En un mundo que lo dejó atrás, un ex campeón de rodeo vuelve a cabalgar para salvar un vínculo familiar, aunque el precio puede ser la vida. El film de Jon Avnet retoma la senda de los grandes westerns crepusculares.
Neal McDonough encarna a un veterano que tiene que volver a los rodeos tras el retiro. Foto: Angel Studios
En la primera parte de "A la hora señalada", el sheriff Kane habla con la mujer con la que acaba de casarse. "Tengo que volver, Amy", le dice. Acaba de huir del pueblo por miedo a la venganza de un asesino al que apresó años atrás. Está visiblemente incómodo: "Tengo que hacerlo. De eso se trata".
En "El último rodeo", que se estrena el 7 de agosto, también hay un veterano que tiene que volver. Específicamente, a intervenir en una competición de alto riesgo de monta de toros. No lo hará por gloria o revancha, sino por necesidad.
Angel Studios
La película dirigida por Jon Avnet reactiva de esta forma una de las vertientes más interesantes del western: la del hombre roto que, cuando ya no queda tiempo, decide volver al ruedo para intentar reparar algo.
En este caso concreto Joe Wainwright (Neal McDonough) fue un referente en el mundo de la monta de toros, pero su historia personal quedó marcada por una caída cuando estaba borracho, que lo alejó de su hija y lo dejó postrado.
Años después, vuelve a competir por un premio de 750.000 dólares para salvar la vida de su nieto, que necesita una cirugía que ningún seguro médico cubre. Lo que está en juego es la redención. Es la posibilidad de no morir como un cobarde.
"El último rodeo" se inscribe en la tradición del western crepuscular. Allí, la aventura es introspección y el duelo, una forma de corregir errores. Para comprender su lugar dentro del género, conviene pensar por temas más que por películas.
"The Old Way". Foto: Skipstone Pictures
Paternidad quebrada
La paternidad fallida es uno de los núcleos narrativos del western crepuscular. En "El último rodeo", Joe no busca tanto salvar a su nieto cómo recuperar la relación con su hija. El tema es la deuda emocional.
En "The Old Way" Nicolas Cage es un pistolero retirado que debe proteger a su hija tras años de distancia y negación. El oeste deja de ser un territorio por conquistar, pasa a ser en cambio una relación por reconstruir o sanar.
"Appaloosa". Foto: Warner Bros.
En "Appaloosa" Ed Harris y Viggo Mortensen, por ejemplo, interpretan a dos sheriffs cuya relación fraternal muestra cuáles son las únicas lealtades duraderas en un mundo cambiante.
Estos westerns ya no tienen a los duelos con el enemigo como centro, a pesar de que a veces el recurso está, sino a los intentos de reconciliación con los propios.
Cuerpos marcados
Angel Studios
La edad es una especie de marca narrativa. El cuerpo, en estos westerns, está cansado. En "El último rodeo", Wainwright sabe que no está preparado para resistir otra caída, pero lo hace igual, anhela por lo menos intentarlo.
En "Los imperdonables", William Munny (Clint Eastwood) no es el feroz gunfighter de su juventud, es un viudo granjero que ni siquiera puede subir al caballo sin ayuda. En "The Shootist" John Wayne, encarna a un cowboy que quiere morir con dignidad antes de ser vencido por la enfermedad
"El pistolero". Foto: Paramount Pictures
Todavía sigo en pie
La obsolescencia, el quedar anticuado, es otro eje del western crepuscular. Los personajes ya no tienen lugar en el mundo. En "El último rodeo", Wainwright participa en una competencia donde es visto casi como un fósil.
En "Hostiles" Christian Bale es un capitán racista que debe escoltar a un jefe cheyenne moribundo. Ambos son los últimos referentes de un mundo al borde del colapso.
"Hostiles". Foto: Entertainment Studios Motion Pictures
En "El poder del perro", se quiebra con la premisa de que el cowboy es un personaje fuerte y viril. En "Sin nada que perder" Jeff Bridges es un ranger veterano en un Texas moderno que no le sienta bien.
Todos ellos tratan de encontrar sentido a sus vidas, el cual a veces apenas aparece justo en el tiro del final.
El duelo interno
Las grandes películas del oeste contemporáneo ya no giran en torno a tiroteos, sino a conflictos internos. En "El último rodeo", lo que está en juego es la necesidad de decirle algo a su hija antes de que sea tarde.
"El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford". Foto: Warner Bros.
En "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" el crimen es inevitable, pero el remordimiento dura años. En "The Rider" de Chloé Zhao un joven cowboy sufre un accidente y debe plantearse si puede seguir siendo "alguien" al no poder trabajar de lo que sabe hacer.
La violencia como deuda
En los westerns crepusculares, el duelo es una consecuencia trágica. En "El último rodeo", el acto violento es volver a montar en un toro sabiendo que puede implicar la muerte.
"A la hora señalada". Foto: United Artists
En "A la hora señalada", Gary Cooper elige quedarse solo en un pueblo que lo abandona. En "Temple de acero" una niña busca venganza y arrastra con ella a un sheriff borracho, violento, pero leal.
Morir haciendo lo correcto
Lo que hace que "El último rodeo" sea un western de los llamados crepusculares no es su estética ni su paisaje, sino su estructura moral. El film se suma así una genealogía de películas donde el oeste es un territorio de preguntas.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.