Titulares de Tapa: TAPA-02

Copan comisaría y roban banco en Villa Eloísa

Primero encerraron en los calabozos a cinco personas. Después robaron armamento de guerra de la seccional y se alzaron con 20 mil pesos del banco.


Al golpe que esta mañana consumó una banda de delincuentes en Villa Eloísa, a 100 kilómetros al oeste de Rosario, no le faltó ningún ingrediente para merecer el celuloide: los delincuentes coparon la comisaría, levantaron de allí todo el armamento disponible, encerraron a cinco personas en el calabozo y se dirigieron a un banco situado a dos cuadras para vaciarlo.

El plan sólo tambaleó en este tramo, porque los visitantes, que estaban armados hasta los dientes, no consiguieron abrir la bóveda y sólo pudieron llevarse el efectivo de una caja. Frustrado este propósito, el grupo escapó en dos vehículos del lugar. Mientras lo hacían, sembraban de miguelitos las dos principales salidas de la localidad, para asegurarse vía libre durante un buen rato. Extraoficialmente, en el banco, se dijo que los ladrones se habían alzado con 20 mil pesos.

A empujones


A media mañana este pueblo de 3.700 habitantes del departamento Iriondo, que está ubicado a 28 kilómetros al sudoeste de Cañada de Gómez por un camino de tierra, todavía no se despabilaba de su sobresalto. A las 7.45 las calles ya tenían el movimiento habitual, porque los dos bancos abren a las 7 y la actividad de la comuna arranca a las 6.30. Fue entonces cuando un agente, parado en la puerta de la comisaría, observó a dos personas a las que no conocía. En un pueblo diminuto eso llama la atención y por eso se acercó a paso lento a identificarlos. Quedó en eso: los dos forasteros lo encañonaron y lo metieron a empujones en la seccional.

A esos dos hombres, que un testigo había visto bajar de un auto similar a un Volkswagen Gol azul oscuro, se le sumaron otros tres cómplices desde la otra esquina. Estos vieron que, en un edificio contiguo a la comisaría, había un hombre trabajando. Creyeron que era policía pero se trataba de Manuel Rodríguez, secretario del juez de paz comunal. A él también lo sacaron de allí a empellones y lo redujeron como al primer policía.

Dentro de la comisaría les llevó un instante dominar a otros dos efectivos: un agente y el comisario Marcelo Collina. En la seccional también estaba un empleado bancario.

El plan preveía una consumación fugaz. Por eso, sin ahorrar tiempo, los cinco maleantes encerraron en el calabozo a sus cinco cautivos y hasta esposaron a algunos. Luego examinaron el local y se apoderaron de todas las armas: dos ametralladoras FMK-3 y las pistolas reglamentarias calibre 9 milímetros de cada uno de los policías. Con ellas salieron de vuelta a la calle. No habían transcurrido ni cinco minutos. Cinco personas quedaban encerradas.