Hace 25 años mataban a Bonavena en EE.UU.
Le dispararon a escasos metros de distancia, con un arma de fuego de grueso calibre. Los agentes de seguridad privada del lugar tenían orden de matarlo.
Hoy se cumplen exactamente veinticinco años de la muerte de Oscar Natalio "Ringo" Bonavena. Tenía 33 años de edad y fue asesinado en la madrugada del 22 de mayo de 1976 en el portón de ingreso al Mustang Ranch, una casa de citas perteneciente a Joe Conforte y que estaba ubicado en el condado de Storey, a veinte kilómetros de la ciudad de Reno, en el Estado de Nevada, EE.UU.
Ringo fue uno de los más queridos y reconocidos personajes del deporte argentino de todos los tiempos, al margen de sus cualidades boxísticas y en lógica concordancia con su forma de ser, su carisma y notable personalidad.
Bonavena se encontraba en Reno desde la última semana de enero de 1976, convocado para hacer algunas peleas, las que realizaría bajo la promoción de la casi sexagenaria Sally Conforte, tercera esposa del nombrado mandamás. Un poder de representación de Ringo, perteneciente al agente pugilístico puertorriqueño llamado José Montano, había quedado en manos de Conforte a través de una subasta, lo que determinaba la obligación profesional de Bonavena.
Exactamente a las 6 horas y 10 minutos del trágico día, y en presencia de John Coletti, personal de seguridad, el ex convicto Willard Ross Brymer, guardaespaldas directo de Conforte, disparó con su arma, un fusil para caza mayor calibre 30.06 marca Sprinfield, sobre la anatomía de Ringo, dando frontalmente en el centro del pecho del peso pesado argentino. El proyectil le perforó el tórax.
Debido a serios altercados acaecidos la semana previa al desenlace fatal, ligados a una dura advertencia de Conforte hacia Bonavena, Brymer tenía la orden de matar a Ringo si éste insistía en quedarse en Reno y no abandonaba el sitio como se lo habían pedido expresamente.
Bonavena debía abandonar Reno y haberse retirado a Europa, puesto que Conforte -con el tiempo- reconoció que ellos mismos habían pactado el alejamiento del boxeador y el de su mujer Sally, con quien Ringo mantenía una relación muy especial, hasta que la situación mejorara.
El cuerpo de Bonavena -embalsamado- llegó a Buenos Aires recién el 28 de mayo de 1976, después de haber sufrido tres autopsias, en el marco de las pericias realizadas durante la investigación del sheriff Bob Di Carlo. Inmediatamente, fue trasladado al estadio Luna Park, donde permaneció hasta las 7.30 del domingo 30 de mayo, y después de ser visitado por más de ciento cincuenta mil personas en casi dos días de velatorio. El sábado 27, cinco minutos antes de las ocho, se hizo presente doña Dominga, la madre de Ringo, quien en compañía de sus hijos Vicente y José pudo verlo, prácticamente una semana después de su asesinato.
Muchas personalidades del momento se hicieron presentes para despedirlo, y cualquier enumeración resultaría inexacta y odiosa. Pero valdría la pena recordar a Carlos Monzón y al entonces presidente de la Nación, Alejandro A. Lanusse; a Héctor Veira, Jorge Fernández, Ulises Barrera, Antonio Rattín, Roberto De Vicenzo, Horacio Accavallo, Leonardo Favio y Guillermo Brizuela Méndez; así como al enorme Víctor Galíndez, que la noche en la que mataron a Oscar logró contra Richie Kates, en Sudáfrica, un triunfo colosal y épico, brindando gran demostración de coraje.
Ringo Bonavena nació el 25 de setiembre de 1942 y toda su familia residía en Parques de los Patricios. Suspendido por la Federación Argentina de Boxeo en su época de amateur -entre otras cosas por haber mordido al estadounidense Lee Carr en los Juegos Panamericanos de San Pablo en 1963- se convirtió en púgil de paga directamente en EE.UU. El 3 de enero de 1964 debutó en Nueva York contra el local Louis Hicks, a quien le ganó por nocaut en el primer round, pesando 92,100 kilogramos.
Lamentablemente -y sin saberlo- el 26 de febrero de 1976 realizaría su última presentación, en Reno, contra Billy Joiner, al que venció por puntos en diez asaltos y con un kilaje de 98,800. Entre una y otra contiendas, desarrolló una laboriosa campaña de un total de 68 peleas, de las que ganó 58 (44 KO), 9 derrotas y 1 empate.
Entre sus actuaciones de mayor trascendencia -seguramente- todos recordarán aquella que sostuvo el 7 de diciembre de 1970, en el Madison Square Garden de Nueva York, contra el inconmensurable Muhammad Ali -ex Cassius Marcellus Clay- contra quien ofreció sensacional resistencia. Ali sólo pudo quebrarlo recién en el decimoquinto y último episodio, después de enviarlo en tres oportunidades a la lona. Asimismo, se le rememoran batallas de real valía contra Joe Frazier, George Chuvalo, el alemán Karl Mildenberger y -en el orden nacional- Gregorio "Goyo" Peralta.
Sergio Ferrer