Roberto Maurer
Roberto Maurer
El género ya tiene un nombre y es “teledramaturgia bíblica brasileña”. Se trata de un modo de reconocer al nuevo formato que, independiente de otros semejantes, constituye un medio de difundir la fe cristiana con argumentos proporcionados por los textos sagrados a través de ficciones que no son incompatibles con los buenos negocios.
Telefe obtuvo resultados comerciales de excelencia y buena conciencia con “Moisés y los Diez Mandamientos”, que no se interrumpió ni un día con la llegada de “Josué y la Tierra Prometida” y un protagonista suficientemente aguerrido como para que Tinelli comience a sufrir cuando vuelva el 15 de mayo con su reestructurada versión del “Bailando”.
De Marley al Hijo de Dios
De la misma cantera, desplazando de la grilla a “La peluquería de don Mateo” y sin cambiar la tarifa de 22 mil pesos el segundo de tanda publicitaria, Telefe estrenó “Los milagros de Jesús”. De esta serie acaba de emitirse el último capítulo cuyo título “La Crucifixión” anticipó un desenlace trágico que no es desconocido por nadie.
Curiosamente, el rating de la serie fue magro a pesar de las diferencias de rango con Moisés y Josué, que en este caso superaron en audiencia a Jesús. El punto es interesante, en el sentido de los impulsos que determinan las elecciones del público. En la vida de Jesús no hay grandes batallas, salvo las espirituales, ni romanticismo telenovelesco o ideas hollywoodenses que requieran los grandiosos efectos especiales empleados para la apertura del Mar Rojo o del cine catástrofe para reflejar las plagas de Egipto: apenas modestos trucos para multiplicar panes, vino y peces, curar leprosos y alguna resurrección. Esa sencillez de catecismo habla bien de Jesús, y no de un público que parece haberse inclinado por el big show.
Un rating mezquino
Inspirados en Los Hechos de los Apóstoles del Nuevo Testamento, cada episodio costó 250 mil dólares y fueron 35 relatos unitarios con un grupo de personajes fijos.
La emisión semanal iniciada el 5 de agosto del año pasado en el horario prime time de los viernes con el episodio titulado “La pesca maravillosa”, se despidió con escasos ocho puntos reunidos por “La Crucifixión”, que Leandro “Chino” Leunis en su innecesaria presentación dijo que “no tiene mucho sentido que les adelante lo que va a pasar”.
Ciertamente, fue un registro respetuoso, austero y con espesor dramático de la Pasión, salvo algunos breves momentos bizarros como el ángel sin rostro envuelto en sábanas blancas igual al Fantasma Benito y una ascensión despidiéndose de los apóstoles donde Jesús sube como un barrilete. Pero la tele no lo convirtió en superhéroe ni dirigente tercermundista. Queda mucha Biblia todavía: tarde o temprano llegarán “Rey David” y “Sansón y Dalila”, que también fueron producidos por la Rede Record vinculada a la poderosa Iglesia Universal del Reino de Dios.