Coto se condolió por el suicidio
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Responsables de la firma aseguraron que el muchacho tenía un legajo excelente y manifestaron su solidaridad a los deudos. Ante el disgusto del público hicieron arrancar los carteles de protesta colocados frente al local.
El suicidio de un joven empleado de 19 años dentro de un local de supermercados Coto de esta capital provocó que un grupo de vecinos volviera a protestar frente al sitio donde ocurrió la tragedia, mientras la empresa expresó su "consternación y dolor" por lo sucedido y aclaró que el chico no había sido despedido.
Incluso, la firma envió su solidaridad a la familia de la víctima y remarcó que el joven "fue incorporado a Coto el 1° de agosto de 1999 y contaba con un excelente legajo, producto de su buen desempeño tanto en el ámbito laboral como en el humano".
Pero vecinos y ex empleados de la firma se mostraron indignados por lo sucedido y protagonizaron algunos incidentes con los custodios del local, luego de colocar en el frente del negocio carteles que decían "Carnicerías Coto: carne joven y barata, sangre fresca y barata".
Juan Carlos Molina, de 19 años, se suicidó el lunes disparándose un tiro en la boca dentro del local 90 de Coto, situado en Segurola 1701 del barrio porteño de Floresta, donde trabajaba como cadete.
Testigos indicaron que sobre el mediodía, el chico, con un arma en su mano, apareció en el supermercado y tomó imprevistamente el micrófono de la caja central.
Desde ahí -señalaron- llamó varias veces al gerente de personal y lo insultó porque supuestamente lo había despedido. Luego disparó dos veces al aire y se pegó un tercer tiro en la boca, que le causó la muerte instantáneamente.
Según trascendió el joven no tenía padres -sólo un hermano que tendría problemas penales- y vivía en una pensión en Floresta.
También dijeron voceros que después de superar algunos problemas estaba por casarse, porque su novia había quedado embarazada.
El suicidio provocó inmediatamente un caos entre empleados y clientes, quienes se concentraron en la puerta pidiendo que el local cerrara, algo que ocurrió un rato después.
Esta mañana la escena pareció repetirse: vecinos y ex empleados no sólo reclamaron el cierre del local por duelo sino que denunciaron la condiciones de trabajo pegando carteles en el frente del local.
De inmediato responsables de la firma salieron a arrancar los carteles y se generaron forcejeos y empujones, mientras una patrulla de la comisaría 39 vigilaba sin intervenir.
Luego los manifestantes colocaron changuitos en la entrada para impedir el ingreso de clientes y la salida de los que estaban en el interior, quienes igual pudieron ganar la calle, pero usando una puerta lateral.
Varios de los ex empleados del supermercado que se acercaron a la protesta denunciaron supuestos despidos frecuentes de trabajadores jóvenes.
Sin embargo, en su comunicado sobre el caso Molina, Coto dijo: "Las versiones que indican una supuesta cesantía o telegrama de despido son erróneas, y esta empresa las desmiente categóricamente".