Intrigas literarias que son sustancia para el cine
El 15 de junio se estrena en Netflix “La ira de Dios”, de Sebastián Schindel, una adaptación de la novela “La muerte lenta de Luciana B”, de Guillermo Martínez. Es la tercera vez que una obra del escritor es llevada a la pantalla. Un repaso por la derivación cinematográfica de las creaciones de un autor con aristas que lo hacen único en la literatura argentina.
Joaquín Furriel en un fotograma de “El hijo”, película de 2019 inspirada en la novela “Una madre protectora”. Gentileza Buffalo Films
Dos cosas sobresalen de la lectura de las novelas de Guillermo Martínez. Una es el funcionamiento de las tramas, sostenidas muchas veces en una intriga, como mecanismos de relojería. La otra, la presencia de personajes que, independientemente de su gravitación para el desarrollo de la historia, tienen la complejidad de un poliedro. Múltiples caras que revelan facetas distintas. Tal vez su formación científica (es doctor en Matemáticas) explique la precisión de sus intrigas literarias. Y pueda ser un argumento para explicar el hecho de que sus obras fueron utilizadas desde otra disciplina como el cine, por directores bien disímiles.
En efecto, el próximo 15 de junio la plataforma Netflix sumará a su catálogo “La ira de Dios”, un film argentino dirigido por Sebastián Schindel, que utiliza como materia prima una de las novelas más conocidas de Martínez, “La muerte lenta de Luciana B”. Juan Minujín, Macarena Achaga y Diego Peretti interpretan los roles principales en un thriller donde la protagonista se encuentra envuelta en un círculo de misteriosas muertes que involucran a sus seres queridos. En esta especie de “encrucijada entre la razón y la muerte”, el autor analiza las maneras diferentes en que se puede interpretar una serie de muertes a lo largo del tiempo.
"La ira de Dios". Gentileza Netflix
Martínez según Alex de la Iglesia
No es la primera vez que la obra de Martínez sirve como base o punto de partida para la elaboración de una película. En 2008, el director español Alex de la Iglesia utilizó “Crímenes imperceptibles” para filmar “Los crímenes de Oxford”, con un reparto internacional conformado por Elijah Wood, John Hurt, Leonor Watling y Julie Cox. Aunque modifica algunos ejes (el protagonista es argentino en la novela, norteamericano en el film) la intriga funciona bien en la pantalla. Y las reflexiones que Martínez desarrolla en la novela se replican en la pantalla, porque el director logra trasladarlas al terreno del cine.
Tanto en la novela “Crímenes imperceptibles” como en su adaptación cinematográfica, los aspectos más interesantes se ponen en juego en los momentos en que el estudiante (Wood en el film) y el profesor (interpretado en la pantalla grande por el actor Hurt) empiezan a investigar una serie de asesinatos y para eso traen a colación sus conocimientos matemáticos, para poder encontrar el patrón que sigue el criminal. Finalmente, lo que expresa la novela y la película, en tanto captura su esencia, es la paradoja de las reglas finitas de Wittgenstein, que señala que “una regla no puede determinar ningún curso de acción porque todo curso de acción puede hacerse concordar con la regla”.
"Los crímenes de Oxford". Gentileza Tornasol Films
Cruce de disciplinas
Sebastián Schindel, que ahora dirige “La ira de Dios” ya había puesto la mirada sobre la obra de Martínez hace tres años, cuando la novela “Una madre protectora” le sirvió como arcilla a partir de la cual moldear su película “El hijo”. Schindel, quien acredita en su filmografía trabajos de amplia resonancia como “Crímenes de familia” y “El patrón, radiografía de un crimen”, se introduce con pericia en el intenso thriller que propone el escritor. En “El hijo” hay un pintor que trata de reconstruir su vida tras una serie de dificultades. Está a punto de tener un hijo con su nueva mujer, Sigrid. Pero en el embarazo se revelan facetas de ella complejizan la relación entre ambos y emergen conflictos que se profundizan con el nacimiento del bebé.
“Con la intensidad y el ritmo de un thriller, esta historia invoca en sus últimas páginas la inminencia del horror, enfrentando al lector a la fina línea que divide la cordura de la locura, acorralándolo cara a cara con la verdad e imponiéndole la crudeza de una inquietud inevitable: ¿podría pasarme a mí? ¿Tan rápidamente podrían quitarme de las manos lo único que me sostiene en este mundo?”, escribió Samanta Schweblin respecto a la novela. En la película, Schindel logra transmitir al espectador el clima de perturbación, incomodidad y enrarecimiento de lo cotidiano.
Del papel a la pantalla
En una entrevista concedida en 2021 al medio rionegro.com.ar, Martínez asegura estar sorprendido de que se hayan adaptado para el cine sus novelas y algunos de sus relatos. “En casi todas mis narraciones hay una primera dificultad inicial para una adaptación y es que están contados desde el punto de vista de un testigo privilegiado, mientras que el cine prefiere contar los hechos tal como suceden, a través de la mirada más bien impersonal de la cámara”, expresó. Más allá de esos obstáculos, lo que prevalece en la confluencia de ambas disciplinas artísticas es la historia que fluye por debajo. Tanto los personajes creados por Martínez como las tribulaciones que atraviesan y las preguntas que despiertan no dejan indiferente a los lectores. Tampoco a los espectadores.
El escritor Guillermo Martínez. Gentileza Editorial Planeta.