Sucesos: SUCE-01

Otro policía herido en barrio Cabal

Flavio Raina. Miguel Monzón. El martes un explosivo hirió a su hijo, y anoche, un delincuente disparó contra un policía que preguntaba por su salud.

Le dispararon a quemarropa; el balazo le dio en el pecho. Preguntaba por el estado de un chico lastimado por una bomba, cuando lo atacaron. Desborde delictivo en la zona norte de nuestra ciudad.


El último martes, un chico de once años tropezó con un objeto que despertó su curiosidad. Era -recuerda su padre- un disco de plástico de unos 15 centímetros de diámetro, con algo parecido a un botón en una de sus caras. El jovencito retiró el artefacto que alguien había depositado debajo de un automóvil y lo llevó rodando hasta su casa. Apenas unos minutos más tarde, una violenta explosión sacudiría a los vecinos de barrio Cabal.

Víctor Monzón sobrevivió al estallido, pero en el acto perdió dos dedos de la mano derecha, sufrió quemaduras en distintas partes del cuerpo y lesiones en los ojos. Desde entonces el infortunado menor es asistido en el hospital de niños Dr. Orlando Alassia, de nuestra ciudad. La policía dijo al padre de Víctor que el disco en cuestión era una bomba de fabricación casera. Nadie se explica qué hacía ese artefacto junto a un coche de remís.

Pero esto no fue todo para los Monzón. La casa que habitan en Servando Bayo y Espora fue, nuevamente anoche, escenario de otro episodio violento. Miguel, padre de Víctor, atendía en la puerta de calle a dos hombres que se acercaron a él, ambos interesados en la salud del chico. Uno de ellos -amigo de la familia- había llegado al volante de un automóvil; el otro -un policía que se domicilia en ese vecindario- lo hizo en bicicleta.

De pronto dos desconocidos, uno de ellos con un arma en sus manos, aparecieron en escena para robar el pasacasete del rodado. Al intento sucedió algún forcejeo, y del pasacasete el interés de los asaltantes pasó a la bicicleta. Hubo disparos y un proyectil dio en el pecho del policía.

El suboficial mayor Miguel Giménez, quien cuenta con 55 años y trabaja en la comisaría de Casa de Gobierno, fue llevado al hospital José María Cullen; pero de allí sería derivado a una clínica particular de nuestro medio, donde ahora es asistido. La bala aún no le fue extraída; pero llegado el mediodía de hoy, fuentes de la repartición dijeron que su estado no reviste la gravedad que se pensó en un primer momento. No obstante, la herida es de cuidado y el suboficial sería intervenido quirúrgicamente en las próximas horas.

Giménez es el cuarto policía herido por delincuentes entre la noche del 31, cuando el cabo Manuel Noval fue arteramente asesinado, en una carnicería del barrio Belgrano, y anteayer, cuando Norberto Sánchez, retirado policial, fue ultimado en las calles del barrio Cabal.

Del 31 a la fecha otros uniformados fueron agredidos en nuestra ciudad. Uno fue golpeado en una carnicería de Guadalupe Oeste. Otro cuando acompañaba a un repartidor en barrio Eva Perón. Otro cuando salió en defensa de un lechero en barrio Scarafía. Y otro más -en este caso un hombre de Prefectura-, en barrio Mayoraz, también en ocasión de un asalto a mano armada.

De las historias más recientes se puede decir que ayer fue sepultado Sánchez en el cementerio municipal. Que su asesino fue presentado ante el juez de Menores y quedó detenido.

El chico Monzón se repone lentamente en el Hospital de Niños, y nada se sabe todavía respecto de quién y con qué fin colocó el explosivo en medio de la calle.

El suboficial Giménez permanece internado en el sanatorio Garay y, en la mañana de hoy, los hombres de la División Seguridad Personal apresaron a dos jóvenes, de 17 y 19 años de edad, ambos relacionados con el asalto de anoche.

José Luis Pagés