La dama del rock
En Buenos Aires, María Gabriela Epumer es otra María Gabriela Epumer que la que toca en las provincias. En realidad, en Buenos Aires cuando la gente va a ver un show de María Gabriela Epumer lo hace porque disfruta de la voz de una mujer que hoy por hoy es una de las pocas solistas femeninas capaz de entregar un puñado de canciones inteligentes y hermosas.
En otros lugares, como pasó el lunes en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral, el público va a ver a otra María Gabriela Epumer: la chica que es parte de la banda de Charly, la que tocó con Fito y Spinetta y la que allá por los '80 tuvo una legendaria banda con sus amigas llamada Viudas e Hijas de Roque Enroll.
Afortunadamente Epumer no parece interesarse más que por tocar la selección de temas que marca la lista que está pegada en el piso y por agradecer los aplausos que nacen de las filas llenas. La chica es inteligente: sobre el escenario pasea su rostro un poco espacial un poco indio y toca canciones ligeras y volátiles.
La noche de los clásicos lunes del Paraninfo había comenzado con la actuación de La Moto, acaso la banda que más ha inundado los escenarios locales con su rock setentoso y melódico. En un set corto, intenso y a la medida del invitado, la banda recorrió parte de su disco anterior y presentó los temas de Remoto, su última producción que estará disponible en la ciudad a partir de la semana que viene. Aunque el sonido no los acompañó, en todo momento el cuarteto dejó en claro que lo que le gusta son las guitarras filosas y un poco de esa poesía a la Spinetta.
Cuando faltaban 20 minutos para las once de la noche La Moto terminaba de desenchufar sus equipos y María Gabriela preparaba su entrada. Enfundada en una camisola negra y larga hasta las rodillas se colgó una diminuta guitarra que disparaba sonidos acústicos y paró a sus costados al bajista Christian Basso (ex La Portuaria y actual solista) y al baterista Martín Millán. La ausencia de la guitarra de Fernando Kabusaki se noto poco y fue resuelta por algunas percusiones del baterista. Pasados 10 minutos del ascenso al escenario la banda ya había tocado Espero que el sol salga y Extraño en el aire. Los sonidos de esas canciones dieron la pauta de lo que sería un show homogéneo y sin muchas sorpresas a lo largo de los 14 temas que luego se tocarían. Ejecutando los temas con más corazón que razón el trío se permite zapar algunas partes y sonar un poco desaliñados. Pero la sensación que queda es que siempre estamos viendo cantar dulces historias de amor que se dispersan por el aire y distienden los oídos. María Gabriela sólo utiliza su voz como herramienta para generar un show que relaja tanto como entretiene.
La performance de Epumer plantea desde el comienzo cómo se pueden tocar buenas canciones con los recursos mínimos según el antiguo manual del rockero: tres personas sobre el escenario con instrumentos despojados de toda tecnología más que la necesaria. Sólo estuvieron presentes una batería carente de sus tones, una pequeña guitarra electro acústica y un bajo. El trío planteó una sesión íntima con ritmos suaves, algunos rocks más eléctricos y un fox trot que se mezcló hacia el final de la lista. Las palabras que utiliza María Gabriela para envolver sus canciones se vuelcan hacia la fantasía y lo onírico. Siempre son sinceras y melancólicas. Aluden a cielos, vuelos y mares. Todo muy azul.
Epumer recorrió su primer disco solista Señorita Corazón y las composiciones de su último material llamado Perfume. Así sonaron Tierra Mojada, el propio Perfume y Quiero estar entre tus cosas de Daniel Melero. Dentro de las canciones de artistas con los que Epumer había tocado y que el público esperaba se reconoció Canción para los días de la vida de Spinetta en una versión que mostró su voz recostándose sobre las suaves líneas del bajo de Basso y pequeños golpes de los platos de Millán. Una versión simple y emocionante.
Al final se despachó con Ah! te vi entre las luces de Charly García. Aunque quizás los muchos que pidieron un tema de éste ni siquiera se dieron cuenta. Epumer no lo anunció, pero sí se encargó de aclarar que estaba muy contenta de estar en... íííParaná!!!. Cosas que suceden.
Maximiliano Lichtenstein