La ciudad de los muertos
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En una completa investigación, Mirta Vacou describe no sólo las costumbres funerarias de Reconquista de ayer y siempre, sino el patrimonio arquitectónico de su centenario cementerio.
Se presentó recientemente en la ciudad cabecera del departamento General Obligado el libro "La ciudad que no miramos III. Ritos funerarios y cementerios de Reconquista", de Mirta Vacou. Esta obra es editada como una forma de socializar el producto de tres años de trabajo, búsqueda bibliográfica, consultas de documentos, registros de testimonios orales, visitas al cementerio municipal, entrevistas con informantes clave y diseño de la presentación gráfica, llevado adelante por la autora y su equipo de colaboradores: Silvina Bonastre, Hugo Escobar y Miguel Ahumada.
El fascículo integra la colección Rescate y, como expresó la secretaria de Cultura de Reconquista, María Nélida Cricco, "es doblemente valioso, ya que, por un lado, logra desnaturalizar nuestra mirada, permitiéndonos ver y apreciar valorativamente la ciudad que no miramos, rescatando toda la magnitud de su patrimonio arquitectónico; y por el otro, aborda un tema silenciado en nuestra civilización occidental: el de la muerte como límite y sino de la vida humana".
El primer capítulo de la obra está centrado en el culto a los muertos. Se rastrean los antecedentes de las prácticas funerarias en los tiempos y pueblos antiguos, se relatan los ritos y creencias existentes en Reconquista y la evolución de los mismos. También se desarrollan las prácticas y costumbres relacionadas con la muerte que se expresaban en nuestro medio a través de la religiosidad popular.
El segundo capítulo se refiere al origen de los cementerios en el mundo occidental, y se rescatan del olvido algunos antiguos cementerios por ejemplo el de la Colonia Galesa y el cementerio de Puerto Reconquista, ambos desaparecidos.
El tercer capítulo del libro es extenso y central. Allí se rescata el valor arquitectónico del cementerio reconquistense en forma minuciosa. La autora aporta información sobre las familias que, de una u otra forma, están relacionadas con los panteones, tumbas y nichos. En este tramo de la obra se destacan importantes rasgos del arte funerario local.
Vacou escribió: "Nuestra necrópolis está construida a semejanza de la ciudad. Su esquema es sencillo y racional: un damero octogonal, de calles en cuadrícula, tal como las Leyes de Indias señalaban para los trazados urbanos en América.
"La ciudad de los muertos respeta el esquema de la ciudad de los vivos, con su avenida principal arbolada y calles secundarias, con sus `mansiones' lujosas y `casas' modestas, amén de las `viviendas colectivas'. Cada uno tiene su lugar dentro de la jerarquía social.
"Los materiales empleados, mármol, hierro, bronce, vitrales, mampostería o una simple cruz de madera sobre la tierra, también son indicadores del estrato social del difunto.
"En definitiva, nuestro cementerio es una ciudad dentro de la ciudad. Una ciudad amurallada, un enclave oculto que no participa del trajín cotidiano".
El trabajo de Mirta Vacou se completa en los capítulos cuarto y quinto, en los cuales se registra información complementaria sobre la legislación, las empresas de sepelios y el nuevo cementerio parque privado.
La presentación de este interesante trabajo estuvo a cargo de un panel integrado por la profesora Mirta Vacou, el arquitecto Osvaldo Coulchinsky, la secretaria de Cultura, el profesor Miguel Ahumada y Daniel Mendoza.
Coulchinsky opinó que "nunca mejor puesta la definición de `La ciudad que no miramos' a un tema como éste. Creo que es paradigmático en cuanto a la ignorancia que tenemos los reconquistenses para con nuestra ciudad en general y su arquitectura. El cementerio está allá, detrás de la ruta, extramuros, diríamos. Un límite fuertemente definido lo aisla, aunque ahora ya no tanto, pues la ciudad lo está envolviendo, pero aún así en la memoria colectiva sigue funcionando como un claustro sólo accesible a los deudos. Este fascículo es el resultado de una profunda investigación que se ve reflejada en la abundancia de datos, y su objetivo es acercarnos a los reconquistenses un producto, fruto de nuestra cultura como pueblo para conocernos mejor y encontrar nuestra identidad.
"Vemos -agregó el arquitecto- que tantos testimonios de nuestro pasado en el devenir urbano van desapareciendo por la carencia de una legislación clara que proteja a ese libro abierto de historia que es la ciudad, donde podemos borronear y volver a escribir, pero no arrancar las hojas que creemos innecesarias. Pero el cementerio es distinto. Por ahora con éste nadie ha osado entrometerse. Podemos decir entonces que nos encontramos ante una especie de incunable, un tesoro donde podemos leer el derrotero que ha seguido nuestro caminar como comunidad.
Este tipo de trabajo nos invita a reflexionar profundamente sobre nuestro pasado, conocer las manos que lo modelaron, los ímpetus que forjaron aquellos primeros pasos de esta comunidad; es un aporte que ayuda a la búsqueda de nuestra identidad para dejar de ser y sentirnos definitivamente inmigrantes buscando su sino en estas tierras", finalizó.
La muestra fotográfica "Memoria de la piedra" acompañó el encuentro histórico e ilustró sobre el contenido del fascículo presentado.