Regionales: REGI-01

Regionales

La superficie cultivada
de frutilla cayó un 50%


 

BAJOS RENDIMIENTOS. En algunas quintas ya comenzaron a preparar la tierra para empezar de nuevo.. 

Falta frutilla en el mercado y esto obedece a una serie de factores -climáticos y económicos- que se unieron para configurar un panorama desalentador. Este año sólo se cultivaron 310 ha, la mitad que en 1999.


Coronda.- Cuando falta un mes para que termine la recolección de frutillas en Coronda, Arocena y Desvío Arijón, productores del sector aseguran que esta cosecha es la peor de los últimos 10 años. Los números son lapidarios porque durante 1999 el área productiva alcanzó las 610 hectáreas, mientras que este año apenas se llegó a las 310.

Coronda es sinónimo de frutilla e históricamente fue la primera región del país donde se cultivó este fruto hace casi 80 años. Su sabor, tamaño, color y aroma hicieron trascender a la zona dentro y fuera del país.

Su ubicación geográfica amalgamada a un suelo arenoso y la calidad del agua de riego que proviene del río Coronda, son factores determinantes para el buen desarrollo de las plantas y de sus frutas. Pero entonces �qué pasó durante esta campaña 2000?

Para el ingeniero agrónomo David Piumatti, asesor de la Asociación de Productores de Frutillas de Coronda y la zona (A.Pro.Frut), las razones por las cuales falta el producto en el mercado obedece a que "este año no ha sido bueno para la frutilla".

Para el profesional la incidencia climática fue decisiva porque "se partió de un invierno muy crudo que provocó fuertes heladas y esto trajo aparejado pérdidas muy importantes en la fruta primicia -la que sale temprano a la venta-, que generalmente proviene de plantaciones que tienen el túnel de polietileno con el cual se cubre".

Después, añadió otro factor: muchos días sin sol, lo que derivó en malformaciones de la frutilla y trajo aparejada una pérdida de calidad en la fruta. "Parecen todas pálidas, pero esto es el reflejo del bajo rendimiento que hoy soportamos".

Pero aquí no terminan las adversidades, porque luego se produjeron precipitaciones acompañadas de granizo, lo que "motivó pérdidas importantes en algunos productores y en otros no tanto. Las lluvias continuaron castigando a la zona y en el último mes totalizaron 290 milímetros".

"Durante una semana prácticamente, la planta y la fruta estuvieron húmedas, lo que generó un complejo de enfermedades fúngicas -hongos- como antracnosis y botritis que impactaron en la calidad y cantidad de la fruta, ya que la manchan y no la hacen comercial porque se pudre", detalló Piumatti.

"Nos quedan 30 días de cosecha y esperemos que el tiempo acompañe como para que el productor pueda tratar de recomponer su situación financiera y saldar deudas, porque hoy nadie ha ganado; simplemente se busca cumplir con todos los proveedores y bancos, que es algo que nos preocupa tanto a los técnicos como a los productores", evaluó.

En algunas quintas ya se pasó el arado

"Debido a la gran cantidad de agua caída -añadió-, hubo muchas pérdidas en las plantaciones por mortandad de plantas, debido a la aparición de hongos. Esto fue irreparable y los productores, al quedarse con muy poco cultivo por hectárea, determinaron que no era viable seguir recolectando en esas parcelas; entonces se decidió retirar el polietileno y pasar el disco para roturar la tierra".

El técnico no pudo evitar hacer una comparación respecto de los resultados logrados durante 1999 y puso énfasis en que "durante esta misma época el año pasado estábamos con rindes de 35 mil kg/ha. y actualmente en algunos casos no se llega ni siquiera a 20 mil".

Respecto de si hubo problemas con algunas partidas de plantines, Piumatti respondió negativamente, pero aclaró que "es un tema muy delicado" y rescató el acertado trabajo que desarrollan los viveros, aunque puntualizó que el productor frutillero "a veces se apura y quiere plantar temprano. Algunas variedades necesitan obligatoriamente horas de frío en el campo, aunque esto no es igual todos los años", advirtió.

El profesional explicó: "Ocurre que el productor se impacienta y hace el trasplante rápidamente, lo que convierte al plantín en inmaduro y luego las consecuencias se reflejan en la pérdida de rendimiento, porque a la planta se le acaba la reserva".

Preparar una ha cuesta $ 18.000

Como dato indicativo de la inversión que significa en cada campaña preparar las parcelas para el cultivo de frutilla, debe consignarse que alistar una hectárea representa para el productor un desembolso de entre 18 y 20 mil pesos.

Esa inversión representa trabajos de preparación de la tierra, plantines, sistema de riego por goteo, polietileno, bromuro de metilo (esterilizante de suelo) que actúa como herbicida, fungicida.

Las principales variedades de plantines de frutilla que se plantan en una amplia franja de superficie que se extiende a la vera del río Coronda -por aproximadamente 35 kilómetros- provienen de Estados Unidos y son las siguientes:

  • Rosalinda (Florida).
  • Sweet Charlie (Florida).
  • Camarosa (California).En el mes de setiembre las citadas variedades llegan a los viveros de Mendoza, Río Negro, Esquel y Tucumán, pero recién entre fines de abril o mayo son trasplantados en Coronda, la cabecera del departamento San Jerónimo.El aspecto sanitario está controlado por el Servicio Nacional de Sanidad Animal y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y por el ente de Estados Unidos que vende los plantines, que dos veces al año viaja al país para inspeccionar las plantaciones y viveros.
  • Abandona la actividad

    El año pasado Hugo Bauza fue el primer productor que abandonó la producción en plena cosecha. Estaba recolectando 10 mil kilogramos por jornada, pero perdía 1.500 pesos diarios con "una calidad de frutilla excepcional; era una mercadería de primera calidad", aclara con desazón.

