Dudan de la explosión en Toulouse
Afirman que las explicaciones oficiales son contradictorias. Una simple chispa no pudo haber generado la explosión.
París. - Numerosos expertos químicos dudan de la explicación accidental de la explosión de la planta química AZF en Toulouse el pasado viernes -la principal hipótesis barajada por las autoridades-, por la dificultad de que la deflagración del nitrato de amoníaco se pudiera desencadenar por sí sola.
Le Monde publicó hoy la opinión de varios expertos según los cuales las explicaciones del prefecto (delegado del gobierno) Michel Bréard y del presidente de AZF, Michel Petrazzi, son "no sólo contradictorias, sino poco coherentes con los comentarios de los especialistas de la fabricación de nitrato de amoníaco".
Unas 300 toneladas de esa sustancia acumuladas en un almacén de la filial de TotalFinaElf, que fabricaba fertilizantes, explotaron, lo que provocó la muerte a 29 personas, heridas a más de 2.000 -de las cuales cerca de 300 seguían hoy hospitalizadas (34 de gravedad)- y abundantes daños materiales en el área metropolitana de Toulouse.
La cuestión es que "el nitrato de amoníaco no puede explotar sin la aportación de una cantidad de energía importante", explicó el director de certificación del Instituto Nacional del Entorno Industrial y de Riesgos, Christian Michot.
Eso significa que una chispa, una simple llama o un cortocircuito generado por un choque, y que se habría proyectado sobre el depósito de la sustancia, no podría haber desencadenado la deflagración, según los analistas consultados por Le Monde.
Esos mismos expertos recuerdan que en los siniestros que se han producido con el nitrato de amoníaco, el origen ha estado en el uso de dinamita o en un incendio exterior, pero "nunca ha habido una explosión espontánea. Además, es imposible que hubiera un auto-calentamiento", indicó Michot.
El citado producto químico necesita llegar a una temperatura superior a los 200 grados centígrados para que se genere una deflagración.
Todo lo anterior cuestiona las afirmaciones de Bréard, quien dijo que "hay un 99 por ciento de probabilidades de que sea un accidente" motivado por "un proceso físico-químico iniciado hace 80 años, un proceso largo, complejo, que debió acelerarse en los días que precedieron a la explosión".
Tampoco encaja con las hipótesis barajadas por Perratzi, quien evocó "una explosión procedente de los edificios de fabricación" y añadió que "no creemos que hubiera un fallo en las instalaciones de fabricación, el origen no es una primera explosión".
El caso es que el siniestro ha abierto un movimiento, iniciado por el alcalde de Toulouse, Philippe Douste-Blazy, que ha pedido el traslado de todo el sector químico de la ciudad ante el riesgo que representa para la población.
Le han seguido en sus demandas los alcaldes de Marsella, Jean-Claude Gaudin, y de Lyon, Gérard Colomb, que tampoco tienen competencias para decidir sobre la localización de las 1.200 instalaciones industriales calificadas como peligrosas en Francia.
Los sindicatos han empezado a reaccionar a estas reclamaciones y así las federaciones químicas de la CGT y la CFDT han subrayado que pedir el traslado de las plantas químicas "no es una forma de arreglar el problema", ya que así "se acepta que sólo los empleados de las fábricas estén expuestos al riesgo". (EFE)