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Nosotros

Nueva vida de la Iglesia Católica Ortodoxa

En la esquina de Maipú y Alvear se encuentra el templo San Elías, de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa. Allí, el padre Alejandro Saba ofrece misa cada 15 días, y nos dijo que es la misma religión con diferencias de forma.


"Es la misma religión, somos católicos", aseguró de entrada Ricardo Hadad (conocido como Coco), quien, con la ayuda de vecinos y en especial de su familia, volvió a darle vida a la esquina de Maipú y Alvear, donde hoy se levanta el único templo santafesino de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa denominado San Elías. La esquina la donó el papá de Ricardo, Miguel, con ese propósito.

"Alrededor del cura Miguel Saba se originó, por los años 50, un movimiento pro-iglesia, recuerdo que se reunían en el Hotel La Giralda. Antes de fallecer, mi papá donó esa esquina para que se construya el templo, por el '57. Entonces, luego de su muerte, se originó una gran comisión pro-templo. Con el correr del tiempo se fue diluyendo y no pasó nada", comenzó su relato Hadad, quien, años más tarde, junto a su hermano Jorge, que vive en Rosario, comenzaron a trabajar nuevamente para cumplir el sueño del viejo.

Espacio de cultos


Golpearon puertas en busca de colaboración que casi no encontraron. Fue Angela Gazze, la mamá de Coco, quien aportó los fondos para restaurar el lugar, y también ayudó la comisión directiva del Club Sirio Libanés. " Lo pintamos y ahora estamos por reparar la vereda", agregó.

"Es la misma religión, somos católicos", reitera. "La misa, la confesión, la comunión tienen el mismo valor. La diferencia es que el sacerdote puede ser casado. Es una cuestión de forma".

"En nuestra Iglesia el casado puede ser sacerdote, pero el sacerdote no se casa. Desde el origen del cristianismo, aun hasta entrado el siglo XI, los obispos eran casados, y después, cuando se da la expansión de la Iglesia en todo el mundo, los concilios establecen que preferentemente el obispado lleve una vida monacal para permitirles un mayor trabajo hacia la comunidad. Los obispos no pueden ser casados", explicó el padre Alejandro Saba, con la colaboración del diácono Jorge Azad.

"Si son casados hacen voto de obediencia, no de castidad ni de humildad. El voto de humildad significa que no pueden tener bienes propios", remató Saba, hijo de Miguel (el cura que durante años viajó a oficiar a Santa Fe), quien, cada 15 días, arriba a esta ciudad desde hace tres años para celebrar la misa siguiendo los pasos de su padre. Él también asiste a la comunidad ortodoxa de Rosario -su ciudad natal- y de Reconquista.

Principio y fin de las diferencias


Las Iglesias ortodoxas son católicas no sólo porque son universales, sino también porque poseen la totalidad de la fe, de todos los tiempos y en todos los lugares. También son apostólicas, porque fueron fundadas por los Santos Apóstoles y conservan ininterrumpidamente la sucesión apostólica.

El cuarto Concilio Ecuménico, celebrado en el año 451 en Calcedonia, introdujo la denominación ortodoxo -por recta doctrina o recta glorificación-, para designar a los que aceptan en forma total el Credo de Nicea y de Constantinopla y los Dogmas de los Concilios Ecuménicos, sin modificaciones, ni agregados, ni quitas. En total hubo siete grandes Concilios Ecuménicos, en los que han participado todas las Iglesias cristianas (tanto las orientales, como la occidental), el último de ellos fue en el año 787 en Constantinopla.

Las enseñanzas de estos siete Concilios Ecuménicos sin reformas son la doctrina de las Iglesias, que por eso se llaman ortodoxas.

La pentarquía


En los inicios del Cristianismo existían tres grandes centros supradiocesanos (regionales o metropolitanos), que eran cabeza de todas las iglesias episcopales de las ciudades de su zona de influencia: la Iglesia de Roma, fundada por los apóstoles San Pedro y San Pablo, la de Antioquía, fundada también por el apóstol San Pedro, y la de Alejandría, fundada por el apóstol San Marcos. En sus territorios se reunían desde el siglo II los concilios (o sínodos) de todos sus obispos. Luego se agregaron Constantinopla y Jerusalén, llegándose, de tal manera, a la "pentarquía" o sea el gobierno de los cinco.

