Policía baleado adentro
del estadio de Newell's
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El herido, de 32 años, estaba grave, aunque estable. Fue al final del clásico rosarino. El disparo partió del lugar donde estaban los simpatizantes de Rosario Central.
Rosario (C).- Un policía que integraba el dispositivo de seguridad en el clásico jugado ayer entre Newell's y Rosario Central en el Parque Independencia fue herido de un balazo instantes después del final del partido. Lo temerario fue que el autor del disparo abrió fuego desde una de las tribunas, es decir que ingresó armado al estadio. El agente, de 32 años, cayó con un proyectil en el abdomen. Esta mañana su estado era reservado, aunque sus signos vitales se habían estabilizado.
El incidente, uno de los casos de violencia en el ámbito del fútbol más graves ocurridos en la ciudad, sacudió el ámbito deportivo y político. El operativo de seguridad había sido gigantesco: con 1.200 efectivos asignados a la custodia del cotejo, la proporción era de un agente policial por cada 32 espectadores. Pese al dispositivo, un simpatizante se las arregló para entrar a la cancha de Newell's con un revólver.
Todo se produjo a minutos del final del encuentro, que terminó empatado. Los jugadores de Rosario Central acababan de arrojar las camisetas a su hinchada cuando desde la parte baja de esa tribuna partió un disparo que atravesó una bandera. Uno de los policías que se encontraba cerca del alambrado olímpico se desplomó y sus compañeros, al constatar lo ocurrido, hicieron gestos desesperados a la enfermería para requerir asistencia.
El uniformado herido se llama César Adrián Juárez y revista en el Comando Radioeléctrico. Los efectivos que estaban en el sector, en instantes se acercaron a la tribuna y apuntaron con sus Itakas a la gente que allí estaba, contra la cual descargaron perdigonadas de goma. Se trató de una evidente acción de venganza, ya que allí no había incidentes. La gente intentaba retirarse a las corridas sin lograrlo, en el cuadro de una situación que podría haber terminado en forma dramática: es que las puertas estaban cerradas para evitar que las hinchadas local y visitante se encontraran.
Ante el pavor y el desconcierto un mando policial ordenó frenar los itakazos contra la tribuna. Enseguida se supo que Juárez había sido herido por un disparo de revólver calibre 22. El agente fue internado en un sanatorio privado donde fue sometido a una operación. Le tuvieron que sacar tres segmentos del intestino. Tenía cortada la arteria ilíaca y muchos hematomas, comentó Víctor Sarnaglia, jefe de las Tropas de Operaciones Especiales y subinterventor de la policía rosarina.
La circunstancia de que un espectador pudiera ingresar armado al estadio fue motivo de una caldeada discusión pública. Esta mañana el jefe de policía provincial, José Storani, planteó que se habían hecho detenciones antes del cotejo ante la información de que había hinchas que podrían ingresar con revólveres al partido. Durante el día anterior se hicieron allanamientos cerca y no tan cerca del estadio. Hubo 30 detenidos por violaciones al Código de Faltas. Se hizo un `cacheo' preventivo, pero a veces no es suficiente, reconoció el oficial superior a la radio LT8.
La presencia de un arma entre los simpatizantes de Rosario Central también puede explicarse por las violentas disputas que mantienen sectores enemistados de esa hinchada que, en muchas ocasiones, dentro y fuera de las canchas, se han dirimido a tiros. En abril de 1999, frente a la sede céntrica centralista, las facciones se enfrentaron a tiros en una acción temible. Un balazo se incrustó en la vidriera de un bar atestado de clientes, a las 8 de la noche, en Mitre al 800, a media cuadra de la peatonal Córdoba.