Sucesos: SUCE-01

El terrible cuadro de Villa Hipódromo

Danilo Chiapello. Confiado. El pastor Martínez sostiene que nunca fue molestado con motivo de su prédica contra la droga y la violencia callejera.

Los chicos andan a los tiros en medio de una guerra sin sentido. Pastor evangelista habla de la droga y la recuperación de los adictos. Dice que los pibes respetan a su iglesia. Negó un ataque contra el templo.


Con relación al tiroteo que presuntamente alcanzó al templo de Villa Hipódromo, Carlos Martínez, pastor de la Iglesia Cristiana Evangélica, nos refirió su versión, distinta de la ofrecida por una vecina a través de este diario. Según Martínez, ni el templo ni las personas allí reunidas fueron alcanzados por el desborde de violencia que siguió al crimen de Aníbal Biegkler, muerto por un delincuente que lo confundió con un rival.

-�Es verdad que el templo fue ametrallado por una banda?

-No, en absoluto. Eso no es verdad.

-�Y qué fue lo que ocurrió, entonces?

-Lo que ocurrió esa noche fue, sencillamente, que esos chicos que siempre se tirotean con esta gente -una familia que vive a escasos metros de la iglesia-, empezaron a tirar y, claro, la iglesia quedó en la línea de fuego. Tiraban desde aquella esquina hacia la casa de ellos. Pero el objetivo del tiroteo eran ellos, los de esa casa que ahora está abandonada.

-�Pero no hubo balazos contra el templo?

-No, no, en absoluto. Todos los balazos fueron hacia esa casa.

-�Hubo peligro para la gente reunida en la iglesia?

-No, para nada. No hay un solo impacto de bala en el frente. Además de esto hay una cosa muy sencilla. Cuando los chicos empezaron a tirar, sabían que toda la gente estaba adentro, en el culto. Cuando terminamos el culto y quisimos salir, ellos dejaron de tirar. Así que eso pone en evidencia el respeto que tienen por la iglesia. Inmediatamente que nos vieron salir suspendieron el tiroteo y después lo continuaron, dos o tres horas más tarde.

-�Y cuánto duran los tiroteos como ése?

-A veces, dos o tres horas.

-�Hasta el amanecer?

-Hasta el amanecer, exactamente. Esa noche fue así. Hasta el amanecer.

-�Y por qué dice que esos chicos tan violentos respetan a la iglesia?

-Eso obedece a que hace cuatro años y medio que comenzamos la obra acá. Se hizo un trabajo muy personal. Se los visitó y a muchos de ellos se les ayudó a construir sus viviendas. Se trató de conocer sus necesidades para colaborar con ellos en todo momento. Organizamos partidos de fútbol. Los hacemos participar de encuentros futbolísticos. Tanto como para que ellos estén integrados. Los sábados y domingos, también acá funciona un comedor para los chicos... Y ellos saben que no estamos subvencionados por nadie. Todo lo que queremos es que ellos se acerquen a Cristo, y cambien.

-Detrás de tantos tiros, �está la droga?

-Sí. A muchos de ellos, a los que sabemos que están muy metidos en la droga, les hacemos la propuesta de ir a Emilia. Por ahí hay muchos que quieren salir de la droga y no saben cómo hacerlo. Y bueno, los llevamos a la granja de Emilia, donde les enseñamos oficios y los apartamos de las malas compañías. También hacen trabajos de huerta. Se dan cuenta de que alguno de esos oficios les gusta y les viene bien como medio de vida. Entonces, empiezan a cambiar, a salir del mundo de la droga.

-Y los que siguen usando armas y la calle como campo de batalla, �por qué lo hacen?

-Por conquista de territorios. Por disputas con el tema de la droga. Por ajustes de cuentas. Esas son las razones.

-�Hay muchos pibes expuestos a quedar atrapados en esta red de violencia?

-Sí, efectivamente. Esto es un barrio muy grande. Hay muchas criaturas. Hay familias que tienen hasta diez hijos. Y los menores... hacen escuela con los mayores. Así que en el comedor, aparte de darles de comer, también les damos una enseñanza bíblica, para mostrarles las diferencias entre la vida que llevan y otra mejor...

-�Alguien le creó problemas a raíz de su prédica?

-Nunca me amenazaron, jamás.

Una aspiración


El pastor Martínez aprovechó la entrevista para hacer público un deseo: que la cava de Villa Hipódromo se convierta en un complejo polideportivo. "La cava que está detrás de las calles Gaboto y Gorostiaga ahora funciona como aguantadero. El objetivo es lograr que esa cava desaparezca y se convierta en un polideportivo. Así solucionaríamos un problema sanitario, porque eso es un nido de ratas. Un problema estético, porque eso está abandonado. Y un problema social, importante, porque en un lugar así a gran parte de estos chicos los sacaríamos de la droga y otros peligros".

José Luis Pagés