Sin duda alguna, la Noche de Reyes tiene un encanto especial para todos los niños del mundo cristiano.

En esta noche los niños italianos colocan sus menudos zapatitos en la ventana antes de ir al lecho, esperando el ansiado regalo que colocará en ellos Befana, en tanto descansan.

Cuenta la leyenda que la bruja Befana barría su casa al anochecer, cuando vio que tres señores lujosamente ataviados y montados en camellos se acercaban.

Eran los Reyes Magos que iban camino a Belén para adorar al Niño Dios. Ellos detuvieron la marcha y le solicitaron agua para los animales y la invitaron cortesmente a acompañarlos para conocer al recién nacido.

Befana complació el pedido y desechó la invitación.

Luego de que hubieran partido, siguió barriendo tranquilamente, aprovechando que la luz de una estrella brillantísima inundaba el lugar.

Cuando acabó su tarea entró a su hogar, y mientras comía unas masitas dulces comenzó a recordar la invitación y a sentir chispitas de duda que con el tiempo se convirtieron en viva hoguera de arrepentimiento por no haberla aceptado.

Fue tal la magnitud del mismo que cada año sale a buscar al Niño Dios y en su marcha por aldeas, pueblos y ciudades, deposita regalos en los zapatitos de las criaturas como una forma de disculparse por el error cometido.

Befana es un personaje fantástico que en tal célebre noche inunda de esperanza a las puras e inocentes almitas infantiles.

Referencias:

En algunas zonas de Italia se conoce a Befana como Befena y en otras como Befaría.