Región: REG-05
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La dignidad del techo propio

Los tres grupos de casas construidas con aportes del Fondo Nacional de la Vivienda (Fonavi) constituyen, en Rafaela, una buena contribución al conjunto edilicio ciudadano.


El primer Fonavi en aparecer en la geografía ciudadana es el del barrio Fátima, también el más modesto en cuanto al número de unidades habitacionales: sólo 200 casas. Uno de los cuestionamientos esenciales, al tiempo de su construcción, fueron las características de las viviendas. Se trata de unidades habitacionales de dos plantas, con independencia entre el piso inferior y superior, ya que los habitantes conforman familias distintas y cada una tiene su propia vía de ingreso. Sin embargo, el sistema trae notorios inconvenientes. Prácticamente no existen patios y pueden producirse quejas y discusiones entre las familias por los ruidos que, producidos en el sector elevado, repercuten en el espacio inferior. En el tiempo de la construcción hubo notables inconvenientes. La empresa encargada de hacer las casas quebró y, tras no pocos inconvenientes, el municipio -gobernaba, por entonces, Juan Carlos Borio- se hizo cargo de la terminación del proyecto.

El segundo sector -con tal ubicación por tiempo de aparición y por cantidad de viviendas: 500- es el situado en al sur de la ciudad, dando uno de sus frentes, a la ruta nacional Nº 34. Denominado en un principio como Fonavi Sur, recibió, posteriormente, el nombre oficial de 17 de Octubre. El lugar está bien diagramado, con espacios de recreación. También está, en ese radio, la escuela primaria Juan Domingo Perón. Tiene una plaza cuyo nombre es el del siempre recordado literato rafaelino: Lermo Rafael Balbi.

Crece una ciudad


Frente al lateral este del barrio 17 de Octubre se encuentra un sector arbolado con eucaliptus, donde los asadores son utilizados con frecuencia. También se advierten, a horas dispares, las tradicionales mateadas. Las casas -de dos plantas independientes- tienen el inconveniente señalado para el conjunto habitacional Fátima. Si bien el sistema de adjudicaciones se ha mejorado y transparentado, consistentes comentarios aseguran que en el reparto original de las casas del barrio jugaron influencias políticas. Cuando se determinaron los terrenos para el emplazamiento -en tiempos de una de las administraciones de Rodolfo Bienvenido Muriel- no fueron pocas las quejas de los vecinos del radio que habitan espacios cercanos más distinguidos: allí se ubican, en sectores linderos, casaquintas, en algunos casos, de lujoso porte, y en su mayoría, con natatorios.

El 17 de Octubre exhibe el dudoso mérito de ser el Fonavi cuyos habitantes muestran mayor tardanza en el pago de las cuotas. Las estadísticas demostraron que revelaba el más alto índice de morosidad para barrios de estas características en toda la provincia.

Si bien el sector es relativamente tranquilo, las características de la población han mejorado y, no hace mucho, se ha instalado allí como un buen aporte a la seguridad un destacamento policial. Por otra parte, es altamente cuestionada la cesión de casas en una operación que transgrede las normas del Fonavi. Incluso, en un medio gráfico local, aparecieron ofertas de alquiler.

El más numeroso de los Fonavis rafaelinos es el último en aparecer. Con nombre poético, Jardín tiene 665 viviendas construidas más razonablemente. Son de una planta con espacio para el patio. En cuanto a edificación, poblaron un sector tradicionalmente despreciado para la radicación de viviendas por su cercanía al cementerio. En el radio hay escuela y un destacamento policial.

Algunos comentarios también señalan que en Jardín hubo algunas negociaciones que no guardarían respeto por la normativa vigente.

Modesto, pero barato


El Fátima es el sector más relativamente cercano al centro. Tanto el 17 de Octubre como el Jardín establecen una lejanía que, en otro tiempo, habría significado un impedimento para conseguir, con facilidad, gente que los habitara. Ahora, no. En las adjudicaciones, las listas previas de interesados superaron largamente las disponibilidades. Realizado el control de las situaciones de los inscriptos, siempre hubo más demanda que oferta. Recurrir al sorteo significó, para los finalmente adjudicatarios, una situación similar a la de obtener un premio en alguna rifa. Tanto interés tiene directa relación con los aportes que deben hacerse mensualmente.

Lo que se abona por mes por una casa Fonavi oscila entre los 50 y 100 pesos. Ese importe varía según las dependencias de cada unidad habitacional. También las variables se dieron por la modificación de los planes, que cambiaron los plazos de pago. De los 25 años originales, en algunos casos de renegociación para el achique de los aportes mensuales, se fueron a 30. Para establecer diferencias, vale la pena consignar que, en el mercado inmobiliario rafaelino, alquilar en la ciudad una vivienda modesta, no céntrica, significa un desembolso mensual de 150 a 300 pesos.

Un total de 1.365 viviendas -computados los tres Fonavis rafaelinos- constituye un buen aporte para una ciudad que, todavía, revela un déficit habitacional estimado en alrededor de 2.000 casas.