Juró el gabinete que
acompañarán a Duhalde
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Fuerte presencia de dirigentes de la provincia de Buenos Aires. Si bien el presidente buscó conformar un espectro amplio, la UCR no participó directamente en las designaciones. Aparecen figuras de renombre entre los elegidos.
De los once primeros integrantes del gabinete nacional que juraron este mediodía, por lo menos seis provienen de la provincia de Buenos Aires, incluido el hasta ayer gobernador Carlos Ruckauf, más otros dirigentes que ya habían acompañado al presidente en su gestión al frente del mayor distrito electoral de la Argentina. Un mendocino, Gabrielli; un chaqueño, Capitanich; un industrial, De Mendiguren y un radical porteño, Vanossi, completaron la primera tanda de designaciones.
Jorge Capitanich, jefe de Gabinete. Fue elegido senador nacional por el Chaco en octubre pasado. Tiene 37 años, lo que lo transforma en el integrante más joven del gabinete nacional.
Su nombramiento permitirá el acceso de María Cecilia Baroni a la Cámara alta con lo que el Chaco tendrá la particularidad de contar con dos mujeres en ese recinto.
Los otros dos senadores chaqueños son los aliancistas Eduardo Aníbal Moro y Miriam Belén Curletti de Wajsfeld.
Carlos Ruckauf, ministro de Relaciones Exteriores y Culto. Integró por primera vez un gabinete peronista en 1975, cuando tenía apenas 30 años. Isabel Perón lo nombró ministro de Trabajo por sus antecedentes como asesor jurídico de las 62 Organizaciones.
Ruckauf hizo toda su carrera política en la Capital Federal y desde allí llegó a la vicepresidencia en el 95, acompañando la reelección de Carlos Menem. En 1999, Eduardo Duhalde lo tentó para sucederlo en la provincia como gobernador. Se empadronó con el domicilio de su quinta de fin de semana en Ezeiza y alcanzó la gobernación al derrotar a la aliancista Graciela Fernández Meijide.
También pasó por la actividad diplomática como embajador en Roma, durante la primera etapa del menemismo siendo el antecedente que más lo aproxima a la tarea de canciller.
Jorge Remes Lenicov, ministro de Economía. Milita en el peronismo bonaerense desde hace 30 años, es el economista de mayor confianza del presidente Eduardo Duhalde y tiene buenos lazos con el sector financiero local e internacional.
Durante la campaña presidencial de 1999 dio muestras de fidelidad a las políticas de mercado, aunque tras los comicios que ganó la Alianza, se permitió sugerir algunas correcciones al "modelo".
En la función pública, en 1987 fue jefe de asesores del gobernador Antonio Cafiero; en 1989 asumió como ministro de Economía provincial en lugar de Rodolfo Frigeri donde logró una permanencia récord de 8 años y 5 meses.
En 1997 Duhalde lo postuló para integrar la lista de candidatos a diputados nacionales, cargo que revalidó en octubre último.
José Ignacio de Mendiguren, ministro de la Producción. Actual presidente de la Unión Industrial Argentina e integrante junto a otras entidades y dirigentes, entre ellos Duhalde, del llamado grupo productivo.
Se hizo su patrimonio gracias al negocio textil. Comenzó con fábricas de zapatillas en las provincias promocionadas, fue su primer negocio fuerte en el rubro y lo sigue manteniendo. En los '90 levantó el perfil: fue el representante de Nike Argentina cuando la licencia estaba en manos de Alpargatas. Su apuesta más rentable fue Coniglio, una fábrica de ropa para chicos que se dio el gusto de vender al mejor postor en marzo de 1998. También tiene campos en la provincia de Buenos Aires.
Rodolfo Gabrielli, ministro del Interior. El dirigente mendocino tiene la particularidad de haber sido fue confirmado como ministro del Interior por tres presidentes distintos, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde, en apenas 12 días.
Dirigente del peronismo mendocino, y de buena llegada a las distintas corrientes partidarias, fue gobernador de su provincia entre 1991 y 1995.
Antes había sido ministro de Economía de su antecesor, José Octavio Bordón, con quien compartió buena parte de su trayectoria pública. Entre 1995 y 1999 fue diputado nacional. Tiene por delante la relación con las provincias y la reforma política, declamada por toda la clase dirigente, pero nunca concretada.
Alberto Atanasof, ministro de Trabajo. Dirigente gremial al cual sus pares de la CGT oficial lo consideraron en el 99 el último de los mohicanos ya que fue el único candidato a diputado de extracción gremial consagrado por el PJ en todo el país. Ahora atenderá a sus colegas en el despacho que siempre pretendieron: el Ministerio de Trabajo.
Después de sucesivas reelecciones como titular de los municipales bonaerenses, se sumó a la actividad partidaria de la mano de Alberto Pierri. Siguió a su lado cuando se divorció del duhaldismo para alinearse con la campaña reeleccionista de Carlos Menem, aunque antes del naufragio del proyecto pegó la vuelta y retomó los lazos con Duhalde.
Jorge Vanossi, ministro de Justicia. Se recibió de abogado en la UBA, con diploma de honor, a los 20 años, en 1960 y con los años se convirtió en uno de los constitucionalistas más respetados del país. Edificó a la par una larga carrera política en la UCR, donde es considerado un líbero imposible de disciplinar por las distintas corrientes internas.
Fue tres veces diputado nacional y en el '95, Fernández Meijide le frustró el intento de llegar al Senado por el distrito Capital Federal. Al poco tiempo rompió lanzas con De la Rúa, su jefe político de entonces. Nunca hizo migas con Alfonsín y fue tenaz opositor del Pacto de Olivos.
Vanossi pasó por la función pública entre 1971 y 1973, en puestos de segunda línea, durante el gobierno de facto que precedió al retorno de Perón. Habitué de Pinamar, el ofrecimiento de la cartera de Justicia lo sorprendió en ese balneario bonaerense.
Aníbal Fernández, secretario general de la Presidencia. El nuevo secretario general de la Presidencia fue intendente de Quilmes, en reemplazo de Eduardo Camaño, y hasta ayer se desempeñó como secretario de Trabajo de Carlos Ruckauf en la provincia de Buenos Aires.
Tiene 44 años de edad y 30 de peronista. Militó en la Liga Federal y se pasó al Frente Peronista Bonaerense, siempre cerca de Eduardo Duhalde.
Su gestión en Quilmes tuvo momentos muy traumáticos por las denuncias de corrupción que le hicieron sus opositores. En una causa, en la que fue sobreseído, llegó a estar prófugo, en 1994, y estuvo refugiado en la casa de un dirigente radical. "Yo no soy la Virgen María, pero tampoco meto los ganchos", dijo al defenderse en un reportaje.
Asimismo, juraron Carlos Soria como titular de la Side; Juan José Alvarez, como secretario de Seguridad Interior, y Rubén Citara como procurador general del Tesoro.