Volvió a abrir sus puertas la
tradicional alfajorería Merengo
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Una jueza autorizó a un particular a alquilar la fábrica y el nombre. El nuevo dueño cuenta con el asesoramiento de integrantes de la familia Montemurro, antiguos propietarios de la firma. Aspira a imponer el producto en Entre Ríos y Córdoba.
Esta mañana, la tradicional alfajorería Merengo abrió nuevamente sus puertas en el mismo local ubicado frente a la Plaza de Mayo, que durante años ofreció a los santafesinos la frescura y calidad artesanal de sus inconfundibles alfajores.
Como se recordará, el pasado 17 de octubre, la empresa escribió su capítulo más triste después de un duro año a nivel económico, cuando se decretó la quiebra y se cerraron sus puertas dejando en la calle a más de 11 empleados.
Sin embargo, un joven empresario santafesino, Martín Pinatti, alquiló la fábrica y el tradicional nombre Merengo, previa autorización de la jueza que entiende en la causa.
Pinatti explicó que la decisión de hacerse cargo de la empresa responde a "una iniciativa personal que apunta a mantener algunas de las fuentes de trabajo perdidas y, fundamentalmente, a recuperar la marca más antigua y famosa de alfajores santafesinos para el patrimonio de la ciudad".
Además recalcó que cuenta con el apoyo y el asesoramiento permanente de la familia Montemurro, "que son los verdaderos conocedores del tema, tanto de los secretos de fabricación como de la venta de los productos artesanales que tienen 150 años en la ciudad".
Consultado acerca de la situación legal de la firma, el titular explicó que está en proceso de quiebra pero, según marca la ley, una vez que ésta es decretada se puede continuar con la explotación de la empresa en marcha hasta que culmine el proceso, siempre que sea autorizado previamente por un juez. "En este caso se consiguió ese permiso que me permite alquilar la marca y la fábrica de alfajores", informó Pinatti.
La iniciativa permite que al menos seis de los antiguos empleados recuperen sus puestos de trabajo, entre ellos un maestro confitero, dos medio oficiales, un ayudante, un vendedor y un vendedor-cajero.
Con una prolija decoración netamente navideña, pueden apreciarse en el interior del local los productos de siempre, a los que "no se les modificará en lo más mínimo su calidad artesanal", aseveró Pinatti.
Junto a la apertura del local en Santa Fe se pone en marcha también la comercialización de los productos en los habituales puntos de venta de Rosario y Buenos Aires.
Entre los proyectos a futuro, el nuevo titular destacó que aspira a ganar nuevos mercados en las provincias vecinas de Entre Ríos y Córdoba.
Durante 46 años, Ramón Fernández, trabajó como maestro confitero en la Alfajorería Merengo. Al igual que sus compañeros recibió con angustia la noticia del cierre. Hoy lo encontramos como siempre abocado a la tarea que más conoce: elaborar alfajores santafesinos.
"Después de tantos años de trabajo me sentí muy mal cuando cerró sus puertas y creí que no iba a trabajar nunca más. Ya me había despedido de la actividad. Ahora me llamaron de nuevo y aquí estoy", afirmó Fernández.
Sin embargo, reconoció que "en parte estoy triste porque algunos compañeros quedaron afuera, pero entiendo que por ahora no hay lugar para todos. Esperemos que en el futuro puedan reincorporarse los demás".