Mili López
La escritora nacida en Reconquista acaba de publicar el libro de cuentos “Esa humedad que brilla en su pestaña”, con la Editorial Palabrava de Santa Fe. En este espacio charló sobre el proceso de escritura, su experiencia desde el interior del país y la construcción de los personajes.
Mili López
La editorial independiente santafesina Palabrava ha lanzado una nueva colección que se llama “La punta del iceberg” donde la intención es impulsar a escritores emergentes. En esta oportunidad, la escritora reconquistense Laura Vizcay presenta su libro de cuentos “Esa humedad que brilla en su pestaña”.
En los cuentos de Vizcay, los lectores pueden encontrar historias muy diversas: sobre una niña bellísima que nació con un rabo, una madre que junto a sus hijos se dirige al encuentro de su verdad familiar, una asmática que espía por la ventana a la que fuera su amiga, un suicida y un canario.
En breves pinceladas la autora describe con habilidad y precisión la vida en pequeños mundos, y su mirada se detiene con singularidad ante lo imposible que, en su narrativa, siempre se vuelve verosímil.
En esta entrevista, Laura Vizcay nos introduce en su mundo creativo:
-¿En qué período de tiempo fueron escritos estos cuentos?
-No podría decir sobre un tiempo exacto, porque generalmente los textos se escriben bastante antes en la conciencia de uno y luego sí, en un tiempo determinado, se materializan en la letra que los contiene, la hoja que los soporta y entonces adquieren existencia plena. Y eso, claro, tiene su tiempo de trabajo. Este corpus de cuentos que publica Palabrava, llevó un tiempo material, más de un año, tal vez repartido, por un lado, en un trabajo de escritura, por otro, de recuperación de algunos textos inconclusos y luego los momentos de reescritura.
-¿Cuáles son tus fuentes de inspiración para las historias?
-Cómo se despierta la idea, cuándo nace la motivación es algo complejo, y para cualquier escritor, ese recorte de la realidad que nos sacude, nos provoca un antes y un después, puede ser una constante de inspiración. Generalmente, todo ocurre sin nada de especulación, al menos en mi caso. No hay cuestiones a priori. Sí, puedo decir que tuve una infancia enredada en mundos de adultos, adultos increíbles, singulares o demasiados comunes con su humanidad a cuesta. Creo que ellos son como mis fantasmas… esto no significa que mis escritos les hagan pleno honor. Pero son mi alimento y mi asombro permanente. Tal vez, escribir es como dar testimonio ¿no?
-Algunos de tus cuentos tienen una impronta fantástica y otros son más realistas, ¿en cuál te sentís más cómoda? ¿cuáles son las riquezas de cada una?
-Creo que la realidad es dual, tiene su lado fantástico y su cara más sensible, concreta, y que estos dos lados funcionan paralelamente. Somos un encuentro de dimensiones no conscientes a causa de la distracción que padece el ser humano. Creo que todo es posible y el juego entonces, a la hora de escribir, me atrae, a veces la cruenta realidad, esa que es imposible sostenerla físicamente como en el cuento “El pozo” o cuando nos hacemos cargo de los fantasmas que heredamos, con quienes convivimos y a veces soltamos o conservamos. Escribir en mi caso es como “a mi juego me llamaron” todo puede suceder, porque además, así, creo que es la vida. Ambas improntas expresan mi comprensión de los hechos, y se refleja en lo que escribo, casi sin proponérmelo.
-¿Qué opinión tenés al ser una escritora del interior del país?
-Se podría afirmar que Dios vive en Buenos Aires, ¿no? Sí, hay una realidad que no se puede negar y tiene que ver con la oportunidad, la información, las relaciones en ámbitos apropiados donde circulan los bienes culturales, donde la sinergia provoca resultados y muchos otros análisis. Yo siento que soy escritora y punto. Nunca pienso que escribo desde los márgenes…yo escribo, luego viene ese otro análisis de profesionalizar tu trabajo, que se incorpore a un circuito de circulación y que es el mismo anhelo que tiene cualquier artista. También es cierto que el mundo ha cambiado y hoy a través de la tecnología, si nos organizamos, encontramos caminos para que nuestro trabajo se conozca.
-¿Qué significa la publicación de este libro?
-En lo personal significó un acontecimiento inesperado, un golpe de suerte. Una ventana. Pero también, la publicación de este libro significa la existencia de editoriales como Palabrava, interesadas en hacer visible lo invisible, en apropiarse de ese sentido del editor que camina el territorio en busca de un autor, que construye una idea publicable, que pone foco donde seguramente otros no lo pondrán. Me siento muy agradecida a Palabrava, una editorial capaz de apostar en tiempos difíciles y de ponerle palabras y empeño al futuro.