Nosotros: NOS-06
Nosotros

Entre tijeras y dos por cuatro


Casi frente a la Facultad de Ciencias Económicas, por calle 25 de Mayo, funciona la peluquería de los hermanos Tomé. Un lugar donde se recuerda parte de la vieja Santa Fe, donde la gente puede palpar cosas que sucedieron antaño y que las transformaciones convirtieron en recuerdos.

"Con nuestro padre comencé de aprendiz en 1946, y durante tres años, estuve en esa categoría. Hace 51 años que soy peluquero, y mi hermano, 45. En esa época atendimos a muchos artistas que venían al Teatro Municipal. Entre los actores que recuerdo, figuran Tito Lusiardo, Eduardo Rudy, Norberto Aroldi y Jorge Saucedo. Entre los cantantes, Argentino Ledesma y Néstor Fabián. La mayoría de ellos iba a Bacán", comenta Oscar.

Seguir vigentes


"Nos actualizamos permanentemente", dice, refiriéndose a los distintos cortes. "Por ejemplo, antes se hacía el corte Humberto Primo, que ahora se ha dejado de hacer. Es uno muy difícil para el profesional. Después, vino el corte a la romana. Siempre nos fuimos adaptando a las épocas", explica.

"Mi propósito es la creación de un museo de la peluquería. Para ello, ya he comprado varios elementos que se usaban antes, como un sillón, polveras, talqueras y máquinas. Me desempeñé como profesor en la escuela de peluquería Bruno Boval. En 1977, fui el que inició la carrera para caballeros y niños. Hay una muy buena cantidad de peluqueros y trabajo para todos. Lo que sucede es que el país no nos ayuda. Vivimos todos, aunque se podría estar mejor".

Siempre en el barrio


En cuanto a los lugares donde se instaló la peluquería, expresó que "antes estaba en 25 de Mayo 1999 y, luego, hacia el '80, en 25 de Mayo 1784. Actualmente, en este salón, al 1778. Siempre estuvimos en el barrio Sur. Ya que hablamos del barrio, te comento que antes tenía seis manzanas, era un barrio exquisito. Hubo clubes de boxeo. En esa época, Santa Fe era muy linda. Había mucho trabajo en el puerto, venían barcos del extranjero y le daban un colorido muy particular a esa parte de la ciudad".

Por ese entonces, "estaba El Sótano, una especie de cabaret ubicado en San Luis, entre Corrientes y Moreno. Esa manzana la atravesaba el `caminito de la muerte', donde pasaban los que verdaderamente vivían en ese lugar. Si eras `extraño', posiblemente no salías".

"Dentro de todo, se vivía bien. Las cosas esenciales las tenías. Se comía y se vestía bien. Una casa de familia se podía sostener casi siempre sólo con el sueldo del padre. Te ponías a trabajar o a estudiar. Teníamos cerca el colegio `La Ribera', en el que enseñaban carpintería, ubicado en San Luis, entre Buenos Aires y General López. El corte de pelo costaba diez centavos... Una bicoca".

La avenida 27 de Febrero no existía. "Estaba la calle Belgrano hasta Juan de Garay. Poco a poco, la modernización fue ganando espacios. El hecho de que las inundaciones nos llegaran hasta 25 de Mayo hizo que cambiara, y bastante, la ciudad. El avance del tiempo exigió una nueva Santa Fe".

La noche santafesina


"En el barrio se vivía la noche, pero era tranquilo. Había una gran amistad. En La Casilla, un famoso almacén ubicado en Moreno, entre San Luis y Belgrano, se realizaban bailes, y cerquita, en Corrientes y San Luis, también. Era de la familia Colombo".

Tiempo de talqueras y tangos


"Yo comencé a tocar a los 12 años", dice Antonio, por su parte. " La época más fuerte fue cuando hice pareja con Klein, que era la yunta Klein y Sorbellini. En aquel entonces, hicimos muchos bailes, ya que no existían las confiterías. Uno agarraba el diario El Litoral y tenía la página entera para buscar dónde ir: se podía elegir. Donde actuaba esa pareja era un lleno total, tanto en los fines de semana como entre semana".

"Una vez, estaba a punto de fundirse el Club Newell's Old Boys, se lo estaban por quitar y lo hablaron a Klein para que hiciera una presentación. No había fechas para tocar. Entonces, propuso un día jueves para hacer la presentación. Los organizadores le dijeron que la gente no iba a ir y él les dijo que se quedaran tranquilos, que se iba a llenar".

"Se hizo propaganda por los distintos medios. Eran las nueve y media de la noche de ese jueves y en el club no cabía un alfiler. Los organizadores le preguntaron qué hacían con la otra gente que había afuera. Klein dijo que abrieran todo y cerraran la calle. Y se hizo así. Se cruzaron los autos para clausurar la calle y se bailó en todos lados, en el club y en la calle. A los de afuera se les pidió colaboración -si podían- y la gente, como era en esa época, colaboró en la medida de sus posibilidades. El club se salvó del embargo".

"Estuve en Buenos Aires tocando con el segundo fuelle de Pugliese, Esteban Ghirardi, en un grupo que después se transformó en Sexteto Tango. En el tango se ha progresado mucho musicalmente. Por eso se ha transformado en algo pesado, a raíz de lo que los nuevos le han ido agregando. El que triunfa es el que se pega al oído, la melodía fácil".

"Hoy las radios pasan muy poco tango, casi nada. Pero como nosotros copiamos todo lo de Europa y allá está resurgiendo, puede ser que vuelva a ponerse de moda. Yo veo que en las escuelas de tango hay una pibada fenomenal... íY cómo lo bailan! Al mejor estilo profesional. Aquí hay como cinco academias de tango.

Yo matizaba la peluquería con mi oficio de mecánico tornero. Trabajé en el ferrocarril y en la Urvig. Cuando me cansaba, trabajaba de peluquero. Sin embargo, con la música estuve siempre".

Anécdota con Eduardo Rudy


"Yo ya había hecho las primeras armas de peluquero, cuando Eduardo Rudy vino al teatro y se olvidó el equipo de afeitada, que antes se usaba y mucho. Fue a la peluquería para hacerse la pelusa y afeitarse. Cuando le estaba cortando, suena el despertador y yo transpiraba porque tenía miedo de que se enojara. Me dijo: `Pibe, andá a atender el teléfono' ".

La creación del Club Miguelito


"En 1954 se crea el Club Miguelito, donde se enseñaba boxeo y se hacían festivales. La enseñanza estaba a cargo de Miguelito Provenzal, que fue el maestro de Amílcar Brusa. Pelearon en esa época el "Cabezón" Vargas, Eleodoro Otaduy... Era una buena época del boxeo, en el tiempo del Campeonato de los Trabajadores. Funcionó hasta que se vino la avenida y se lo llevó".

"Se me caía la bombacha"


Entre sus anécdotas, Antonio nos comentó que "en una de nuestras salidas tocamos chamamé y a mí me dieron botas y bombachas grandes, que me las ataron con alfileres y una faja.

"En un momento de la actuación, cuando estaba con el pie de apoyo en una silla, se me empezó a salir la faja y el guitarrero me la quería acomodar y se me aflojaba más. Así, se me empezó a bajar la bombacha. Dejé de tocar y me la arreglé.

"Todo esto arriba del escenario. Para colmo de males tenía las botas con algodón adentro. Yo soy petiso y el que me había prestado las cosas era grandote, casi el doble. Todos se largaron a reír".

Marcelo Mendoza