Estas cinco grandes Iglesias se llamaban al principio Arzobispados y luego Patriarcados. Los cinco estaban, desde sus orígenes, en el territorio del Imperio Romano, hasta el siglo VII. Con la división del Imperio Romano por el emperador Teodosio el Grande, en el año 395, en dos partes, oriental y occidental, la Iglesia Romana quedó en la parte occidental y los restantes cuatro Patriarcados quedaron en la parte oriental, por lo que estos últimos suelen ser llamados también Iglesias orientales.

El Credo: motivo de discordia


Saba subrayó la igualdad con la Iglesia romana: "Tenemos nuestra fe basada en Jesucristo, los santos Evangelios y la sagrada Biblia. Se le profesa veneración especial a la Virgen María, a quien denominan la theokos, que significa la madre de Dios. El rito difiere por una cuestión cultural".

En las diferencias es dónde se estacionó: "Tenemos el rito bizantino, que es el que nace en Constantinopla, y justamente el término ortodoxo se nos adjudica por mantener la actitud en las tradiciones y en las creencias basadas en los siete Concilios Ecuménicos".

Las diferencias comenzaron en la elaboración del Credo con la discusión de la procedencia del Hijo y del Espíritu Santo. "Cuando se habla del Espíritu Santo hay un sector de los obispos que dice que éste procede del Padre y del Hijo, que es el sector oriental. Por su parte, el sector occidental dice que el Espíritu Santo procede del Padre".

Y aclara la divergencia: "Si el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, no es la misma procedencia de la Trinidad, el Hijo procede del Padre, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios; pero si el Espíritu Santo deriva del Padre y del Hijo ya hay un mix, es una cuestión que se la toma en ese momento para una serie de discusiones".

Saba recalcó que esa postura ha sido tratada y que actualmente está claro que Padre, Hijo y Espíritu Santo son uno, que es Dios.

También comentó que al Papa la Iglesia ortodoxa lo reconoce como un hermano mayor.

Acercamiento


Con el actual papado las divisiones entre las Iglesias se atenuaron. Juan Pablo II, durante el primer semestre de este año, visitó todos los Patriarcados, incluso el de Grecia, allí pidió perdón por los pecados cometidos. "No porque los tenga, sino porque el hecho de estar divididos significa que estamos en pecado", remarcó Saba.

Pero ya los avances comenzaron a gestarse con el papado de Pablo VI, con la creación de comisiones mixtas para analizar los puntos de divergencias y superarlos, y así volver a ser una Iglesia unida. "De hecho hoy estamos unidos -aseguró el cura-. Siempre pregonamos que cada uno coma y beba como quiera, pero es lindo salir a la calle y ver que vamos por el mismo camino. Y también está bien que la Iglesia responda a las pautas culturales, el rito es una suma de actos que en occidente se hacen de una manera y en oriente de otra".

Infalibilidad


Por otra parte, el rosarino apuntó que "quien dirige el Patriarcado no goza de infalibilidad, lo que se le da a su santidad en Roma. En la Iglesia ortodoxa el Sínodo está sobre el Patriarca, hay un verticalismo. El Santo Sínodo resuelve cuestiones dogmáticas".

Por último, vale agregar que el Santo Sínodo se reúne dos veces al año en fechas fijas y se tratan todos los temas que hacen al Patriarcado de Antioquía y a los cristianos ortodoxos. Lo que decide Antioquía puede ser aceptado por el Patriarcado griego, pero no es obligatorio para los fieles que dependen espiritualmente de ese Patriarcado, y el Patriarcado de Constantinopla -actualmente en Estambul- es el único legalmente autorizado a entenderse con el Papa.

Ana Laura FertonaniFotos: Néstor Gallegos