"La moda es el disfraz de lo que querés ser"
Roberto Piazza estuvo en Santa Fe para presentar su Instituto Superior de Diseño y Belleza Integral y en algunos minutos nos contó sobre su viaje y estadía en el mundo de las "estrellas".
Roberto Piazza eligió el negro para presentar en su ciudad natal el instituto que creó hace casi 8 años y que hoy ya cuenta con filiales en distintas partes del país. El visitante y coterráneo habló con Nosotros, definió la moda, se refirió a la imposibilidad de crecer en su ciudad y a cómo lo recibió Buenos Aires y su gente.
-�Cómo fueron tus inicios en el mundo de la moda?
-Empecé acá cerquita en la calle Vélez Sarsfield y bulevard Gálvez, donde está la casa materna y un día del año '76, me deliré con hacer ropa, y bueno, fui a una tienda, compré lienzo y empecé a estudiar lo que es el teñido decorativo de nudos, el teñido africano y empecé a hacer batik, pintura, corte túnica, mi madre me empezó a ayudar y así pasaron los días, los meses, los años hasta que empecé a hacer desfiles.
-�Cuándo fue tu primer desfile?
-El primer desfile que hice en mi vida fue cuando peleó Monzón, en junio del '76, en mi casa, y después seguí haciéndolos en la confitería Trevi, muy conocida por la gente de mi edad que la recontra juna. Me fui a Buenos Aires y conocí gente muy famosa, entre comillas, y delicada, y acá estamos peleándola.
-�Te tuviste que ir para crecer?
-Sí, me tuve que ir a Buenos Aires. Tenía decidido irme y no me animaba, como buen pendejo que era, y no me animaba, y estuve un año y medio pensándolo. Vi, miré, pensé, pregunté, pedí y un día me fui, mal, pero me fui. A nadie le gusta irse, a uno le gustaría quedarse con sus cosas, su familia, su ciudad, pero indefectiblemente yo no podía hacer una carrera acá. Ya había hecho desfiles increíbles, divinos, con lo mejor de Santa Fe, en el Country, en el Jockey, en la Alianza Francesa, en residencias familiares, tenía clientas paquetísimas, pero en realidad me sentaba frente al televisor y miraba "El arte de la elegancia" de Cartier y moría de envidia sana, pero envidia al fin, de querer estar ahí. La miraba a Mirtha Legrand y decía "quiero vestir a esta mujer". Y bueno, todo eso lo hice, soy muy amigo de Mirtha y de María Fernanda Cartier.
-�A qué famosas vestís?
-A todas. No quedó ninguna sin pasar por mi atelier. Yo no soy de casarme con una y tenerla al lado como caballito de batalla. El último gran casamiento que hice fue el de Beatriz Salomón, ahora estoy vistiendo la gira nacional de Estela Raval y María Marta Serra Lima, con su nuevo físico. He vestido gente sumamente llamativa como Ana María Giunta y extremadamente elegante como la Foresi, Pinky, Raquel Satragno o Susana Giménez.
-�Quién te queda?
-Muchos, porque todos los días aparecen. La nueva camada de pendejas de la farándula. A Graciela Borges la he vestido, es una diosa, es un nuevo descubrimiento para mí, porque nos llevábamos medio mal.
-�Por qué?
-Porque la gente es estúpida, yo me incluyo, tenés preconceptos, pero es bárbara. No había onda. Llegué a Buenos Aires en los '80 donde Bogani tenía el trono y Bogani tenía a las grandes mujeres, pero su personalidad es equidistante de la mía, a pesar de que hace lo mismo que yo. Entonces todo lo que yo pueda hacer y decir resulta irritante a veces, sobre todo en un ambiente conservador y no fue muy fácil entrar en el ambiente de la alta costura donde todo es muy de elite, muy chic.
-Allá �cuáles fueron tus primeros contactos?
-Empecé vinculándome con una santafesina que se llama Beatriz Trento, la actual mujer de Orlando Barone, quien fue para mí una especie de madrina con la prensa. A partir de ahí la conocí a Mirtha Legrand, Tini de Bocourt, Carmen Yazalde, Mora Furtado. Y Mirta también fue una especie de madrina, lo sigue siendo, y me presentó a cuanta mujer y hombre se te ocurra, y estuve durante años al lado de ella; me llevaba, me traía y me presentaba, yo tenía 23.
-�Cuando llevaste tus diseños al mundo?
-A los 30 empecé a viajar al extranjero, a hacer desfiles temáticos en todo el mundo e invertí sobre mi misma carrera. Ahora estoy acá con un nuevo sistema de trabajo, porque cambió todo, ahora está la mediática que tenés que estar o estar. Antes no era importante, es más, no era bueno estar en televisión cuando vos hacías alta costura, era vulgar. En cambio hoy hago programas recontra populares, puedo llegar a compartir un programa con Beatriz Olave y salir con un vestido de 5.000 dólares con la mejor modelo del mundo y a la vez estar en programas de elite, como son los de cable y a la gente le encanta. Antes también tenías que tener la mejor manequén en pasarella si no, no existías y hoy no es necesario, yo rompí con el canon ése cuando saqué a Ana María Giunta y la gente se murió del ataque.
