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La hora de los dinosaurios

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No es una película. Se trata de una propuesta novedosa para disfrutar Santa Fe. A cinco minutos de la ciudad, grandes y chicos pueden divertirse y gozar del contacto con la naturaleza.


"La idea es que la ciudad de Santa Fe no ofrece nada -o muy poco- en materia de distracción y esparcimiento. A partir de este concepto, la opción era quedarnos en la queja o proponer una alternativa. Bien, con mi familia planeamos y desarrollamos la segunda opción, que hoy, por suerte, es ya una realidad".

Lo antes expresado corresponde al pensamiento de Néstor Pujato, un corredor inmobiliario local, y refleja cuáles fueron las circunstancias que lo llevaron a movilizarse tras lo que muchos consideraron una quimera.

-�Cómo fue que se te ocurrió esta idea?

-A mediados de 1994 pude adquirir estos terrenos, y desde un primer momento, quedé impresionado por la naturaleza. Fui limpiándolos; todo yuyo que tuviese más de 50 centímetros lo dejé. Lo comencé a "hermosear"; dejé los aromitos, que justo en ese momento estaban en flor. Además, había muchísimos pájaros.

Como los pude comprar a un precio realmente muy bajo, entonces pensé: "Voy a devolver a la vida algo de lo que ella me dio". Se me ocurrió hacer un parque natural con animales y pájaros... Y así empezó todo.

Hasta me hice cargo del diseño. Esta planta va acá, este juego lo ponemos allá. Quizás pecamos en algunas improvisaciones, por no tener el conocimiento adecuado. Pero me apoyé en el gusto de la gente, a cada uno le preguntaba con qué se sentiría más cómodo, qué le gustaría ver.

-�Por qué los dinosaurios?

-Bueno, uno en lo primero que piensa es en la manera de atraer al público. Así, en esa búsqueda, se me ocurrió que debía animar esta idea con algo más, con algún "gancho" para que la gente viniera, porque quizás las gallinas, los patos, los caballos u otros animales de granja no sean de tanto atractivo o de interés para las personas.

Sin embargo, en ese sentido, algo tenía muy claro: no iba a poner a Pluto, ni a Mickey, ni a nadie de la farándula de Disney. Me dije: "Voy a hacer algo que existió realmente, que hubo en nuestro país, y que fueron los dinosaurios". Comencé a armarlos, hasta llegar a tener una variedad de 30 especies.

-�Cómo te interiorizaste en el tema?

-Si bien los saurios siempre fueron mi pasión, tuve que estudiar bastante. Quise experimentar para ver cómo podía mostrarlos, y la única forma en que se podían realizar y que soportasen los embates de la intemperie era con fibra de vidrio.

-�Alguien te ayudó?

-Sí, Miguel Ferro, un amigo. Juntos empezamos a recorrer este largo camino. Comenzamos con un Tiranosaurio Rex, luego seguimos con las demás especies. Antes quisimos mostrarlos en un show didáctico, pero el sueño mío siempre fue llevarlos a Colastiné, donde están ahora.

-�A qué apunta este proyecto?

-Sin dudas que a la familia. Por supuesto que, en especial, a los más chicos y también a las escuelas. Aquí damos charlas, en las que a los pequeños se les enseña algo de las plantas, de los dinosaurios, y hacemos que se diviertan aprendiendo.

Tenemos todo un recorrido donde les enseñamos lo que son las plantas acuáticas, la flora y la fauna de la isla. El contacto con la naturaleza es muy fuerte. Si hasta los acompaña un perro Labrador, que va delante de todos, haciendo de guía. Aparte de proteger a los chicos, los divierte, como cuando se tira al agua y hace otras "monadas".

También hacemos una visita a la granja, donde los pequeños tienen oportunidad de establecer otro contacto con los animales. Allí les dan de comer a los patos, gansos, conejos, chivos, ovejas... Hasta pueden jugar con ellos porque son muy dóciles.

-�Hay otras propuestas?

-Hicimos un microcine con efectos especiales de luces y humo, con una película de 18 minutos en la que se les habla de los dinosaurios. Es un show didáctico.

Hay todo tipo de juegos para los chicos, que no tienen costo alguno. Hasta tenemos un campo de doma y una iglesia en construcción. No olvidemos que el predio es muy grande y lo que sobra es el espacio.

-�Cómo hace la gente para recorrer semejante extensión?

