Medio Ambiente: MED-02

Amenazas para los bosques latinoamericanos


América latina ha perdido más de 4,6 millones de hectáreas de superficie forestal en diez años por la fuerte producción de combustibles y pasta para papel, según un informe del Fondo de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El estudio Situación de los bosques del mundo 2001, presentado por la FAO en Ginebra, indica que entre 1997 y 1998 se quemaron grandes extensiones de bosques en todo el mundo, principalmente en América Central, por una situación de extrema sequía relacionada con el fenómeno El Niño.

En esta región, el humo cubrió durante semanas vastos territorios, perturbando la navegación aérea y marítima y amenazando gravemente la salud pública.

Sólo en México más de 800.000 hectáreas quedaron destruidas en uno de los peores incendios de su historia, en el que murieron 70 personas.

Las llamas afectaron incluso al bosque nuboso de Chiapas, cuyo ecosistema especialmente húmedo no permite, en situaciones normales, la aparición del fuego.

Brasil es otro de los países latinoamericanos que en 1998 sufrió daños considerables en sus bosques a causa de varios incendios consecutivos, que arrasaron el 17,5 por ciento de la región de Roraima (norte).

Pese a las pérdidas de todo ese territorio, América latina mantuvo altos niveles de producción y, en muchas ocasiones, de sobreexplotación maderera.

Otro de los problemas graves que la FAO denuncia en el informe es la caza indiscriminada de animales salvajes, tanto por cazadores como por organizaciones con fines comerciales.

Esto provoca el fenómeno denominado "bosques vacíos", que afecta especialmente al Caribe, pero también a grandes zonas del centro y sur de América, puesto que la carne de animales salvajes constituye uno de los alimentos básicos de la población indígena.

Dado el proceso de urbanización, ésta ha perdido la costumbre de cazar para sus familias y compra directamente a proveedores.

Por una explotación racional


Con el propósito de limitar los estragos tanto de los incendios como de la actividad comercial, la FAO aboga por aplicar políticas forestales organizadas y responsables.

Estas políticas, según el subdirector de la FAO para el Departamento de Bosques, Hosny El-Lakany, deben apoyarse "en una ordenación forestal sustentable como un elemento más de una forma de extracción de la madera respetuosa con el medioambiente, lo que con frecuencia se denomina explotación de impacto reducido".

Sin embargo, "los esfuerzos para mejorar la ordenación forestal tendrán éxito sólo si los delitos y la corrupción forestales se reducen", indicó El-Lakany en la presentación del informe.

Para el experto, "estos casos ocurren principalmente en países que se han volcado recientemente hacia la liberalización y globalización de su comercio".

Según el estudio, los beneficios que aportan los métodos mejorados de aprovechamiento en relación con los tradicionales son evidentes, ya que es posible reducir los daños ambientales relacionados con determinadas prácticas como el corte y arrastre o el uso excesivo de tierra forestal para infraestructura.

Sin embargo, los beneficios financieros no son tan evidentes, sostiene la organización, ya que se requieren inversiones adicionales en planificación, capacitación y construcción de caminos y pistas de arrastre, que no todos los países están dispuestos a ejecutar.

La FAO cree que Brasil y Chile son los países donde la actividad forestal se desarrolla de manera más eficiente y con un menor daño para el medio ambiente.

La organización destaca que en ambos países existe la tendencia de aumentar las plantaciones, que han logrado sustituir a los bosques naturales como fuentes de madera y desarrollar una importante industria de exportación. (EFE).