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De Raíces y Abuelos: Emigrar por amor

Lidia Ferré de Peña decidió dar a conocer a través de las páginas de De Raíces y Abuelos la breve pero tierna historia que escribió sobre sus familiares que emigraron desde Italia en el siglo XIX.


El relato que describe Lidia Ferré de Peña, una lectora que se contactó con De Raíces y Abuelos en la exposición realizada en el Museo del Inmigrante, en el marco de las Fiesta de las Colectividades, transcurre entre recuerdos imborrables para con la memoria de su madre, Otilia, quien recogió por transmisión oral anécdotas de la vida de sus abuelos, tíos y padres.

La familia Birri decide probar suerte del otro lado del mundo. Lucía, una de las hijas, está de novia con Doménico Cassutti. Él está bien en Italia y no aspira a "hacer la América". Trabaja en el campo y además es campanero: "Ibo a colocar campanas", cuenta a sus nietos acá en Santa Fe, allá por el año 1920.

Todas las mañanas sale de su casa, allí por édine, con sus herramientas. Se encuentra con los otros vecinos y se incorpora a la fila y al canto que ya vienen por el camino. A medida que se llega a las tierras del laboreo, el grupo y la canción se deshilachan. (Esta situación cotidiana que llega oralmente puede verse exactamente reconstruida en el inicio del filme "Good morning, Babilonia" de los hermanos Taviani), cuenta Lidia quien reconoce haberse emocionado al ver ese fragmento.

Pero su novia se viene. La autoridad paterna no se cuestiona en esa época. Y Doménico parte con los Birri.

Ya en la Argentina, Lucía y Doménico se casan. Viven en una pequeña pieza en una casa ya vieja en calle 1° de Mayo y sólo tienen una cama y un cajón que oficia de mesa y armario.

Por razones perdidas, Doménico incorpora el oficio de carpintero.

Se trasladan a Esperanza para probar suerte. Parece que ésta mejora. En algún momento, el famoso fotógrafo Gross lo retrata erguido, próspero, seguro, con bastón.

Empiezan a llegar los hijos: Domingo, Ángel, Luis, Emilio, Carlos, María Luisa que muere, María Luisa que vive, Rosa Santina.

Rosa tiene dos años cuando muere su madre.

Domingo, el mayor se casa y junto a su esposa cría como hijas, a sus dos hermanas menores.

De a poco, todos retornan a Santa Fe.

Doménico (que hace rato que ya es Domingo), entristece, toma vino de más y malvende propiedades.

Relatos para los nietos


De viejo es dulce y cuenta esta historia a sus nietos. Está enfermo y hay que cuidarlo. En su sillita baja, en la galería, los mima y en secreto les pide: "�Me das un dolce". Ellos saben que no deben pero cuando nadie los ve le dan un caramelo. Y mientras ellos graban para siempre sus ojos azules, él les explica la historia del Chalchumit, que relata las pesadillas de un duende o gnomo, el Chalchumit precisamente, que se sienta sobre nuestras barrigas cuando hemos comido de más y dormimos boca arriba.

También les dice en dialecto algunos versitos pícaros:"Al lare un omenut / cal fazebe stibalut / alalchabe le gampete / e almolave un efizete. /Pup".

Con sus viejos serruchos él todavía trabaja: les hace mueblecitos, a veces usando madera de embalaje. Aparecen el "roperito, la comodita, los armaritos, el escritorito", nombres afectuosos que aún conservan algunos de estos muebles sencillos, hoy usados por sus tataranietos.

El afirma que es "furlano" y que su lugar es "La Furlanía". No habla de Friuli ni de friulanos. Pero a pesar de su apellido no se siente italiano. Esa zona de conflicto lo ha marcado. Él se considera austríaco y cuelga sobre su cama y hasta su muerte el retrato de Francisco José.

Anécdota familiar


La familia Birri se viene, trae a la abuela. Ella es dura para el nuevo idioma.

Atraviesa la plaza y pregunta de quién es la estatua. Ya conoce el camino del mercado, desde su casa de 1° de Mayo. No vuelve, la familia se preocupa.

Cuando aparece ella dice que no ha pasado nada, que sólo se ha quedado, al cruzar la plaza, rezándole al "Santo Martino" (monumento a San Martín).