    "El hecho de hacer el packing y transportar la fruta hacia el mercado era más caro que el precio mismo de la frutilla. Esto no escapa a la realidad de cómo está Coronda ahora", analizó Bauza.

    "Siempre pensábamos -añadió- que habíamos tocado fondo, imagínese que el año pasado al abandonar la plantación dejé entre 250 y 300 mil kilos de frutilla en la quinta, pero me equivoqué".

    -�Este es el último año que se dedica a la producción de frutilla?.

    -Así es. Es el último año que estoy como productor de frutillas, hasta tanto la situación cambie. La situación está muy mal, y bueno, yo tengo la opción de otra actividad: el transporte, que si bien tampoco pasa por un buen momento, es otra alternativa.

    -�Por que se deterioró tanto la actividad?.

    -No escapa a la situación que vive el país, por eso se encuentra en crisis; además se están cortando los canales de exportación. Estamos con un producto muy caro para los costos internacionales y además tenemos que competir con Brasil.

    Nuestros insumos son muy caros y para vender estamos globalizados, pero no para comprar, éste es el punto de inflexión de toda la industria argentina. Tienen precios elevados y vienen del exterior, ésa es una de las razones por las cuales dejo la actividad.

    -Por el panorama que usted me describe no se avizora ninguna salida.

    -El productor ya venía mal, imaginate cómo quedó ahora, son muy pocos los que estaban en buena posición. El que andaba más o menos bien, ahora está mal y el que tenía problemas ya no está.

    Hay gente de toda una vida de trabajo que ha hecho su capital en base a mucho esfuerzo y empeño, que en dos o tres años van a quedar en la calle. Es lamentable que apostando a una buena producción, tratándose de mejorar y de ser competitivos, pase esto.

    No creo que exista otro lugar en el mundo donde trabajando terminás fundido; además, con el agravante de hacer las cosas bien. Te estoy hablando de productores de primerísima línea que siguen apostando al producto. Evidentemente yo no tengo los resortes para cambiar, pero quizás nuestros gobernantes sí lo tienen.

    "El productor está en bancarrota"

    Noemí Pérez de Llahyah es desde hace 4 años la encargada del Area de la Producción del municipio corondino. Declara en forma tajante que la cosecha de frutilla de este año "es un fracaso" y advierte que el productor de la región "está en bancarrota".

    Al fundamentar esa afirmación, se basó en un cuadro comparativo respecto de 1999 donde hubo "una superproducción de frutilla pero también fue un fracaso por la falta de ofertas, tanto en el mercado interno como en el externo. En cambio, este año tenemos la contracara porque falta producción a raíz de que se sembraron muchas menos hectáreas por una serie de elementos negativos que comenzaron a darse".

    "El año pasado tuvimos excelentes rindes pero faltó demanda del producto y no tenía precio, mientras que este año ocurrió todo lo contrario. No tenemos producción, pero porque vinimos de ese arrastre del año pasado y el productor está prácticamente acobardado. Cuando hay superproducción no hay precio, ni demanda; y cuando pasa lo contrario tampoco, estamos con los vaivenes de la globalización", se quejó.

    Para la funcionaria municipal la incidencia del clima fue decisiva a la hora de hacer un balance sobre la pronunciada merma de la superficie implantada. "Comenzamos con lluvias intensas, seguimos con granizo y heladas, lo que determinó que el productor no pudiera plantar a término, lo que hizo que no exista la suficiente cantidad de hectáreas sembradas". También advirtió como un escollo la fuerte carga fiscal y previsional de la cual el productor "está terriblemente agobiado".

    La presión impositiva

    A la suma de la escasa producción, la falta de precio y un mercado que viene deprimido desde el año pasado, "el gobierno continúa exigiendo tributos; cosas que el quintero no puede hacer frente como el impuesto al combustible, los fletes, los peajes y la entrada de mercadería de países limítrofes".

    Llahyah es partidaria de implementar un cambio de política que permita rever la situación del productor, para que "siga en pie o de lo contrario vamos a terminar con el principal sustento que da vida a la región y a las industrias que derivan de la frutilla, como las fábricas de dulces", citó a manera de ejemplo.

    "Tanto el gobierno nacional como provincial deberían tomar cartas en el asunto y ver cómo modifican esta política de los mercados, ya sea generando menos presión fiscal, bajando las cargas previsionales y dejando que el productor trabaje tranquilo por un tiempo y pueda salir de la crisis", aconsejó.

    "Desde nuestro humilde puesto en la Municipalidad de Coronda, estamos haciendo todo lo posible para apoyar al productor, pero esto no basta. Se deben tomar medidas nacionales y con esto no quiero decir que se prohíban las importaciones pero por lo menos se debe poner un límite", aclaró.

    Por último, la funcionaria municipal reflexionó que "parece mentira que la persona que trabaja es castigada, se la persigue. A veces simplemente te tenés que sentar a llorar con el productor y esa no es la función de las autoridades municipales, provinciales o nacionales. Deben tener otro tipo de actitud respecto de quien produce", confesó.