Un conductor prófugo burló
nuevamente a la Justicia
Sebastián Pira mató a dos chicas en 1997 y volvió a escapar. Iban a extraditarlo desde Holanda a Rosario. Pero no compareció ante el tribunal de Rotterdam. Ignoran dónde está.
Rosario (C).- Sebastián Pira es un joven que en 1997, cuando tenía 21 años, causó la muerte de dos chicas al embestirlas a la salida de un boliche bailable, manejando a 130 kilómetros por hora. Cuando un juez ordenó su detención efectiva, cuatro meses después del accidente, desapareció sin dejar rastros. Interpol lo detuvo en marzo de 2000 en un aeropuerto holandés y comenzó un largo proceso hasta que su extradición fue autorizada. Lo insólito es que, libre bajo fianza, volvió a esfumarse: no se presentó a la audiencia que estaba prevista en la fiscalía de Rotterdam, donde quedaría detenido para ser trasladado a Rosario.
A la madrugada del 2 de marzo de 1997 Pira, a bordo de un Ford Galaxy, pasó como un ánima por la esquina de Salta y Oroño, en el macrocentro rosarino. Celeste Haiek, de 21 años, y Daniela Carusso, de 16, esperaban para cruzar la calle. Pero el paragolpes delantero del auto llegó primero y las levantó por el aire. Celeste cayó al piso y murió en el acto. Daniela quedó tendida en el capó del Galaxi. Varios testigos, según consta en el expediente judicial, señalaron que la adolescente fue transportada 100 metros por el conductor, quien zigzagueba para desprenderse del cuerpo. Hasta que, cien metros más adelante, la muchacha cayó. Las ruedas del auto, remarcaron en forma coincidente los testigos, le pasaron por arriba. Daniela falleció horas más tarde.
Casi al mediodía del día del accidente, Pira se presentó en la comisaría 3° con su padre y un representante legal. Se inició un proceso judicial y el chico quedó acusado por doble homicidio culposo, figura que permitió su excarcelación. Pero todo se complicó para él cuando los testigos y las pericias señalaban cómo había sido la dramática situación con Daniela. Entonces fue acusado, por este caso, por homicidio simple, lo que suponía la imposibilidad de ser liberado y la perspectiva de una condena judicial de entre 8 y 25 años. Al ser convocado para comparecer en Tribunales y quedar preso, Pira, que es hijo de profesionales, no acudió.
La siguiente novedad sobre el paradero de Pira recién se registró en marzo del año pasado: dos años y medio después de ser declarado en rebeldía. Interpol lo arrestó en el aeropuerto de Shiphol, Amsterdam, cuando embarcaba hacia Israel, a raíz del pedido de captura internacional que sobre él pesaba. La Cancillería argentina inició los trámites de extradición y finalmente en marzo de este año la Corte Suprema de los Países Bajos la concedió.
Pero Pira había pagado una fianza que le había permitido recobrar la libertad, en virtud de la legislación holandesa, una de las más garantistas de Europa. Para eso debió fijar domicilio en Rotterdam y devolver sus documentos.
Los delegados de Interpol Buenos Aires, dos de cuyos agentes debían viajar a buscarlo ayer a la tarde, no salían de su asombro frente a la noticia de que otra vez se ignoraba dónde está el muchacho. El fiscal holandés le revocó la libertad condicional y lo declaró prófugo. A Pira lo esperaban en los Tribunales de Rosario la semana que viene. Hoy se sabe que, una vez más, no concurrirá.