Rugby: Córdoba, en el sitial que se merece
Después de cuatro años, volvió a consagrarse campeón argentino. En Boulogne, le ganó inobjetablemente a Buenos Aires. El tercer puesto fue para Rosario, que venció a Tucumán por 30 a 28. La próxima cita será en marzo de 2002.
Con una producción que no hizo más que ratificar sus virtudes individuales y colectivas, el Seleccionado de la Unión Cordobesa de Rugby derrotó a su par de la Unión de Buenos Aires por 30 a 20, coronándose campeón del Argentino 2001.
Imaginamos que quienes estuvieron presentes en el SIC o bien aquellos que siguieron la transmisión de ESPN también habrán compartido la certeza de que Los Dogos fueron notoriamente superiores a Las Aguilas.
Esa fue la imagen que se reflejó desde el kick-off inicial hasta el mismísimo pitazo final del rosarino Borsani. Por solidez física y anímica, por convicción e inteligencia, el campeón no dejó margen para la duda.
La granítica defensa se constituyó en el punto de partida, al resultar infranqueable para los atildados intentos bonaerenses. Luego habría que sumar el dominio en las formaciones fijas y la supremacía en las espontáneas, a través de la dureza y efectividad de los típicos tackles ofensivos "made in Docta".
Subsanadas las cuestiones inherentes al control de la pelota, llegó el tiempo de demostrar la integralidad del rugby cordobés actual. Es que a la tradicional solidez de sus forwards, se suman backs que no sólo poseen tamaño y velocidad, sino también ductilidad para el handling.
En materia de "pequeñas sociedades", debe señalarse la impecable tarea de los medios Légora y Roqué; la potencia ofensiva del capitán Soler (determinante en todos los partidos); la solidez defensiva y capacidad de contraataque del centro González y el fullback Leonelli; la multiplicidad de los flankers Viola y Cornella; la eficacia en el juego aéreo de los locks Llanos y Mercoll; y la dureza de una primera línea muy difícil de doblegar.
Es dable inferir que hubo virtudes en todas las líneas de un equipo que bien puede considerarse como la consecuencia lógica del excelente momento por el que atraviesan los principales clubes cordobeses.
Desde el actual campeón: La Tablada, a cuyo seno pertenecen la mayoría de los integrantes del seleccionado; sin olvidar el aporte habitual de Tala o Jockey Club; amén de algunas de las instituciones de menor "relieve", que también dejaron su sello en el flamante "Rey de Provincias".
Con semejantes argumentos no debería extrañar que Córdoba haya sido el único elenco que culminó invicto la exigente senda del certamen nacional que nos ocupa.
En la etapa clasificatoria, venció a Salta por 28 a 17, a Mar del Plata por 44 a 21 y a Tucumán por 35 a 30. Luego, en semifinales, no tuvo mayores inconvenientes en superar a Rosario por 30 a 13.
Finalmente, en la definición de la víspera, denotó la madurez que generalmente emerge de aquellos equipos que cimentan su accionar a partir de la convicción en sus propias fuerzas, dejando en segundo plano las condiciones de sus rivales de turno.
La Unión Cordobesa de Rugby posee motivos más que suficientes para festejar.
Síntesis
El encuentro se disputó en la cancha principal del San Isidro Club, ante unos 1.500 espectadores y con el referato del rosarino Santiago Borsani.
César Miño
