En “Itinerarios”, María Beatriz Bolsi ofrece un recorrido por distintos espacios, tiempos y emociones, a través de la herramienta que más domina, que es la escritura. Dividido en tres partes, el poemario es un trayecto dividido en etapas. “Como lo es, sin dudas, el camino de la vida”, explicó la autora.
Manuel Fabatía El de escritor, no es un oficio fácil en la óptica de Beatriz. Hay que internarse en arenas movedizas. Como decía Juan Gelman decía, que hay que desbrozar la maleza. Y no escuchar el estrépito de la palabra impuesta , manifestó.
La escritora, profesora e investigadora santafesina María Beatriz Bolsi concibió “Itinerarios”, que se presentó formalmente hace pocos días. Se trata de un libro de poemas que propone una serie de viajes por distintos espacios, tiempos y emociones. “También es un viaje de la palabra y desde la palabra. Es que ‘itinerarios’, en su sentido etimológico, alude al viaje y al movimiento. Como decía Atahualpa, ‘el hombre es paisaje que anda’”, aseguró en una entrevista concedida a este medio la también referente de la Sociedad Argentina de Escritores, filial Santa Fe.
“Itinerarios”, arranca así: “Ese hombre que camina su cansancio por las calles, que doblega rutina sobre el yunque o en los surcos infinitos de la tierra pasa temprano y su mirada es una gota de rocío. Me enseña que al alba hay un trozo de cielo suspendido. Nos pertenece. Simplemente es alzar la mirada. Y encontrarlo”. Es, en la óptica de Beatriz, un viaje en etapas, con pausas y estaciones, como la vida misma.
Gentileza de la autora D.R
Foto: Gentileza de la autora
“Un camino supone siempre ir hacia adelante, proyectar, modificar. Machado decía, se hace camino al andar. Se hace la vida andando, golpe a golpe y en el caso de los poetas, verso a verso”, aseguró la escritora. Por eso, un poema no puede ser una mera sucesión de palabras o de bellas imágenes, sino que debe ser el punto de partida para una reflexión sobre la vida. “La palabra debe ir a los aspectos más profundos, hacia las esencias, lo que nos constituye. Lo primero que se busca con la poesía es conmover a otro, mover alguna fibra. Luego, que sea el punto de partida hacia una reflexión”.
En la sangre
Los términos “camino” y “viaje” tienen una connotación muy especial para la escritora oriunda de la ciudad de Ceres. “Mi padre viajante, anduvo por muchas provincias argentinas, en un tiempo de caminos intransitables. Se iba por varios días del hogar, pero cuando volvía, lo hacía cargado de anécdotas y amigos. Mi abuelo, a los 16 años, emprendió el viaje de su vida cuando cruzó el océano desde Lombardía hasta Argentina”.
De modo que, a nivel emocional, el poemario es autobiográfico. “El camino y el viaje están siempre presentes en mi vida”, destacó Beatriz. “No es casual. Cuando reviso los títulos de mis libros, encuentro que el primero se llamó ‘Los caminos del aire’, otro ‘La vida por delante’ y luego ‘El trazo infinito’, que también es el camino de la vida”, sintetizó.
Suma de miradas
“Itinerarios” comprende tres partes o secciones que se encuentran interconectadas. La primera es “Miradas”, que tiene un epígrafe de Saint Exupery que dice: “Para ver claro, sólo basta cambiar la dirección de la mirada”, no por el aspecto meramente físico de la vista, sino por lo que implica una visión del mundo.
Gentileza de la autora D.R
Foto: Gentileza de la autora
“A medida que andamos, caminamos, vivimos y nos transformamos, vemos lo que no habíamos visto antes. Cambia nuestra visión del mundo, de las personas y de los sentires. Lo mismo sucede con los demás, con quienes nos miran. Cada uno ve una parte, un perfil, un borde de nosotros mismos. Y así nos vamos construyendo. Somos la suma de esas miradas de los otros hacia nosotros”, explicó Bolsi.
Caja de resonancia
La segunda sección del poemario se denomina “Claroscuros”. También cuenta con un epígrafe que remite a un gran escritor, en este caso Salvatore Quasimodo: “Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra, traspasado por un rayo de sol. Y de pronto anochece”.
Beatriz justificó la elección de estos versos al plantear que así, como describe Quasimodo, es nuestro viaje como seres humanos. “Atravesamos momentos de plena felicidad, de calma y de armonía con los demás. De pronto, la luz se esfuma y entramos en la mayor de las oscuridades. Precisamente, los poemas son la caja de resonancia de esas alegrías y de esos llantos”, afirmó.
Fotos del alma
La última parte del poemario es la que Bolsi designó como título principal: “Itinerarios”. Lleva un epígrafe de Hugo Mujica, que dice: “Que el horizonte jamás se alcance es el don final de la vida”. En la mirada de la escritora, es el tramo que funciona como síntesis del poemario.
“En este tramo, están los itinerarios de vida, espacio, tiempo y escritura. Por un lado, los lugares físicos, exteriores, que habitamos, nos habitan y nos construyen, sean rurales o urbanos. Son ámbitos que, cuando uno los vive con intensidad, se convierten en paisajes interiores, fotos del alma”, aseguró la poetisa.
En esos mismos itinerarios está el viaje a las raíces de la autora, que recupera la imagen de su abuela gringa “de un ignoto pueblito del Piamonte”. Esa que, en las propias palabras de Beatriz “caminaba despacio, por las calles del pueblo, con su cabeza gacha y en silencio, quizás amortiguando los recuerdos”.
Premiaciones
Antes incluso de que sea publicado, “Itinerarios” había recibido galardones. En 2018, la autora lo presentó en el Primer Concurso Provincial de Poesía “De Pedroni a Pavese ida y vuelta en poesía”, organizado por la Municipalidad de Gálvez y el Ente Cultural Santafesino, donde obtuvo una mención.
A su vez, algunos de los poemas incluidos, ganaron premios en otros certámenes. Y el último texto del poemario, “La coraza tras la puerta”, se llevó recientemente el primer premio del Certamen Nacional de Poesía por los 30 años de la editorial Tres Más Uno de Buenos Aires.