Pantallas y Escenarios: PAN-02

El Potro en Las Praderas

Los restos de Rodrigo siguen aguardando sepultura. Permanecen depositados en un cementerio privado, en donde se reúnen sus fans.


¿Rodrigo Bueno fue olvidado? Antes y después del 24 de junio de 2000, el día de su muerte, el ídolo cordobés concentró la atención pública con una intensidad poco común, primero mediante su meteórico estrellato, y luego con la tragedia que acabó con su vida. Su recuerdo no se reavivó demasiado con el juicio a Alfredo Pesquera, que frustró las expectativas de quienes compraron los derechos de la transmisión televisiva: resultó un show con apenas un par de momentos altos.

Sus admiradores han desmentido enérgicamente que el féretro haya sido abandonado, ya que ellos mismos se ocupan de cuidar el lugar y formaron el Club del Potro. Los restos insepultos se encuentran provisoriamente en el cementerio Las Praderas, y los fans los visitan todos los sábados por la mañana, aunque se registra la ausencia de los famosos que acompañaban al cuartetero en sus momentos de esplendor, con la excepción de la Tota Santillán y Alejandra Romero. En cuanto a Beatriz Olave, la madre, habría concurrido una sola vez, pero sufrió un ataque de nervios tan agudo que suspendió las visitas.

Sepultura incierta


El destino de los restos del malogrado cordobés ha sido incierto, pero trascendió que Beatriz Olave ya habría recibido la orden judicial que la autoriza a retirar los despojos de su hijo, para darles, por fin, una cristiana sepultura. "Mi intención es traerlo a Córdoba y ponerlo debajo de un altar, en mi casa, para que la gente lo venga a visitar cuando quiera", declaró en su momento. También se dijo que el cuerpo sería cremado y sus cenizas esparcidas en la cancha de Belgrano, y que el cementerio Las Praderas había ofrecido una habitación de vidrio blindado, al alcance de los fans. La necrópolis está en Monte Grande, sobre el Camino de Cintura.

Un contenedor plástico que cuesta 1.500 pesos guarda el ataúd, en cuyo interior hay un cajón sellado de estaño que contiene el cuerpo. Sus adoradores, casi todas mujeres, concurren con regalos y cartas que rebasan el lugar, que los empleados del cementerio guardan en bolsas de consocio, hasta tanto la familia decida qué hacer con los restos de Rodrigo y las ofrendas de sus fans.