(Por Sonia Catela).- El complejo tejido institucional de Ceres obra como soporte de contención de los estratos poblacionales que se hallan debajo de las líneas de bienestar y mejora la calidad de vida colectiva con una oferta variada de funciones.

Muchas ONGs locales coinciden con las de otras urbes -el Rotary, por ejemplo-, pero abundan las autóctonas. El conjunto recorre los perfiles más contrastantes: desde las que se encargan de juntar plata para financiar becas estudiantiles (Instituto del Becario) hasta los que se reúnen para organizar campeonatos de distintos juegos (como el Círculo de Ajedrez), pasando por las que administran bibliotecas (Asociación Biblioteca Sarmiento), juntan pinturas y esculturas como las que organizan muestras plásticas (Amigos del Arte), sin dejar de lado a las que construyeron los únicos ojos de agua que hay en esta región careciente de ríos, arroyos o lagos (Clubes Atlético y Central). Cada barrio ceresino cuenta con una vecinal, y éstas se ocupan de las cosas más dispares: desde mantener una fuente dotada de un mapa mundi y una gruta que aloja una virgen, a la organización de un Centro Tecnológico que da clases gratis de computación a centenares de vecinos. En los barrios periféricos, cinco centros comunitarios se ocupan de dar la copa de leche, almuerzos o viandas, a alrededor de 450 niños, requiriendo el trabajo de setenta madres voluntarias.

La Sociedad Italiana nace con la ciudad. Arranca en el año de la fundación, agosto de 1892, con el propósito de brindar asistencia médica, hospitalización, socorros mutuos y subsidios por fallecimiento y enfermedad a aquellos primeros colonos inmigrantes que debían sobrevivir en medio de la llanura despoblada. Ya en 1908 inauguró un local que se convirtió en centro social de Ceres. En su ámbito comenzaron a celebrarse fiestas patrias argentinas e italianas, y a concertarse famosos bailes. Allí nació la primera banda de música, funcionó una Escuela Italo Argentina y alojó un cine hasta 1988. En la actualidad, se perdió totalmente su primigenia función de seguridad social. Su actividad principal es la deportiva bochófila: en sus canchas de desarrollan importantes torneos zonales y provinciales.

Dona se origina en 1994, luego de concretado con éxito el segundo trasplante renal a una ceresina, Adelaida Bovero. Ésta convocó a profesionales y ciudadanos a agruparse a fin de concientizar a la comunidad acerca de la importancia de la donación de órganos. Hasta el momento han reclutado a 300 donantes, en su mayoría jóvenes; también aportaron un equipo quirúrgico para ablacionar córneas al hospital local, y se proponen lograr ese objetivo último: que en la ciudad puedan extraérselas para su derivación a quienes las necesiten. Bovero estima que en Ceres hay al menos cuatro personas que requieren trasplantes de riñones y agrega que también los "consultan por médulas y córneas y, en lo que podemos, los asesoramos, dándoles direcciones ya que mantenemos contactos permanentes con el Incucai en Capital Federal". Cíclicamente realizan campañas de difusión en escuelas y medios.

En sus veintiún años de existencia, el Instituto del Becario logró que 13 profesionales concluyeran sus carreras universitarias, a las que no hubieran podido acceder sin sus préstamos de honor: en esta ciudad, el peor inconveniente con que tropiezan los jóvenes desprovistos de recursos y que quieren estudiar, es que deben desplazarse 300 ó 400 kilómetros para radicarse en los centros urbanos donde hay casas de altos estudios, y allí buscar alojamiento y cubrir todos los gastos que emanan de la mudanza. Pero, aparte de los citados, otras 28 personas cursaron, parcial o totalmente, con ayudas del Instituto. Actualmente se hallan becados 9 estudiantes con el importe completo ($250) y 5 más gozan de media beca.

