Opinión: OPIN-05

La torta de Reyes, el haba y un decreto singular

Por Zunilda Ceresole de Espinaco


La Epifanía más conocida con el nombre de Día de Reyes, significa en griego: aparición, manifestación y representa para los cristianos el día en que Cristo se reveló a los gentiles en las personas de los Magos. Este calificativo de magos es el único que el Evangelio da a los personajes que fueron hasta Belén para adorar al Niño Dios; no obstante como el versículo de un salmo dice que: "Los reyes de Tarsis y las islas le ofrecerán dones", se ha deducido de ello que esos magos de ilustre condición debían ser príncipes de su país y por ésto la Epifanía ha llegado a ser para el pueblo "la fiesta de los Reyes".

Es habitual para ese día consumir la torta o rosca de reyes, exquisitez gastronómica que agrada tanto a niños como a adultos.

En torno a este plato dulce, hay varias costumbres que se practicaban antiguamente en Francia, una de ellas consistía en elegir en el día de la Epifanía un rey, cuyo reinado pacífico duraba todo el año. Para ello se introducía en la pasta de la torta un haba recortada en forma de estrella en alusión evidente al astro del pesebre que vieron los magos en el cielo.

Aquél a quien tocaba el haba la ofrecía generalmente a una dama que escogía, ella entonces se convertía en la reina; cada vez que el rey o la reina bebían, todos a coro decían "íel rey bebe!" o "íla reina bebe!", cuando un comensal se olvidaba de hacerlo por distracción, sus vecinos lo embadurnaban con hollín, transformándolo en "mago negro" en alusión a Baltazar, el rey negro que fue a arrodillarse junto al pesebre.

Por la torta o rosca de Reyes se inició ardua discusión ya que era fabricada por los pasteleros, pero poco a poco los panaderos comenzaron a fabricarla en abundancia como complemento de su industria. Los pasteleros que pagaban derechos muy elevados no tardaron en alarmarse por esta competencia que a su juicio era desleal y protestaron enérgicamente y hasta intentaron un pleito contra los panaderos. Finalmente, tras apasionados debates el Parlamento dictó en 1713 un decreto prohibiendo a los panaderos elaborarlas.

La Revolución Francesa no respetó al "rey del haba" del Día de la Epifanía, en 1792 se promulgó un decreto que a partir del 6 de enero de 1793 la torta de Reyes sería sustituida por la torta de la igualdad y se reemplazaría la fiesta de la Epifanía por la fiesta de la Buena vecindad.

Pero a pesar de las prohibiciones no se pudo erradicar definitivamente esta tradición que resurgió años más tarde con más fuerza, inspirando poemas como el de Berenger que expresa:

Gracias al haba soy rey:

Acepto; íllenad las copas!

Corónenme mis vasallos,

Sea envidiada mi gloria,

No hay corazón que no ceda,

A esperanzas seductoras

Que ante nuestros ojos fingen

La más alta y mayor honra

El sombrero a nadie place

íTodos desean corona!