Sucesos: SUCE-01

Seis hermanitos murieron calcinados

Danilo Chiapello. HORROR. Todavía esta mañana continuaba el trabajo de los bomberos y de los peritos para determinar las causas del desastre.

Dos adolescentes sobrevivieron, aunque uno sufrió gravísimas quemaduras. El desastre ocurrió a las 2 de la madrugada. Un turbo-ventilador habría sido la causa del incendio. Desconsuelo entre familiares y vecinos.


Seis hermanitos tuvieron horrible muerte esta madrugada cuando quedaron atrapados en medio de un fulminante incendio que se desató en el interior de una precaria vivienda de madera. En tanto otros dos adolescentes, pertenecientes al mismo grupo familiar, lograron salir del desastre, aunque se teme por la vida de uno de ellos debido a las gravísimas quemaduras que sufrió.

El dramático episodio aconteció aproximadamente a las 2, y tuvo lugar en Pavón al 5600 y las vías -esto es barrio Las Flores I-, donde se ubica una vieja casilla de madera y chapas de las que eran utilizadas por el personal del ferrocarril.

Desde hacía 4 años la finca daba cobijo a José Bento, de 35 años, quien se ganaba el sustento diario a veces como vendedor ambulante y otras realizando changas al paso.

Junto a su compañera eran los responsables por la suerte de sus ocho hijos, entre los que se contaban las nenas más chicas, de 8 años, hasta el más grande, de 16.

Principio del fin


Nadie pudo sospechar que la tragedia se iba a lanzar contra los integrantes de este grupo un rato después de que el jefe de la familia recibiera la noticia sobre el fallecimiento de un familiar directo.

Esta circunstancia lo obligó a asistir al velorio junto a su esposa, dejando a los pequeños en la casa, al cuidado de los dos hermanos más grandes, de 15 y 16 años.

Cerca de la medianoche todos decidieron irse a dormir, ignorando que varios de ellos entraban en el último acto de su vida. Al parecer un turbo-ventilador encendido que recalentó su motor o que entró en cortocircuito a la altura del enchufe eléctrico habría sido lo que causó el desastre.

Sin salida


Cerca de la 1.30 de la madrugada la primera parte del proceso ígneo ya había comenzado en el interior de la finca, donde además reinaba un humo espeso.

Diego Yaborsky, de 16 años, y Francisco Bento, de 15, fueron quienes alcanzaron a advertir la situación y salieron al exterior. Se cree que los más chiquitos ya estaban desvanecidos por la intensa inhalación del humo.

En cuestión de segundos la casa se había transformado en una trampa mortal de fuego. Con la lógica urgencia del caso, Diego fue quien intentó ingresar a la finca para rescatar a sus hermanitos -3 mujeres y otros tantos varoncitos-, a la vez que Francisco pedía auxilio a los gritos.

Ciego por la desesperación, Diego rompió una parte de la estructura y logró entrar. Pero el último intento por salvar a sus hermanitos no sólo que fracasó, sino que además le significó a él sufrir gravísimas quemaduras.

Al cierre de esta edición Diego se encontraba internado en el hospital José M. Cullen, en la Unidad de Terapia Intensiva, con heridas severas en el 80 por ciento de su cuerpo. Por su parte Francisco resultó prácticamente ileso del incidente.

Penosa tarea


Lo que siguió fue toda una sucesión de horror. La casa envuelta en llamas y una gran explosión que se cree fue producto de una garrafa que estaba conectada a una cocina.

Como si no bastara con lo ocurrido el fuego se propagó hacia un automóvil -un Peugeot 404- que estaba estacionado frente a la vivienda, y también alcanzó a dos motos -una 125 y otra 50 cc-, rodados todos que fueron presas de las llamas.

El automóvil tenía en su parte superior un bidón con combustible, que hacía las veces de tanque, y el que se estima también estalló en un momento del suceso, según narró esta mañana el oficial Reynoso, de la sección Siniestros de los bomberos.

Varias hipótesis


En este sentido vale acotar que si bien todos los trabajos se encaminan a encasillar lo ocurrido como un hecho de corte accidental, existen algunas otras versiones que van a ser investigadas.

El interrogante se pone sobre testimonios que dieron cuenta de algunos estallidos durante el siniestro. Consultado al respecto, el oficial Reynoso sólo dijo que "todas las hipótesis van a ser investigadas como corresponden".

Por su parte, el jefe de la sección Norte de los bomberos, Oscar Iñíguez, relató que "nosotros recibimos un aviso telefónico cerca de las 2 de la madrugada y acudimos de inmediato. Hicimos todo lo posible por sofocar el fuego, pero cuando ingresamos a la vivienda encontramos a los seis hermanitos fallecidos. Creemos que podían estar sin conocimiento antes de que se desate el fuego por efecto del humo".

Todo lo que queda ahora es esperar el trabajo de los peritos para determinar con precisión los motivos de este incidente.

Vecinos solidarios


Un papel aparte tuvo toda la barriada, que se acercó sin vueltas a prestar auxilio al momento del desastre. En muchos de los casos hubo acciones arriesgadas, personas que no vacilaron en poner en riesgo su propia vida.

"A mí me despertó una explosión. Cuando abrí la ventana para ver qué pasaba observé la casilla toda en llamas", indicó una mujer.

"Todo fue horrible -prosiguió- porque sabíamos que adentro había criaturas y nadie podía hacer nada. Los hombres pateaban las paredes, les tiraban con cualquier cosa, pero no podían entrar. Había muchos gritos y creo que todos fuimos presas de la desesperación.

"Era imposible entrar porque las llamas eran gigantes. La casa estaba toda encendida con fuego...", culminó.

Las víctimas


Voceros calificados de la Unidad Regional I identificaron a las víctimas fatales como: Rocío Bento y Exequiel Gómez, ambos de 8 años; Juan Bento, de 9; Natalia Yaborsky y Cayetano Bento, ambos de 10, y Romina Yaborsky de 11 años.

Desesperante


Luis Rodríguez es uno de los vecinos del lugar que intentó socorrer a los pequeños. "Yo vivo enfrente y sentimos una explosión. Cuando pudimos mirar vimos la casilla en llamas", contó todavía consternado.

"Afuera había dos chicos gritando -agregó- y otros más intentaban romper una ventana. Entonces salí corriendo junto a otro vecino y tratamos de romper las maderas, pero era imposible... estaba todo en llamas.

"Lo peor es la sensación de impotencia que nos quedó por no poder salvar alguna vida. Para tratar de voltear parte de la finca utilizamos adoquines, puñetes, patadas... en la desesperación ya no sabíamos más qué hacer.

"Todos los vecinos nos sumamos a los tareas, pero la frustración fue enorme cuando no pudimos sacarlos. Fue todo muy rápido. Primero se quemó la casilla y enseguida ardió el auto que estaba al lado", concluyó.