Opinión: OPIN-04

Los "refugiados rumanos": la
globalización de las miserias


Suena un acordeón en la peatonal. Es un niño que no sabe tocar. Llama la atención por su mirada perdida y la cara de hambre. La madre está a la vuelta pidiendo limosna y el padre ensaya su mejor renguera en un semáforo, al mejor estilo Duftin Hoffman en Perdidos en la noche. "Son los rumanos" dice una señora que pasa por al lado. "íEstos son gitanos!!!", grita un vendedor ambulante que ve al periodista observarlos. "Vienen de la guerra de Kosovo" dice una chica, mientras les deja una moneda.

Desde hace dos años deambulan por Santa Fe y las principales ciudades de la Argentina y han protagonizado curiosos hechos policiales.

La embajada estima que son 200 familias que comenzaron a llegar a Argentina a mediados de 1998. "No son refugiados como dicen. No huyen de persecuciones religiosas ni políticas. Vienen a vivir de la mendicidad" sostenía Viorel Ipate, Cónsul de la Embajada Rumana en Buenos Aires, a mediados de febrero de 2000. Hoy son muchos más y poco se conoce de ellos. La embajada de Rumania en Argentina es reticente a brindar información oficial al respecto. Se limitan a decir que "no saben mucho del tema" y que ellos no son responsables de esta oleada inmigratoria.

Del análisis de la información brindada por la embajada, las notas periodísticas publicadas en todo el país, la situación de Europa del Este y los dichos de algunos mendigos que pasan por Santa Fe, se desprenden varias hipótesis.

  • Refugiados del hambre, la miseria y la desesperanza.Rumania es un país de Europa del Este que tiene aproximadamente 23 millones de habitantes con el 54,3 % de población rural. Soporta una terrible crisis económica con un índice de pobreza del 43 % y 30 % de desocupación en algunas regiones. Estos datos, y la historia conflictiva de un país que no puede integrarse al desarrollo del resto de Europa, nos brindan una de las pistas para llegar al porqué de los mendigos rumanos en Argentina.El sueldo promedio en Rumania no supera los 100 dólares, esto hace comprender las palabras de una mendiga, publicada en el diario La Nación, la cual afirma que "allá no podíamos vivir con los 60 dólares que ganaba mi marido. Acá es más fácil, porque la gente nos ayuda".Los rumanos constituyen gran parte de los habitantes extranjeros de los otros países europeos y Estados Unidos que se manifiesta en una tendencia o necesidad de este pueblo de buscar nuevos horizontes, escapando de algo muy lejano al paraíso descrito en los folletos que reparte la embajada.
  • La Guerra de los BalcanesLa mendiga de calle Mendoza dice ser rumana aquejada por el hambre y la miseria de su país; la joven de Primera Junta habla del recuerdo horroroso de una guerra y, más decidida, la mendiga de calle Tucumán manifiesta ser refugiada de Kosovo.Existen indicios que abonan esta última tesis como: la cercanía de Rumania con la región en conflicto, la existencia de un alto porcentaje de rumanos que vive en Servia, Albania y Kosovo y la preocupación del gobierno rumano en llevar la paz a los conflictos de la ex Yugoslavia.El Comité de Elegibilidad para Refugiados, dependiente de la Dirección Nacional de Migraciones, sostiene categóricamente que, en su gran mayoría, los mendigos rumanos no son refugiados. Idéntica opinión tienen en la sede del Alto Comisionado para los Refugiados que las Naciones Unidas tiene en Buenos Aires.Entonces, es posible que vengan escapando de la guerra pero también existe la posibilidad de que esto no sea más que un artilugio especulativo para hacer más eficiente la mendicidad.
  • Gitanos siempre discriminadosUna tercera hipótesis sostendría que los rumanos no son más ni menos que gitanos, tan discriminados en Europa como en nuestro país.Curiosamente, en Rumania reside el rey gitano Fiorin, además de ser uno de los países europeos con mayor presencia de etnias y en especial gitanos. El censo oficial habla de un 1,8 % de gitanos en Rumania, pero cronistas europeos determinan que podrían existir entre 2,5 y 3 millones. Esta diferencia se debe a que los pertenecientes a esta etnia negarían su condición de tales en los censos como un mecanismo de protección ante la discriminación.Los rumanos que mendigan en Santa Fe niegan ser gitanos, ante la pregunta responden automáticamente, como si fuera un "pase libre": "Cristianos..., somos cristianos".Fuentes de la embajada de Rumania en Argentina descartan esta hipótesis porque como ellos demuestran que es el único país en el cual los gitanos lograron la participación en el parlamento (un solo diputado) representado por la Unión Democrática de los Gitanos de Rumania.La discriminación de los gitanos en Europa se ve agravada con el resurgimiento de movimientos nacionalistas como los de Haider en Austria y las políticas de control de los inmigrantes ilegales.Históricamente perseguidos, los gitanos son una etnia acostumbrada a deambular por el mundo en busca de nuevas tierras, experimentando artilugios callejeros para conseguir una moneda y con mucha facilidad para moverse en culturas y espacios diferentes. Éstas son características que los asemejan a nuestros actuales visitantes.
  • ¿Qué hacen?


