Sucesos: SUCE-06

Le tiraron pintura en el parabrisas


Un industrial y su familia vivieron una odisea cuando delincuentes hicieron detener su auto arrojando pintura al parabrisas y luego se llevaron a la mujer y a sus tres pequeños hijos como rehenes a una villa de emergencia mientras obligaban al hombre a buscar dinero en distintos lugares.

El hecho comenzó en la autopista Panamericana, a la altura de la localidad de Vicente López, en el norte del Gran Buenos Aires.

Tras tomar cautiva a la familia, primero fueron a la casa del empresario, en la localidad de Beccar (San Isidro), de donde se llevaron todos los electrodomésticos que había. Pero al regresar los otros ladrones le advirtieron que querían plata.

"Vamos a tener que matar a tu familia", le dijeron. Pero el industrial ofreció llamar a un sobrino para que le prestara dinero.

Fue así como, tras un llamado telefónico, el joven llamó directamente a la policía. Y, al llegar al barrio porteño de Parque Chacabuco los efectivos detuvieron a un menor de 16 años. Además, un llamado anónimo también había puesto en alerta a la policía de San Isidro sobre el secuestro de la mujer y los niños. Por eso se armó un operativo que logró rescatar sanos y salvos a la mujer y a los chicos.

La pesadilla comenzó a las 0.30, cuando Alfredo Cañas, de 52 años, su esposa, Laura Gillio, de 30, y sus hijos de ocho y un año y ocho meses iban por la colectora de la Panamericana, a bordo de un Ford Fiesta.

"Yo venía con mi familia y me tiraron un tarro de pintura de 20 litros. No pude ver de dónde venía, pero apareció el tarro y enseguida dos muchachos armados -señaló-. Cuando pude parar los tenía apuntándonos a mí y a mi señora. Y, cuando reanudamos la marcha me sacaron la billetera y la tarjeta y nos llevaron a la villa La Cava", en San Isidro.

Al llegar allí le avisaron que ellos se quedaban con su mujer y los chicos hasta que él volviera con plata.

"En ese momento en los bancos no había sistema, y por eso no podíamos sacar plata. De ahí fuimos a mi casa, de donde se llevaron electrodomésticos y las cosas de valor que encontraron. Pero el que estaba conmigo me seguía pidiendo plata. Me dijo que me iba a tener que matar a mí y a mi familia porque no le daba plata", añadió.

Fue entonces cuando, dijo, ofreció llamar a su sobrino, porque "era el único que podía llegar a tener una cifra importante para ellos".

"Entonces, después de que lo llamé, fuimos para la casa de mi sobrino y ahí estaban los patrulleros de la policía, porque ya les habían avisado", contó. Gracias a un llamado anónimo, también fue allanada una vivienda de la villa de emergencia y así liberaron a toda la familia. (DyN).