La población de Ceres se conformó, fundamentalmente, por convergencia de inmigrantes italianos, españoles, sirio-libaneses y judíos. Cada uno de esas etnias en algún momento se aglutinó con el fin de resguardar su identidad y protección mutua. En el caso de los judíos, éstos llegaron a la ciudad desde Montefiore, radicándose aquí a partir de la gran inundación de 1914; fundaron la Unión Israelita en 1922. Hoy sólo quedan unas 40 familias de esa procedencia, y en la Unión funciona una escuela llamada Max Nordeu, donde se enseña religión, historia y hebreo a seis niños. Por su parte, los ibéricos se aglutinaron en octubre de 1920, y crearon la Sociedad Española como entidad filantrópica y cultural. Desvanecida su finalidad inicial, hoy se ocupa fundamentalmente de organizar los corsos anuales del pueblo. Pero Ceres es una sociedad en la que se ha alcanzado una convivencia cultural de tal magnitud, que todavía se recuerda cuando un italiano de pura cepa, don Juan Zagnier, venido luego de la segunda guerra mundial, presidió la sociedad Española durante décadas, allá por los '70.

Esta entidad nació en 1985 a consecuencia de la expulsión de gente del empleo formal y el acrecentamiento del cuentapropismo, fenómeno que condujo al desamparo en materia sanitaria. Por otra parte, en el hospital de Ceres no se cubre la atención bucal de manera integral (se practican sólo extracciones), contando con una única profesional que atiende a miles de personas. Por lo tanto, Amic nuclea a 650 grupos familiares, los que reciben atención odontológica completa y descuentos extras en medicamentos más allá de los que les pueda corresponder por obra social, entre otros beneficios de salud. Amic evolucionó desde su creación: comenzó con un banco de sangre, encaró luego la compra de medicamentos abaratando costos, en 1987 incorporó una ambulancia, y en 1991 montó el consultorio odontológico que da solución a todas las familias asociadas.

Inusual para una ciudad pequeña como ésta, inusual su prolongación en el tiempo, y la jerarquía de su certamen nacional de plástica: Amigos del Arte ha convocado ya a enviar obras para su 49º Salón Nacional, el que se realizará entre el 7 y el 16 de julio, celebrando así el sesenta aniversario de la institución. Esta continuidad en el tiempo ha permitido dotar a la ciudad de una importante colección de obras artísticas. Para el certamen de este año, se prevén premios adquisición en efectivo que llegan hasta los 1.000 pesos. Las disciplinas en las que se puede participar son Pintura, Grabado, Dibujo y Escultura.

Entre sus hitos, se encuentran haber construido una máquina de volar totalmente en Ceres (una UNAU 9), la que fuera terminada en 1945. Al Aeroclub se lo declaró Escuela de Aprendizaje de Vuelo sin motor y Taller aeronáutico en 1948, y de Pilotaje cuatro años después. Esta entidad fue impulsada y sostenida también en su acción por la primera mujer piloto de Ceres, la mítica Eugenia Grincova. Hoy por hoy cuenta con 85 socios, y posee tres planeadores para su cometido: un biplaza Súper Blanick (de uso didáctico), un PWS polaco monoplaza y un Vasana, también monoplaza, de origen finlandés.

En Ceres, se calibra la capacidad de servicio de alguien, en especial de los candidatos políticos, por su actuación en las entidades intermedias. No es una evaluación errada: integrar una comisión significa un verdadero trabajo que no acarrea rédito personal; tampoco las ONG sirven de trampolín hacia destinos espectaculares. Se trata nada más y nada menos, que de hacer algo con y para los vecinos.

Algunas de las instituciones que trabajan en Ceres son: Biblioteca Popular, Círculo Ceresino de Ajedrez, Asociación Ceresina de Básquetbol, Club de Bochas, Sociedad Italiana, Club 25 de Mayo Ceres, La Flor Ceresina, Club Nuevo Tropezón, Club Central 193, Liga Regional Ceresina de Fútbol, Club Atlético, Peña ABC, Ceres Cicles Club, Sociedad Española de Socorros Mutuos, Asociación Ceresina de Atletismo, Centro Tradicionalista, Club de los Abuelos, Amic; Centro Comercial, Industrial y Rural, Rotary, Banco de Sangre, Mutual del Club Central, Centro de Jubilados y Pensionados de Ceres, Asociación Amigos del Arte, entre otros.