Así vendió Unión a Silvera
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Son 400.000 dólares limpios por la mitad del 50 por ciento que era rojiblanco. Fue el final de una larga novela. Se destrabó todo gracias a un empleado administrativo. El "Flaco" ganará 200.000 dólares al año en Independiente.
Miércoles a la noche. Retorno pesimista del comando rojiblanco desde Buenos Aires. En el coche de Malvicino desandaban los 500 kilómetros el propio presidente de Unión, el secretario Dr. Rubén Decoud, el manager Daniel Silguero y el chofer de don Angel.
Sonó un teléfono celular y lo que hasta allí era pura desilusión en el interminable tema Silvera cambió de color: Néstor Arias -un eficiente empleado administrativo del Club Atlético Unión- hacía pesar sus más de 15 años en los pasillos futboleros de la AFA y estaba cenando con Ducatenzeiler, hombre de apellido difícil que maneja el fútbol de Independiente.
Antes, en el lobby del Hotel Gran Buenos Aires se había apagado la última esperanza: los 200.000 dólares que ofrecía Jorge Oliva a cambio del 25 por ciento del pase del jugador (traducción: la mitad de la mitad que tiene Unión) eran considerados insuficientes. Por más que eran "en la mano" y los ponía, a modo de inversión, el jugador Javier Adelmar Zanetti desde Italia. El "Pupi" es íntimo amigo de Jorge Oliva.
La otra punta que estaba abierta fue descartada y era de Independiente: 250.000 dólares por el préstamo, pero había que dividirlo con la CAI y surgían dudas acerca de la forma de pago.
Después de esa comunicación del miércoles, Ducatenzeiler llamó al celular del secretario Dr. Decoud y comenzaron a afinarse los números de la operación. De todos modos, el visto bueno final lo pusieron los hombres fuertes del fútbol tatengue: Malvicino y el vice Jorge Molina.
La situación era insostenible desde el ánimo del jugador: Silvera quería la transferencia. Es más, el viernes no fue a practicar y desconectó sus teléfonos en señal de bronca. Pero no pudo decirle que no a un llamado especial de alguien que tiene autoridad moral sobre el jugador para pedirle calma: Nery Alberto Pumpido. El ex técnico lo tranquilizó. Luego, cuando la operación se cerró, el mismo Silvera dijo por todas las radios que "todo lo que aprendí en estos dos años en Unión como jugador y como persona se lo debo a Nery".
Tanto el representante Oliva como la CAI (Comisión de Actividades Infantiles de Comodoro Rivadavia) estaban dispuestos a acompañar la decisión de Unión, club poseedor de los derechos federativos.
El viernes se cerraron los últimos detalles, para variar con complicaciones en el medio. Lo hicieron viajar en avión a Silvera a Buenos Aires y también fueron los dirigentes de Unión: el vice Molina, el secretario Decoud y otro abogado más de la directiva (el Dr. Rafael Fizz).
La oferta final de Independiente se basó en comprar el 50 por ciento de la mitad de los derechos económicos que tiene Unión en 400.000 dólares finales, pagaderos de la siguiente manera: 100.000 en un corto plazo y luego seis cuotas de 50.000 dólares cada una (octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo).
Hubo que destrabar cuatro aspectos puntuales: 1) el 15 por ciento del jugador; 2) la comisión del 10 % de Oliva en la venta; 3) un fijo para el mismo Oliva firmado en el contrato; 4) la deuda del jugador.
Un rumor ganó los pasillos de AFA: Independiente se presentará a convocatoria de acreedores a fin de año. Por tal motivo, los dirigentes de Unión interpusieron todas las garantías posibles para el cobro de esos seis documentos de 50.000 dólares cada uno.
Por un lado, se colocó en el contrato un apartado especial que claramente expresa que "ante cualquier irregularidad en el cobro de los documentos, el jugador vuelve automáticamente a Unión".
Por otra parte, más allá de que Independiente le compra a Unión una parte del pase, en AFA figurará un préstamo hasta que la entidad de Avellaneda no termine de pagar los 400.000 dólares. Es decir, Unión retiene los derechos federativos del jugador como aval o garantía.
Las conclusiones de la venta de Silvera a Independiente pasan por varios frentes. Por un lado, Unión chocaba con varias exigencias: necesitaba el dinero de la operación, debía resolver el contrato del "Cuqui" y la deuda del mismo jugador.
En su momento, Unión compró a Silvera en 350.000 la mitad del pase. Todo un acierto de aquella subcomisión de fútbol de Citroni, Bovo, Lamas y Fernández. Cuando llegó Silvera no era nadie, se hizo un nombre en Unión y se pagó sólo con buen juego más goles.
Ahora, Unión vende la mitad de lo que tenía en 400.000 dólares, recupera la inversión original de 350.000, gana un plus de 50.000 y retiene el 25 % de un jugador que irá a mostrarse en la vidriera de un club grande como es Independiente.
Para dar una muestra de esto, alcanza y sobra el caso de Schiavi: Argentinos nunca lo iba a vender a Europa. Pasó a Boca, jugó un solo amistoso y es pretendido por La Roma, el último campeón del fútbol italiano.
La venta de Silvera no deja de ser una operación interesante para un club chico necesitado como es Unión. Porque quizás, usted, amigo lector, piense que este venido a menos Independiente no se compara como vidriera con el floreciente Boca Juniors. Ahora, si es hincha tatengue, respóndame con una mano en el corazón: �hay tantas diferencias entre Unión y Argentinos Juniors desde las urgencias económicas?
Por Nery Pumpido. (Ex DT. de Unión)
Lo dije hace dos años: es lo más parecido a Enzo Francescoli: al parar la pelota, cuando se eleva para cabecear y la forma en la que le pega en la definición, con la parte interna haciendo la comba como en uno de los goles a River. Es un muy buen definidor.
Además, el "Flaco" tiene la virtud de ser un muy buen defensor siendo atacante, en pelota parada. Y es enormemente solidario.
Tiene todo para triunfar. A él le gusta arrancar de atrás, cuando nace la jugada. Si yo lo tiraba muy de punta, lo encerraba entre los centrales rivales y no lo hubiera aprovechado. Yo le pedía que hablara un poco más y lo estaba haciendo. Lo que pasa es que, además de ser un poco tímido, es muy joven.
�Una anécdota?... El siempre me jugó en Unión, como en uno de los últimos partidos -con Los Andes- que le pedí que siguiera y jugó los últimos diez minutos en una pierna, casi renqueando. Había que pegarle un tiro para sacarlo de la cancha.
Darío Pignata