Sucesos: SUCE-01

El corredor prostibulario
entre Santa Fe y Paraná

Archivo. Por ejemplo. Tino Segovia mató en Santa Fe y huyó a Paraná. Allí descuartizó a su mujer y fugó con una pupila, menor de edad. Capturado, murió en una cárcel entrerriana.

La investigación judicial en la vecina provincia cuenta aquí con antecedentes siniestros. Otra vez víctimas y victimarios son de la jurisdicción 7a. Unas vivían en San Agustín, otros en Cabaña Leiva. El paseo de las chicas muertas.


Los hechos de corrupción y prostitución de menores que investiga la justicia entrerriana una vez más apuntan a nuestra ciudad. Las chicas involucradas en esta sórdida historia, al igual que sus explotadores -hasta ahora prófugos- residen en la jurisdicción de la seccional 7a., escenario común de numerosos crímenes que sólo encuentran explicación en las sucias transacciones del hampa.

Sin más, en esa zona se reportaron a lo largo de los últimos años, sucesos espantosos como la masacre consumada en la vecina localidad de Recreo, además de la muerte de no menos de media docena de jóvenes, de las cuales, dos adolescentes y una niña fueron halladas en el Camino Viejo a Esperanza, precisamente el camino donde residía una de las adolescentes cuya suerte trata de explicar ahora la investigación que se realiza en la vecina provincia.

Luego, el tristemente célebre Chajá Ferreyra, como los ahora buscados por el juez Fuertes, era oriundo de Cabaña Leiva.

Por otro lado, tampoco es una novedad el permanente tráfico de mujeres que sacadas de esta ciudad son llevadas para ejercer la prostitución en condiciones de esclavitud, bajo celosa custodia de sus cafiolos.

Tino en Paraná


Así, El corredor Santa Fe-Paraná fue escenario del cruel asesinato y posterior descuartizamiento de la Bustarelli (Caso Segovia) y el corredor Santa Fe-Mar del Plata, de la muerte de V. Espíndola -también descuartizada-, suceso que algunos medios de prensa atribuyeron al Loco de la Ruta.

El caso que ahora sigue la justicia en la vecina orilla viene a reforzar la idea de que no son pocas las mujeres, niñas y adolescentes, reclutadas por rufianes en los barrios de la zona norte de nuestra ciudad para ser "colocadas" en Entre Ríos, Córdoba, Mar del Plata u otros centros urbanos, ya con sus fisonomías cambiadas e identidades fraguadas.

De ese sector de nuestra ciudad asolado por la desesperación y la miseria, -donde existen puestos de compra y venta de zapatos hallados en la basura-, hemos referido las más turbias historias relacionadas con la violencia callejera, el tráfico de drogas, de armas y explosivos y la prostitución organizada, cuya existencia sistemáticamente se niega desde el poder. No parece casual que en esta jurisdicción -la 7a.- la propia Policía esté bajo sospecha de corrupción.

Un caso testigo


Entre los numerosos casos de prostitución investigados por la Justicia santafesina puede citarse, a modo de ejemplo, al que involucró a los hermanos Frate -oriundos de la Zona Norte-, en el que también se detectaron conexiones con la vecina provincia de Entre Ríos.

Sergio Rubén y Jesús Frate ya tenían pedidos de captura en el año 1995. Un tercer hermano, Dante Alberto, había sido requerido por el juez de Instrucción de la Segunda Nominación, José Manuel García Porta, quien le endilgaba la presunta comisión de los delitos de estupro y corrupción.

Dante permaneció prófugo hasta que, dos años más tarde, cayó muerto a manos de su hermano Sergio, quien logró escapar a poco de cometido el crimen.

Tanto Sergio como Jesús fueron buscados por facilitamiento de la prostitución y corrupción de menores, aunque al segundo también le atribuyeron una tentativa de homicidio por la que resultó procesado.

La investigación judicial que los vincula al mundo de la prostitución se había iniciado en septiembre de 1995, a partir de la desaparición de una chica de 14 años perteneciente a una familia bien constituida y concurría a un colegio religioso.

Los datos reunidos indicaron que un grupo de malvivientes habían convencido a la adolescente para que dejara su hogar y se quedara junto a ellos, escondida por un tiempo, en una vivienda del barrio Yapeyú, donde más tarde sería hallada.

Contacto en Gualeguay


Los investigadores descubrieron también que quienes retenían a la joven guardaban una estrecha vinculación con un club nocturno ubicado en Gualeguay, donde presumiblemente enviaban a las chicas que lograban seducir mediante engaños.

El "aguantadero" donde se encontraba la adolescente pertenecía a un proxeneta, quien al advertir que la Policía había logrado llegar hasta él, se quitó la vida de un tiro en la cabeza.

La jovencita fue puesta en libertad y pudo regresar junto a sus padres.

Esta historia guarda muchos puntos en común con la que hoy atraviesa la adolescente de 15 años que, trasladada a Colón -Entre Ríos- para trabajar en una wiskería, logró escapar de sus captores y denunciar su situación ante la Justicia.

Esta jovencita, sin embargo, no ha podido retornar a su hogar. Organismos oficiales aseguran que fue alojada en Buenos Aires para evitar que quienes la sometían vuelvan a incorporarla al círculo, en tanto que su padre la reclama y realiza serias imputaciones contra el juez interviniente.

El magistrado, Dr. Ricardo Fuertes, -quien deslizó serias críticas contra la policía santafesina- se manifestó ocupado ante el contacto intentado esta mañana por nuestros cronistas, por lo que no se pudo obtener su opinión acerca de los dichos del padre de la jovencita, quien lo señala como asiduo cliente del local donde la misma era obligada a trabajar.

El camino viejo


Tres casos espeluznantes ocurrieron durante 1995 en nuestra ciudad. Los tres tienen no pocos elementos en común. En todos ellos las víctimas fueron jovencitas menores de edad, asesinadas con armas blancas, y sus cadáveres se hallaron sobre el camino viejo a Esperanza, entre otras cosas.

  • Los "despojos" de una pequeña de sólo 11 años fueron hallados a principios de ese año en el camino viejo a Esperanza, al norte del Country Los Molinos. Se trataba de la niña Vanesa Almeida.
  • En marzo, el cadáver de Carina Farías, de 15 años (quien, a pesar de su corta edad, ya era madre de una pequeña), apareció en el mismo camino viejo a Esperanza, a la altura de Gorriti y Calderón. La jovencita, que trabajaba como doméstica en La Guardia, había sido ultimada de varias puñaladas.
  • Por último, en octubre del '95 fue encontrada, degollada, la adolescente María Fernanda Cuesta, de 15 años. El cuerpo había sido abandonado en el camino viejo a Esperanza, frente al pórtico de ingreso al predio de los jesuitas. Cuesta vivía su cuarto mes de embarazo cuando fue ultimada. Los asesinos querían obligarla a ejercer la prostitución.
  • Investigación especial: Sección Sucesos.