Esta distinción es la primera en acordarse. A partir de este año, será adjudicada en forma bienal, estará destinada a exaltar el trabajo de los forjadores del movimiento coral y podrá ser otorgada Post Morten a los maestros desaparecidos. Se entregará en un acto público a realizarse en el Salón Azul del Senado el martes 20 a partir de las 18.30.

La lista de los premiados incluye a Edgardo Aradas, Raúl Carpinetti, Oriente Monreal, Alberto Perazzolo, Roberto Saccente, Roberto Ruiz, Adelina Sacaggio, Rubén Urbiztondo y Rodolfo Van der Meulen (Buenos Aires), Eduardo Alonso Stier, Jorge C. Armesto, Vilma Gorini de Teseo, Virtú Maragno, Antonio Russo, Padre Jesús Segade, Waldo Sciamarella y Juan Shultis (Capital Federal), Guillermo Watkins (Catamarca), José E. Alonso, Gerbert Diehl, César Ferreyra y Emma M. Sánchez (Córdoba), Clydwyn Apaeron Jones y Alfred Williams (Chubut), Carlos Barraquero (Mendoza), Juan A. Petracchini (San Juan), Franklin Ponce (Santiago del Estero), Antonio Della Rocca y Salvador Rimaudo (Tucumán).

Por nuestra provincia, irán los rosarinos María Eugenia Barbarich y Christian Hernández Larguía y por nuestra ciudad los maestros Francisco Maragno, Rubén Guernaschelli y Héctor A. Nardi, que se llegaron a nuestra redacción, convocados para hablar de este reconocimiento.

Con trayectorias muy importantes y tan extensas que serían imposibles de enumerar en esta nota, los tres maestros se muestran agradecidos por la distinción, aunque no se puede ocultar una suerte de polémica al aceptarla, dadas las continuas distorsiones políticas que hacen que la credibilidad sea la más lastimada. Por ejemplo, Francisco Maragno, confiesa que "la cultura es un estereotipo adornado de malos entendidos. Cuando me dijeron que el Senado de la Nación le haría un reconocimiento a un grupo de directores de coros, me asombré, �no sería un malentendido?".

Y para refrendar su pensamiento cita al crítico musical Jorge D'Urbano, quien dijo "El estado es como un padre desaprensivo que engendra a sus hijos y luego los abandona". Guernaschelli tampoco cree mucho en los premios "pero siempre es agradable recibirlos, ya que son muchas las cosas que hacemos sin retribución alguna. Además, debemos luchar hasta para imponer un repertorio serio, así que cuando se acuerdan de nosotros debemos ir a recibir pero también a exigir una mayor colaboración del Estado para el sector cultural".

Héctor Nardi también cree que esta suerte de homenaje a la trayectoria, "es por lo menos la posibilidad de sentirse recompensado por tantos esfuerzos que hemos hecho en nuestra vida, con más vocación que disponibilidad de medios, sobre todo en nuestro caso, que hemos dirigido y creado coros en ciudades cercanas a las cuales hemos tenido que viajar a veces hasta dos veces por semana".

Maragno creó la Escuela Coral Bach, el de la Escuela Experimental N° 8 Alte.Brown, el de la Escuela I.L.Peretz, el de Moisés Ville, el de la Facultad de Ciencias de la Educación de Paraná y el Polifónico de Santa Fe, al que dirigió por más de treinta años. Actualmente, dirige el Coro Polifónico de la Universidad nacional de Rosario.

Guernaschelli estuvo en los albores de la Agrupación Coral Beethoven muchos años y allí cosechó prestigio, cariño y muchos premios en el Coro Polifónico de San Francisco. Ahora dirige el Grupo Coral del Centro Ciudad de Rafaela. Pero, en sus antecedentes están muchas agrupaciones en donde dio su aporte desde la dirección, que ejerció ya sea como invitado o por períodos cortos.

Nardi estuvo en el Polifónico de la UNR, en el Coro Estable de Amigos de la Música, fundó el Ars Nova de nuestra ciudad y llevó al Coro Polifónico de Gálvez a un prestigio internacional que corroboró en varias giras europeas. Sus largos años al frente de ese coro seguramente incidieron para que Gálvez esté considerada la capital del canto coral del país. En estos días, Nardi dirige dos coros, el de la Universidad Católica de nuestra ciudad y el Polifónico Municipal de Nogoyá (Entre Ríos).