Los gorilas vuelven al poder
| |
Hace 40 años, al escritor Pierre Boulle se le ocurrió la fantasía de una sociedad gobernada por simios. La idea se transformó en alegoría y en una poderosa novela de ciencia ficción, que el cine y la televisión recrearon varias veces y ahora vuelve, en manos de un experto en pesadillas: Tim Burton.
Los orangutanes son la clase dominante y, a la manera de los gobernantes-sacerdotes de los pueblos primitivos, custodian y restringen el acceso al conocimiento de los demás estratos sociales. Los gorilas son el brazo fuerte y armado del sistema, sostenido por la ambición, la brutalidad y un sólido verticalismo. Los chimpancés constituyen el estamento al que toca obedecer, con un rudimentario esquema de derechos y obligaciones e integrado por los sectores "profesionales" y científicos; aún encorsetado por el status quo, es el que impulsa el progreso y logra avances hacia la abolición de la diferencia de clases. Los humanos, finalmente, componen el grupo menos numeroso, sometidos a la esclavitud y sumidos en un estado de temor y embrutecimiento.
La estratificación social, el oscurantismo, el imperio de los más fuertes y el sometimiento de los más débiles son los parámetros que rigen este sistema bestial y que, pelos más, pelos menos, ha sido el sueño de muchos ideólogos y estrategas en la historia de la humanidad y el desvelo de quienes luchan por los ideales opuestos.
Pero también es el sustento de una impactante novela de ciencia ficción y de una extensa saga fílmica y televisiva. El libro -La planete des singes en su edición original francesa- está estructurado como un relato del protagonista, el periodista Ulises Mérou, con la típica fórmula literaria del manuscrito hallado en una botella; que en este caso flota en el vacío y es recogido por una pareja de turistas interestelares. Mérou advierte allí sobre la temible amenaza que se cierne sobre el género humano y cuenta que se encuentra surcando el espacio junto a su familia, para pasar luego a desgranar toda la secuencia de acontecimientos que lo llevaron a esa situación -que en la película coinciden bastante, aunque toman un curso diferente. La trama se reserva dos giros sorprendentes para el final, aunque -a la manera de los mejores enigmas policiales- el lector atento ya dispone de pistas para anticiparlos.
Mientras tanto, el autor entretiene con su juego de espejos -en el cual los monos reproducen las actitudes y comportamientos de las personas y tratan a éstas como a animales domésticos y de laboratorio- y se despacha con interesantes reflexiones sobre la civilización, la cultura, la evolución de la mente y el espíritu y la propia condición humana.
Después de no pocos esfuerzos, la historia llegó al cine. Y quienes hayan visto la primera película, difícilmente olviden el imponente despliegue del ejército de simios en marcha o el esfuerzo interpretativo de los actores, canalizado exclusivamente a través de los ojos, ya que sus rostros permanecían ocultos por pesadas máscaras de látex.
La saga fue una de las mayores franquicias de los estudios Fox -cuyo canal de TV la repone completa de tanto en tanto- y, desde hace unos cuantos años, motivo de renovado interés. Fracasadas las intenciones de Oliver Stone de dirigirla y de Arnold Schwarzenegger de protagonizarla, también James Cameron quedó por el camino. Y apareció Tim Burton.
El director de Bettlejuice, Batman, El joven manos de tijera, Batman vuelve, Marte ataca, Ed Wood y La leyenda del jinete sin cabeza se ha revelado como un experto en temas fantásticos -y definitivamente oscuros-, con una notable sensibilidad y un prodigioso sentido de la ambientación. Es, además, un artesano de la industria, que logra captar el interés masivo del público, sin resignar la marca de autor en sus trabajos. Por lo que todo hace pensar que la historia ha caído en buenas manos.
Por lo pronto, lo que se sabe es que Burton no hace una continuación de la saga, ni una remake estricta del primer filme, sino una nueva versión. Que tampoco se ajusta estrictamente a la novela.
En esta oportunidad, el turista accidental encarnado por Marc Wahlberg (Tres reyes, Una tormenta perfecta) se vinculará con un grupo de simios rebeldes, donde revista Ari (Helena Bonham Carter) y terminará encabezando un levantamiento contra el sistema. El orden opresor, en este caso, está personificado en el general Thade (Tim Roth) y su mano derecha Attar (Michael Clarke Duncan, ganador del Oscar por Milagros inesperados). En el equipo de los humanos, en tanto, cabe destacarse la presencia de los personajes de Kris Kristofferson y Estella Warren (alguna chica linda tiene que haber).
Si esta nueva versión estará a la altura de la primera y si también se prolongará en secuelas, es algo que todavía sólo puede aventurarse, ya que recién se estrenará en EE.UU. el 27 de julio. Pero a no impacientarse, que una semana después ya podremos verla aquí.
Mientras tanto, ojalá que tanto despliegue pueda dejarnos una enseñanza: sean buenos con los animales. No vaya a ser que...
Emerio Agretti
En los foros de Internet se debatió mucho sobre una escena filmada por Burton, en la que se muestra una escena amorosa entre el protagonista humano y su coequiper simia. La secuencia inquietó tanto a los productores que solicitaron al director que la excluya, para no tener que elevar tanto la calificación de la película.
Si bien la idea llamó la atención porque en el filme original no hay nada parecido, es justo decir que no se le ocurrió a Burton, sino que está planteada -al menos en grado de tentativa- en la novela de 1963.
En ella, el protagonista se aparea -en la condición animalesca que se le atribuye- con la hermosa Nova e incluso procrea con ella. Pero, al margen del deseo instintivo, el único sentimiento que ella le despierta es lástima. Por el contrario, es la mente y el espíritu de la chimpancé Zira quien lo conquista, llevando la mutua admiración y respeto al terreno del romance platónico.
Hasta que en un momento el hombre decide pasar a los hechos y, venciendo su repugnancia hacia el aspecto físico de ella, intenta un encuentro amoroso. Atribulada y confundida, ella lo rechaza categóricamente: "Eres demasiado horroroso", justifica.
Entre continuaciones y versiones nuevas, Hollywood tiene asegurado un amplio menú para quienes gustan del género fantástico. Aquí va una parte de él: