La fumata blanca que se vertió hace poco más de una semana sobre la Plaza de San Pedro y la proclamación de León XIV como nuevo Papa marca un nuevo capítulo en la historia del Vaticano y del mundo entero.

El ciclo incluye "El Papa Francisco: un hombre de palabra", "Los dos Papas" y "Habemus Papam", tres películas sobre el poder, la fe y los dilemas de la Iglesia.

La fumata blanca que se vertió hace poco más de una semana sobre la Plaza de San Pedro y la proclamación de León XIV como nuevo Papa marca un nuevo capítulo en la historia del Vaticano y del mundo entero.
Como sucedió en otros momentos del siglo XX, la elección de un nuevo pontífice es espejo de una época. Termómetro espiritual pero a la vez geopolítico.
En 1978, con la muerte de Juan Pablo I y la elección de Juan Pablo II, el mundo presenció un viraje a una Iglesia más carismática, capaz de atender las demandas de la Guerra Fría y de los medios de masas.

Años antes, en 1963, la elección de Pablo VI evidenció una necesidad de modernización. Y más atrás, en 1958, Juan XXIII propuso un giro pastoral que le marcó la cancha a estructuras que ya estaban anquilosadas.
Cada nuevo Papa es un mensaje y un signo de los tiempos. Y León XIV aparece hoy como alguien que despierta al mismo tiempo expectativas y temores, esperanza y debates.
En ese marco, Cine América de Santa Fe (25 de Mayo 3075) prepara un ciclo titulado "Tour de Papas", con tres películas que analizan, desde miradas distintas, la figura papal.

El lunes se proyecta a las 18.15 "El Papa Francisco: un hombre de palabra" (2018) de Wim Wenders. Allí el cineasta alemán propone un retrato documental sobre Jorge Bergoglio.
A través de una serie de entrevistas directas y registros de sus viajes internacionales, el film es una suerte de testimonio íntimo del pontífice argentino, sin interferencias ni voz en off que medien su mensaje.
El film permite "seguir" al papa por Brasil, Bolivia, Estados Unidos, Grecia, África e Israel. Y conocer, de primera mano, su mirada y postura sobre temas candentes del mundo actual.

El valor de esta película radica en mostrar a Francisco como un líder global que interpela a creyentes y no creyentes con un mensaje de dignidad humana, ecología, paz y justicia social.
Francisco no actúa como jefe de Estado, sino como un hombre cercano, humano, político en el mejor sentido del término. Como señaló el crítico Andrew Barker, "se acerca al líder espiritual lo máximo que un equipo de cine podría lograr".
El martes se podrá ver, desde las 18, "Los dos Papas" (2019), de Fernando Meirelles. Basada en hechos reales pero ficcionalizada, narra los supuestos entretelones del encuentro entre el Papa Benedicto XVI y el cardenal argentino Jorge Bergoglio.

El guión analiza las tensiones internas del Vaticano, los conflictos ideológicos entre un líder católico ultraconservador y otro marcadamente progresista, y lo difícil que resulta reformar una institución milenaria.
Ofrece una reconstrucción realista de los dilemas que hoy son transversales dentro de la Iglesia Católica. Y, en forma colateral, habla sobre la escucha, el perdón y los dilemas de la fe en tiempos modernos.
Tiene algunas escenas que justifican su visionado, que tienen que ver con las actuaciones de Anthony Hopkins y Jonathan Pryce. Ver a los "dos papas" comer pizza y mirar un partido de fútbol, como viejos amigos, es toda una experiencia.

Su estreno en 2019 coincidió con momentos importantes del pontificado de Francisco, y hoy, en la era de León XIV, vuelve a la carga con su pregunta medular: ¿Puede una Iglesia dividida construir puentes?
El miércoles a las 18, será momento para el visionado de "Habemus Papam". Esta comedia dramática del director italiano Nanni Moretti es, tal vez, lo mejor del ciclo.
"Habemus Papam" comienza en el momento que la humanidad vivió hace unos días: la "fumata blanca". Un nuevo Papa acaba de ser elegido. Pero sucede lo inesperado: el nuevo pontífice entra en crisis, sufre un ataque de pánico y no quiere asumir.

La película, irónica e irreverente, pone en escena los miedos y contradicciones de un hombre que, de pronto, se ve en el centro del poder absoluto. Y no quiere hacerse cargo.
El planteo que hace Moretti es si se puede rechazar el lugar más alto de la Iglesia. Y si un líder espiritual puede dudar, sentir miedo y fracasar. En esta sátira, el Papa sintetiza la fragilidad individual ante el peso de las instituciones.
Cómo explicó el crítico Luciano Monteagudo, el que desarrolla en el film el actor Michel Piccoli no es un personaje de comedia, sino "un agonista plenamente consciente de su condena".

Generó controversias, pero quince años después reaparece como un clásico moderno que formula una pregunta pertinente a la luz de la coyuntura: ¿Qué tipo de líderes necesitamos?.
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