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Braidot, un apellido con historia

Giovanni Battista Braidot, su esposa María Brissiat y sus hijos fueron una de las tantas familias que fundaron la ciudad de Avellaneda, al norte de nuestra provincia. El relato lo proporcionó su bisnieto, Víctor Braidot.


El Prof. Víctor Braidot, oriundo de la ciudad de Avellaneda, nos envió un ejemplar del libro "Braidot, un apellido con historia", que narra la historia de sus bisabuelos Giovanni Battista Braidot y doña María Brissiat que escribiera en 1995, con la colaboración de algunos parientes.

Nos contó que esa historia es similar a la de 133 familias friulanas (de lo que hoy es la región del Friuli-Venezia Giulia, en Italia) que arribaron a esas tierras en varios grupos entre el 18 de enero y el 28 de abril de 1879, atraídas por los postulados de la Ley N° 817 de Inmigración y Colonización del entonces presidente Nicolás Avellaneda.

Comentó que aquellos inmigrantes tomaron posesión de sus tierras en lo que era el Territorio Nacional del Chaco -aclarando que en aquella época el límite norte de nuestra provincia era el arroyo El Rey-, donde dejaron fundada la ciudad de Avellaneda, que hoy cuenta con una población aproximada de 23.000 personas.

En el prólogo de su libro, Víctor cuenta que "reflejar cada uno de los detalles de la vida de los nonos y sus hijos es muy difícil porque no quedan ya documentos que prueben fehacientemente los hechos y tampoco están con nosotros aquellos nonos sabios que hubieran podido contarnos sus conocimientos y sus experiencias".

Sin embargo, pudo reconstruir la vida de sus antepasados y completar casi en su totalidad el árbol genealógico gracias a documentación que consiguió en las parroquias de Avellaneda y Reconquista, en el Registro Civil de esa última ciudad, la aportada por algunos parientes y en Mossa (población de la provincia italiana de Gorizia), el pueblo de los nonos.

En el pueblo de Mossa


A continuación transcribimos algunas partes de esta historia: "Allá por el año 1827, en una pequeña pero simpática población de la provincia de Gorizia, en Italia, llamada Mossa, el hogar formado por don Pietro Braidot y doña Magdalena Cecuta se vio alegrado con el nacimiento de un hijo, a quien le pusieron por nombre Giovanni Battista.

El pequeño llevó una vida normal junto a sus hermanos ayudando a la familia en las tareas del campo pero sin las posibilidades de ir a una escuela. Ya grande, cuando contaba con alrededor de 30 años, se enamoró de una hermosa jovencita que no llegaba a los 20 años, a la que ya conocía desde hacía mucho tiempo porque la familia de ella (don Gaspar Brissiat y doña Catalina Bianchi eran sus padres) vivía cerca de su casa.

María le dio su sí y vivieron unos meses muy felices, siempre trabajando, hasta que un día decidieron casarse, en 1858, en la iglesia de San Andrés. El tenía 31 años y ella 20. Formaron su hogar en el pueblo que los vio nacer y al año de casados, Dios los bendijo con su primera hija, Teresa. De allí en más todo fue alegría: cuando Teresita contaba con 7 años llegó su hermanito Antonio y dos años más tarde Raimundo. Posteriormente nacieron Nicolás, Elisa y Juan".

Un cartel marcó el futuro


Víctor Braidot cuenta que "en 1877, don Giovanni Battista había ido a llevar unas verduras a su amigo don Giovanni Marega cuando al pasar cerca de la Villa Codelli vio a un grupo de personas que comentaban sobre lo que decía un afiche pegado en una pared. Pidió que se lo leyeran y así pudo enterarse que el gobierno de un país llamado Argentina, allá en América, regalaba tierra, herramientas y semillas a los que querían ir a trabajar y que había empresas que hacían los trámites a los interesados y los llevaban desde Génova hasta la capital de ese país, cuyo nombre era Buenos Aires.

No le dio importancia pero con el tiempo se enteró que varias familias de pueblos cercanos ya habían partido a América y que el entusiasmo había prendido en la mayoría porque veían una solución a los grandes problemas por los cuales estaba atravesando la región".

Después de dudar sobre "ese panorama tan desconocido e incierto" -como narra Braidot- sus bisabuelos tomaron la decisión de partir a estas tierras, junto a la familia de don Giovanni Marega y Antonio Raffaeli, novio de Teresa, la hija mayor. Hicieron los trámites y se encaminaron hacia Génova.

En el puerto genovés completaron los trámites respectivos y se embarcaron en el vapor Isabel, el 17 de febrero de 1879. Llegaron a Buenos Aires el 2 de abril, donde los estaban esperando los funcionarios del gobierno, quienes los llevaron a un edificio que llamaban Hotel de Inmigrantes para que descansaran e hicieran los trámites necesarios para su radicación en la nueva patria.

Posteriormente y junto a otras familias de inmigrantes, en el vaporcito Paraná remontaron el río Paraná para llegar hasta Goya, en Corrientes. Atravesaron el río en una balsa arrastrada por un pequeño vapor y llegaron al puerto de Reconquista.

De Italia a Santa Fe


El 8 de abril de 1879 las familias Braidot, Pacor, Zorat, Furlán, Zupel, Padrán, Rigonat, Strusiat, Clementín, Fogar, Cocit, Massín, Mochiut, Bresián, Sandrigo, Cian, Persutti, Silvestri, Masan, Vieniz, Paulín, Bauden, Stangaffero, Bregant, Bianchi, Tóffoli, Pividori, Goi, Corgniolutti, Brollo, Serafini, Perini, Zilli, Agostini y Martirelli cruzaron el Arroyo El Rey y llegaron a su destino definitivo, con las pocas cosas que pudieron traer de su patria.

La familia de Giovanni Battista Braidot recibió 36 hectáreas mientras que a Antonio Raffaeli se le entregó idéntico terreno, ya que manifestó su deseo de formar un hogar y radicarse definitivamente en el nuevo país.

Aquí se encontraron con muchas otras familias que los habían precedido en la partida desde Italia. Les indicaron cómo construirse el rancho de paredes de barro y techo de paja para poder vivir, con amplias habitaciones y una larga galería abierta entre ellas.

Luego de limpiar la tierra para poder sembrar recibieron las semillas y las herramientas de trabajo prometidas por el gobierno nacional en su ley 817, además de los animales para el trabajo y la comida para la familia.

Trabajaron duramente, venciendo las dificultades y adversidades propias de una naturaleza agreste pero con fe en Dios. Todos los domingos iban juntos a la capilla del pueblo (ubicada en el lugar donde hoy se encuentra la capilla Nuestra Señora de Lourdes) para agradecer por los beneficios recibidos.

En 1880 nació su primer hijo argentino: Juan Bautista. En 1881 se casaron Teresa y Antonio y se fueron a vivir al lote que les habían concedido. Cuatro años más tarde nació su último hijo: Eduardo, con el cual el matrimonio completó su sueño: tener una familia numerosa, educada cristianamente, respetuosa del trabajo y de las buenas costumbres.

Por último, el relato menciona que el 21 de agosto de 1911 falleció don Giovanni Battista y el 3 de enero de 1931 su esposa María, cuando contaban con gran cantidad de nietos. La familia que ellos formaron se dispersó por toda la Argentina pero fundamentalmente se afincó en el norte santafesino. En octubre de 1995 esos descendientes organizaron un encuentro familiar donde estrecharon fuertes vínculos fraternos y rindieron un homenaje a Giovanni Battista y María.