-Quiero destacar especialmente una especie de "safari" que tenemos. Mejor dicho, es un recorrido que hay que hacer con un vehículo, con 250 curvas entre paisaje natural. Lo único que retocamos es el camino, para que se mantenga limpio; lo demás lo dejamos en estado salvaje para que se conserve. Es naturaleza virgen, donde se pueden avistar las más variadas especies de plantas y pájaros.

-�Es verdad que hay una costanera?

-Sí. Lo más hermoso es la costanera que está sobre el río Colastiné. Tiene una extensión de casi dos mil metros. Allí se puede pescar, pasar un día en familia, en fin, múltiples actividades de las que se realizan al aire libre y en contacto con la naturaleza.

-Se advierte que estás orgulloso de todo esto...

-Yo creo que esto es un patrimonio de Santa Fe. Hay que tener bien en claro que está a sólo cinco minutos de la ciudad. Mientras en muchos otros lugares del país se deben recorrer varios kilómetros para encontrar algo de verde, aquí lo tenemos al alcance de la mano.

-�Tuviste tragos amargos en esta aventura?

-Todos los días pasa algo. Trabajamos con mucho sacrificio. A veces, llego a mi casa con mucha bronca porque la gente no cuida nada. Me rompen las plantas, me han matado animales, pero bueno... Al otro día, me levanto y vuelvo a empezar. Siempre hay oportunidad para poner un colorcito, reparar alguna tranquera, descubrir un brote nuevo de una planta, ver a los animales.

-�Esto es un negocio para usted?

-Quiero que quede claro que este emprendimiento no es un ningún negocio para mí. Con el valor inmobiliario que tiene lo podría vender en fracciones y dedicarme a la dolce vita, pero no. Yo quiero dejar algo. Esto me llena el espíritu, es mi vida.

En realidad, se trata de un proyecto familiar, es la idea de una familia. Soy el que más aparezco, pero estamos todos. Lo que pasa es que tengo una personalidad especial y eso me lleva a controlar hasta el más mínimo detalle, a juntar cada papelito que tiran en el predio. Lo que queremos es la prolijidad y limpieza máximas. Podemos poner cosas usadas, recicladas, pero como meta principal, aspiramos a que ni siquiera haya una colilla de cigarrillo.

Te repito: la cabecera del parque tiene un valor inmobiliario muy importante. Yo pude haber optado por venderlo, pero no, por satisfacción personal y familiar, hemos decidido brindarlo a los chicos. Por eso le puse Colonia Pujato, para que al menos nos quede el nombre. Pienso que esto es como una escalera. Ya puse un escalón, luego vendrán otros y seguirán.

También espero a quienes deseen sumarse a esta idea, porque todo nos sirve. Cualquier ayuda es importante. Por lo menos, como para llegar a un mínimo autofinanciamiento, que no lo podemos lograr. Para que esto crezca, es necesario sumar fuerzas.

Santa Fe y sus caras


-�Cuál fue tu inspiración para hacer esto?

-Lo que funcionó como idea motriz fue que en Santa Fe no hay nada. Una costanera, que la pueden disfrutar exclusivamente los adolescentes, y alguno que otro paseo. Después, no hay más.

Yo creo que la persona necesita de la sana diversión, y que no puede esperar un año para disfrutar apenas 20 días. Estoy convencido de que los fines de semana nos podemos entretener con algo. Y no con algo artificial, sino con la naturaleza.

No necesitamos irnos tan lejos, tenemos una zona de islas muy rica. Podemos disfrutar de las tardes de otoño. Es posible.

Los chicos no conocen cómo son las casas de los isleños. No conocen un aromito en flor. No tienen idea de las plantas que los rodean. Sin exagerar, apenas si distinguen un caballo de una vaca. Ahora, todos están con las computadoras. La granja apunta a que tengan un contacto, a que se tiren al piso, a encontrarse con el pasto, a hacer rollitos, pero que conozcan su lugar.

Cómo llegar


El ingreso a este mundo donde la fantasía se confunde con la realidad está muy cerca. Circulando por la ruta provincial N° 1, a la altura del kilómetro 1,8 -callejón Torre Mocoví-, hay que doblar y recorrer unos 700 metros hacia el río Colastiné.

Se aconseja concurrir en algún vehículo, debido a que todo el complejo abarca unas 150 hectáreas. No obstante, están contempladas múltiples actividades para aquellos que la visiten de a pie.

Danilo Chiapello