-�Cómo fue que se te ocurrió utilizar una "modelo" de 150 kilos?
-En realidad se le ocurrió a ella, como sabía que era un transgresor, entre comillas, dijo que quería desfilar una colección mía. Yo la miré y vi una mujer de 160 kilos parada al lado mío con un carácter de la putamadre y dije qué bueno sería, qué loco. Y pasaron dos años y fui analizando la idea de ponerla como un símbolo y creé una colección llamada "Mujer y hombre", donde elevaba a la mujer a la enésima potencia y al hombre lo ponía como objeto sexual, daba vuelta lo que hoy es publicitariamente. Terminé la colección con todas las divinas mujeres que uno ya conoce y salió Ana María Giunta con un traje de novia rosa, con una cola gigante, plumas, flores, comida en las manos y ángeles que la rodeaban con campanas y humo. Fue casi surrealista la imagen y desde ese momento en la moda -año 93- empezó una ruptura, quieran o no admitirlo los otros diseñadores.
-�A qué te referís cuando hablás de una ruptura que no todos admiten?
-Desfilaron para mí desde Isabel Sarli hasta Sivina Chediek, Patricia Sosa, Valeria Linch, y hoy ves desfiles y hay mujeres que no son modelos desfilando. Me pareció bárbaro, divertido, artístico y marketinero, porque he hecho desfilar mujeres de 85 años y bebés de 2 meses, ciegos, diferenciados, hiperobesos.
-�Qué buscás hoy con tus diseños?
-Hoy propongo recuperar el glamour. Estoy buscando mujeres glamorosas -que no hay muchas en pasarela- porque las mujeres que se ven hoy son todas flacas, hermosas, anoréxicas, muy pendejas que no me sirven, a mí una mujer que no tiene historia no me sirve por más hermosa que sea. Yo necesito transmitir como una actriz lo que se pone, parte del diseño es lo que va adentro también, el estilo está radicado en tu experiencia. Busco mostrar que una mujer de 40 años puede ser espectacularmente sensual, que puede mantener su juventud y mostrar belleza. Estuve 10 años trabando cosas muy bizarras y llegó un punto que me cansé, dí una vuelta de hoja, hice "Amor de mujer" que es una colección dedicada a mi madre que fue la más linda que hice en mi vida y ahora estoy por hacer "Piazza en la luna y las estrellas".
-�De qué se trata?
-Es una colección netamente lírica y poética inspirada en la luna y las estrellas, es como mirar el cielo de noche, me parece maravilloso; un jardín en el cielo, eso es un vestido, color noche con flores de estrellas, recuperar la magia.
-�Te queda algo de Santa Fe?
-La tonada (ríe) sobre todo cuando me apuro, y recuerdos. Detesto el calor, acá y en cualquier lugar del mundo, detesto los mosquitos, me gusta el río, la isla, remar y me gustan los alfajores. Nunca se me escapa decir la palabra Santa Fe permanentemente, no lo uso como muletilla. Nunca lo negué, y hay gente que lo hace. Yo siempre dije que era santafesino.
-Además de "Piazza en la luna y las estrellas" �hay otros proyectos?
-Miles, estoy atacadísimo. Tengo proyectos de tener mi propio programa de televisión, estuve en América hasta hace un mes, se cortó por los cambios que hay en este país. Proyectos de hacer radio, canal abierto como micros informativos, y seguir creciendo. Yo si no tengo un proyecto por delante me agarra una depresión que me muero, necesito tener la zanahoria adelante para seguirla.
-�Cómo vestimos las santafesinas?
-La mujer santafesina es muy similar a la de Buenos Aires, con la diferencia de que no se arriesga tanto. Además las posibilidades de vestirse o adornarse son más limitadas por un tema de trabajo, y porque no tenés muchos lugares donde lucirte. En Buenos Aires tenés más cantidad de fiestas.
Pero no existe una mujer santafesina o una mujer rosarina, hay una mujer que es argentina e hija de diferentes razas. Acorde con tus enseñanzas familiares, sos de una manera o de otra, un poco más alocada, o más tradicional, o más chévere o formalita.
-�Hace a la personalidad de cada una?
-Sí, la moda es tu reflejo y es tu disfraz de lo que querés ser. A la mañana te ponés una cosa para sentirte cómoda o sensual. La mujer argentina surge de una mezcla de razas, que intenta recuperar una elegancia perdida en su momento.
Hace muchísimos años, la mujer argentina era considerada la más elegante, en el año 40. Obviamente, en esa época la elegancia en el mundo era importante. Hoy no lo es, como el estilo, y en realidad es lo que se está intentando recuperar; por ende es tácito que la elegancia venga después. Pero qué es la elegancia y qué el estilo, y bueno va a depender de vos, de cada mujer y de cada hombre. Y bueno, los argentinos estamos dando manotazos y estamos recuperando eso que perdimos que es el glamour.
Ana Laura Fertonan