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Argentina ya tiene princesa

1. PAREJA REAL. Máxima y Guillermo tuvieron una boda acorde a las costumbres de la realeza europea.

Máxima Zorreguieta se casó con el príncipe Guillermo, de Holanda. El protocolo, los detalles, las historias. Los que fueron y los que se quedaron con las ganas. La fiesta del pueblo holandés se contrapone con la indiferencia de los argentinos, preocupados por cuestiones menos frívolas.


El príncipe heredero de Holanda, Guillermo Alejandro, y la joven argentina Máxima Zorreguieta contrajeron matrimonio civil y religioso este sábado por la mañana en Amsterdam bajo un sol radiante, en medio de un importante dispositivo de seguridad.

La ceremonia civil se celebró a las 10.15 (hora local) en la antigua bolsa de Amsterdam, adonde el príncipe y su prometida llegaron en un precioso Rolls Royce de color negro comprado por la ex reina Juliana, madre de la actual soberana y abuela del novio, en 1957.

Guillermo Alejandro, de 34 años, y Máxima, de 30, que llevaba un ramo de rosas blancas y un elegante vestido blanco con cinco metros de cola, fueron muy aplaudidos por la multitud, cuando llegaron al edificio. Unos 4.000 policías estuvieron encargados de la seguridad del enlace.

"Para el espectador superficial, esto puede parecer un cuento de hadas, pero usted ha experimentado ya las dolorosas limitaciones que este título impone, incluso en el día de hoy", dijo el alcalde de Amsterdam Job Cohen -quien ofició la ceremonia- en alusión a la ausencia de los padres de la novia. Más de 600 personas, la mayoría familiares, amigos de los novios y representantes políticos de todas las provincias de Holanda, asistieron a esa ceremonia. El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, el ex presidente sudafricano Nelson Mandela, el príncipe Carlos de Inglaterra y la reina Sofía de España, acompañada por su hijo Felipe, fueron algunos de los invitados.

Protocolo con sonrisas


Cerca del mediodía holandés, los novios fueron declarados marido y mujer en la iglesia Nieuwe Kerk, bajo el rito protestante, ante la presencia de unos tres mil invitados -entre ellos miembros de las casas reales de todo el mundo.

El pastor emérito Carel A. Ter Linden bendijo la unión de los contrayentes, que se dieron el sí con una mezcla de seriedad y ternura.

Guillermo Alejandro y Máxima intercambiaron a continuación los anillos nupciales. El príncipe tuvo cierta dificultad para colocar la alianza a la novia, provocando algunas risas, pero finalmente lo logró.

La orquesta, acompañada por un bandoneón, interpretó entonces el tango "Adiós Nonino" de Astor Piazzolla, momento sumamente emotivo durante el cual la novia no pudo contener las lágrimas.

Luego, la soprano Miranda Van Kralingen entonó un espléndido Ave María de Schubert.

Tras pronunciar el "sí", Máxima quedó automáticamente convertida en miembro de la Caballería de la Cruz Mayor del León de Oro de Holanda, una de las más altas distinciones del país.

El beso de la princesa


Un largo beso ante decenas de miles de personas congregadas en el centro de la ciudad puso fin, en la tarde del sábado holandés, a las celebraciones públicas del enlace.

Los recién casados se besaron dos veces en el balcón del palacio real, en la céntrica plaza Dam, bajo las aclamaciones de la multitud, que esperaba ese momento desde hacía horas.

Guillermo y Máxima recorrieron previamente el centro de la ciudad en una carroza de oro, regalo de Asterdam a la reina Guillermina (1880-1962), abuela de la reina actual, tirada por seis caballos pardos.

A las cacerolas


Varios miles de manifestantes, republicanos, anarquistas u "ocupas", reunidos en la zona del trayecto real, gritaron consignas al son de los golpes de cacerolas.

Dos manifestantes lanzaron una bomba de pintura contra la carroza, mientras que otros lanzaban latas de cerveza, papel higiénico y otros objetos contra la policía, sin causar heridos. Unas 10 personas fueron detenidas, según las autoridades policiales.