y que forma parte de la filmografía de un director que sigue en actividad a sus 82 años, pero cuyas obras recientes palidecen notoriamente respecto a sus vigorosos inicios? Simplemente porque una amplia vertiente del terror cinematográfico es lo que es el día de hoy, con defectos y virtudes, debido a sus aportes.
“Rojo profundo” es la obra más emblemática de la filmografía de Darío Argento, el director italiano que no solo fue, junto a Mario Bava, una pieza clave para sentar las bases del giallo (género que contiene elementos de misterio o detectivescos y que incluye crímenes violentos), sino que también estuvo entre los precursores de la variante “slasher” (subgénero que deriva del inglés “slash”, o sea “cuchillada” y que suele incluir a un psicópata que asesina brutalmente a jóvenes). Este punto es clave: la obra de Argento resultó una fuente de inspiración para el cine de Clase B estadounidense de los ‘70. Hay puntos en común con John Carpenter, Wes Craven y hasta con el Brian De Palma de “Vestida para matar” y “Doble de cuerpo”.
El arte de matar
El argumento es simple. En el marco de una conferencia de parapsicología realizada en Roma, una médium percibe que hay alguien que está por cometer un crimen. Esa misma noche, un compositor inglés presenciará el brutal asesinato de la vidente y tratará de localizar al autor del sádico hecho. Están desplegados así, con naturalidad, los elementos principales que caracterizan buena parte de la filmografía de Argento, que junto al interés por la arquitectura, los ambientes cotidianos que progresivamente se tornan más extraños y el intento de encontrar la belleza en lo brutal, son marcas autorales.
Hay algunas particularidades que tienen que ver con los “héroes” de las películas de Argento. En primer lugar, suelen ser artistas dotados de una sensibilidad particular. De hecho, el protagonista de “Rojo profundo” es un músico dedicado a la composición. Esto, a priori, les permite establecer una conexión con el psicópata asesino que, como el John Doe que hizo Kevin Spacey en “Pecados capitales”, no mata por el mero hecho de matar sino que pretende que sus actos sean algo parecido a una obra de arte, si tal categoría cabe. En segundo lugar, suelen ser extranjeros en Italia. Y, por último, la motivación que los guía no es la nobleza, el dinero o la pasión amorosa. Sino, en general, el ánimo por la aventura. En cierto modo, es como si ponerse a investigar fuera una excusa para escapar del tedio de lo cotidiano, aunque esto implique poner en riesgo la propia vida.
Foto: Rizzoli Film
Imágenes potentes
Pero lo que hace de las películas de Argento (no todas en la misma medida, es justo decirlo) experiencias dignas de ver en pantalla grande, tiene que ver con la puntillosa puesta en escena, que a veces tiene tal potencia que deja a un lado la evolución de la trama. No solo tiene que ver esto con la detallista construcción de los planos, el uso de los colores con una fuerte carga simbólica y la recurrencia de elementos como la mano enguantada o el cuchillo que ingresa en campo en forma inesperada, sino también por los espacios físicos elegidos para el desarrollo de las distintas escenas. Argento tiene tal confianza en la potencia de la imagen, que no apura las escenas en que se van sucediendo los crímenes en serie.
Foto: Rizzoli Film
En un texto de Marcelo Alderete y Pablo Conde, se citan unas palabras del director Darío Argento respecto a las películas de género: “El terror es el futuro. No hay que tener miedo. Hay que llevar todo al límite absoluto. O bien, la vida será aburrida. La gente se va a aburrir. El terror es como una serpiente siempre mudando su piel, siempre cambiando. Y siempre va a volver. No se puede esconder, es como los secretos culpables que tratamos de mantener en nuestro inconsciente”. En efecto, si hay un mérito que le cabe a Darío Argento en general y a “Rojo profundo” en particular, es que nunca jamás aburren.