Un plan para sincerar la economía
Buscan mecanismos para una salida controlada de la convertibilidad. El paquete sería anunciado el viernes. El fin del modelo que generó esta agonía. Pesificación, devaluación y flotación.
El conjunto de medidas que elabora un grupo de economistas convocados por el flamante presidente Eduardo Duhalde, incluye el abandono rápido del sistema de convertibilidad, que desde 1991 mantiene el peso fijo con el dólar en una relación de uno a uno; la consecuente devaluación de la moneda, para luego resolver un tipo de cambio controlado, y una batería de decisiones apuntando a recuperar la producción interna.
El nuevo presidente se comprometió a sentar las bases para poner fin a "un modelo agotado que ha sumido en la desesperación a la mayoría de los argentinos" y "arrasado en su agonía" con la producción, el empleo y la clase media.
De esa forma se resume un plan económico destinado a darle un impulso a la liquidez, la desdolarización (pesificación) y depreciación del peso, que la gran mayoría de consultados expuso como concepto global de la nueva política monetaria.
El plan será definido entre hoy y mañana y anunciado el viernes. Hasta esa fecha se mantendrá el feriado cambiario en el país.
No obstante, se admitió que para aumentar la escasa liquidez en la Argentina, el nuevo gobierno podría emitir bonos internos a fin de cancelar gastos del Estado, entre ellos salarios de empleados públicos y pagos a proveedores.
La herramienta serían los títulos llamados Lecop (Letras de Consolidación de Obligaciones Provinciales), que el gobierno federal dio en pago de deudas a algunas provincias, algunas de las cuales, por el faltante de efectivo y la bancarrota de sus Estados, debieron emitir sus propias monedas para abonar sueldos.
Según una fuente, Duhalde podría emitir unos 3.000 a 3.500 millones de dólares en estos bonos, que podrían usarse para adquirir bienes y servicios.
"Argentina está quebrada", subrayó Duhalde para ilustrar la situación.
Tras cuatro años de estancamiento económico, las reservas del Banco Central apenas alcanzan para cubrir el circulante, con lo que la suerte del régimen cambiario parece estar echada.
Este régimen, que establece que cada peso en circulación debe estar respaldado por un dólar en el Banco Central, permitió al país combatir una crisis inflacionaria a principios de la década de 1990, pero asestó un golpe mortal a su competitividad, que se redujo a medida que la divisa estadounidense se revalorizaba.
El fin de la convertibilidad sería acompañado por la fijación de una banda de flotación cambiaria, con piso -U$S 1,30- y techo -U$S 1,40- declarados, es decir, procurando generar certidumbre ante la eventualidad de que se genere un proceso inflacionario que no sea posible controlar, por lo que el efecto logrado sería inversamente proporcional al deseado.
Fuentes consultadas por este diario, admitieron que después de ello recién se ligaría al peso -ya devaluado- a una canasta de monedas que podría ser conformada por el dólar, el euro, el real brasileño y hasta el yen, monedas que corresponden a las áreas económicas a las que están destinadas las hoy pobres exportaciones argentinas.
El principal obstáculo es que la economía local está completamente dolarizada y los consumidores realizan todas sus transacciones en precios nominados en la divisa estadounidense, por lo que una devaluación podría disparar un brote inflacionario a pesar de que la economía atraviesa por un período deflacionario debido a su contracción.
Además, los argentinos están fuertemente endeudados en dólares -mayormente préstamos bancarios para consumo- mientras sus ahorros están en pesos, por lo que una devaluación dejaría a los consumidores en la bancarrota y a las entidades financieras con un número inimaginable de créditos incobrables.
Por eso, la idea del equipo económico de Duhalde, encabezado por Remes Levnicov -futuro ministro-, busca un mecanismo para "desdolarizar" la economía, lo que podría incluir la conversión a pesos de las deudas nominadas en dólares.
Los analistas coincidieron en señalar que otra preocupación fundamental es cómo resguardar a las empresas y particulares endeudados en dólares. Podría pactarse una ampliación de los plazos. Los partidarios de este esquema dicen que con el correr del tipo, el peso podría incluso apreciarse frente al dólar.
Pero las versiones sobre una "pesificación" o conversión a pesos de los contratos y depósitos nominados en dólares, como medio de lograr una salida ordenada de la convertibilidad, se contradicen con la afirmación presidencial según la cual "se respetará la moneda en la que se hicieron los depósitos".
Siguiendo los dichos del propio Duhalde, no caben dudas de que habrá una flexibilización de la serie de restricciones al retiro de efectivo que impuso De la Rúa para frenar una corrida bancaria, una medida que irritó de tal manera a la población, que se convirtió en uno de los motivos de la revuelta popular que acabó con su gobierno.
Una de las posibilidades en estudio es devolver los depósitos en el corto plazo a los ahorristas que acepten recibirlos en pesos -aunque sus tenencias estén en dólares-, mientras que aquellos que acepten dejarlos en los bancos por más tiempo recuperarían sus fondos en la moneda que corresponde.
"Dos temas básicos es darle de comer a la gente careciente, flexibilizar las restricciones (bancarias) y buscar un mecanismo que le permita a la gente tener la certeza de que van a recuperar su plata", explicó un economista allegado a Duhalde.
El equipo económico de Duhalde planea mantener la suspensión en los pagos de la deuda externa que anunció su antecesor, Adolfo Rodríguez Saá.
Una quita de capital con dos años de gracia es una de las posibles ofertas a los acreedores.
Para monitorear el estado de ánimo de los acreedores, este fin de semana podría viajar a Washington un enviado del gobierno.
Como se sabe, Argentina tiene un acuerdo crediticio con el Fondo Monetario Internacional que quedó suspendido en diciembre, por el caos fiscal en nuestro país. Pero la explosiva deuda pública argentina, de 132.100 millones de dólares, obligó al gobierno de la Alianza a destinar la mayoría de sus recursos a solventarla, asfixiando aún más a la economía local.
De la Rúa había comenzado a reestructurarla para bajar su costo de mantenimiento, pero la operación quedó trunca en el tramo local al precipitarse su renuncia.
Teniendo en cuenta la realidad del país, surgen algunos elementos para entender el alcance de algunas de las medidas que se analizan.