    Mendigan a través de estrategias que se repiten y se diversifican con el tiempo, entre las que cuentan: hombres con exageradas discapacidades locomotrices (todos con la muleta más barata del mercado); mujeres mendigas con bebés en brazos y niños acordeonistas, entre otras. Según los datos obtenidos en una investigación de la Secretaría de Promoción Social del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, estas tareas diarias les dejan a los mendigos rumanos entre 10 y 15 pesos.

    El último contingente que llegó a Santa Fe trajo un nuevo mecanismo que consiste en pedir una donación a través de un volante que explica la situación de un niño con leucemia. El papel lleva un sello extraño, supuestamente relacionado con una organización religiosa que ellos se encargan de aclarar: "es cristiana".

    Estas prácticas de mendicidad, que ejercen en las principales ciudades de nuestro país, ha ocasionado inconvenientes con la justicia por la explotación de los menores. En Salta, una jueza ordenó la detención de un niño rumano que tocaba el acordeón y mendigaba en la peatonal. En Mendoza, por orden de la Jueza de Familia Adriana Rodríguez, 11 menores fueron puestos bajo la tutela de la Dirección de la Familia por considerar que sus padres los obligaban a ejercer la mendicidad. Curiosamente, al cabo de 13 días todos se fugaron sin dejar ni un rastro. Según los funcionarios, el escape fue premeditado y organizado por los padres que se encuentran prófugos.

    En nuestra provincia se vieron envueltos en un tema policial en la ciudad de Rosario cuando una pelea entre ellos, dentro de una pensión en la cual vivían 20 familias rumanas, terminó con dos heridos graves (apuñalados) y un detenido.

    ¿Cómo llegan y por qué Argentina?


    Increíblemente, o no, la primera puerta la abrió nuestro país con un sistema especial de migraciones para los extranjeros procedentes de países de Europa del Este y Central con el objetivo de promover la inmigración de profesionales limitados en su desarrollo por las condiciones económicas de Rumania. Pero la publicidad que adquirió este mecanismo en ese país atrajo a numerosas familias de escasos recursos que no son precisamente cuadros científicos generados tras la vieja cortina de hierro. Al cerrarse esta posibilidad de visas para venir a nuestro país, en mayo de 1999, 180 rumanos ingresaron a Uruguay. Detectados en la Banda Oriental comenzaron a buscar otros caminos.

    A principio de este año, en distintos operativos realizados en la frontera de Salta con Bolivia, se detuvo a un total de 67 rumanos que intentaban ingresar desde el país vecino en forma ilegal a la Argentina, a través de pasos clandestinos.

    Otro mecanismo es el ingreso con visa de turista para luego pedir ante las autoridades el certificado provisorio como refugiados. Mientras dura el período de evaluación (que siempre se deniega) buscan tener hijos en nuestro territorio para tramitar con derecho su residencia.

    Estas variadas e inteligentes estrategias de ingreso hacen pensar en la existencia de una organización especializada en el tráfico de personas. Por el momento no hay pruebas concretas de esto pero sobran indicios.

    Negocio miserable


    Llegan sistemáticamente. Demuestran conocer las reglas migratorias, las posibilidades que abre la figura del refugiado y los pasos fronterizos vulnerables. Tienen pautadas estrategias de mendicidad que repiten en todo el país y una capacidad organizativa para sacar menores de un instituto en Mendoza o cruzar clandestinamente la frontera entre Argentina y Bolivia. Todos éstos son indicios suficientes para pensar en la existencia de una mafia que ninguna autoridad parece investigar.

    Dentro de tantos interrogantes e hipótesis existe una certeza, casi indiscutible: organizados o usados por miserables, sean rumanos hambrientos, gitanos discriminados o refugiados de los Balcanes (o todo junto), los mendigos escapan de alguno de los horrores de este mundo. Hambre, guerra o discriminación son el caldo de cultivo de algunos delincuentes que intentan reeditar "la América", tal vez, inspirados en la globalización y la precariedad de un país subdesarrollado como el nuestro.

    Lic. Mariano Bravi