Caracas. - El presidente Hugo Chávez volvió al poder esta madrugada revirtiendo el golpe de Estado más corto de la historia latinoamericana, de sólo 48 horas, prometiendo que no habrá cacería de brujas y pidiendo reflexión a la oposición de Venezuela para que no caiga en el aventurerismo.

Un reflexivo Chávez, de buen humor, aunque conmovido por la pesadilla del cruento golpe militar vivido, reasumió la presidencia de Venezuela a las 4.30 locales, cuando entró en vigencia el decreto que lo entronizó nuevamente en el poder, firmado por quien sólo fue presidente encargado por unas horas, su fiel y joven vicepresidente Diosdado Cabello.

El vertiginoso y caótico proceso político se inició con los violentos sucesos del pasado jueves en las cercanías de la sede del gobierno, cuando unos francotiradores asesinaron al menos doce manifestantes -la mayoría de ellos "chavistas", contrariamente a lo informado por los principales medios de comunicación venezolanos- que participaban en sendas marchas, una opositora y otra "chavista" y que nunca llegaron a enfrentarse.

Venezuela vivió ayer una alucinante jornada, marcada por rebeliones en el seno del ejército, disturbios, saqueos y movilizaciones populares que culminaron con la toma por los seguidores de Chávez del céntrico y presidencial Palacio de Miraflores.

Todo terminó anoche con el contragolpe de los "chavistas", que tras horas de ocultamiento de una "caza de brujas" desatada por el régimen de Carmona, según denunciaron diversas fuentes, recuperó la "institucionalidad" y reinstaló el gobierno "revolucionario".

La incertidumbre fue la tónica de ayer, cuando sectores nacionales e internacionales criticaron cómo se conformó el gobierno provisional de Carmona, y Caracas fue escenario de saqueos aislados que dejaron al menos 9 muertos y 48 heridos, a tenor de las cifras oficiales, en medio de un casi absoluto silencio de los medios de comunicación locales.

Esta sucesión de acontecimientos forzó al efímero presidente interino Pedro Carmona, a restituir la Asamblea Nacional que había disuelto un día antes, lo que precipitó su renuncia.

Los ministros y diputados afectos a Chávez sesionaron en el propio Palacio de Miraflores y el presidente de la Asamblea Nacional, William Lara, juramentó como presidente encargado a Diosdado Cabello, como prevé la Carta Magna en caso de ausencia del jefe de Estado, asestando un contragolpe constitucional a Carmona.

Este, refugiado en la principal plaza militar de Caracas, el Fuerte Tiuna, dimitió casi inmediatamente, pidiendo respeto hacia su seguridad y a los militares que lo acompañaron en el golpe militar, sonoramente criticado internacionalmente.

Un Chávez, vestido con franela y chaqueta azul, y sin su clásica boina roja, fue transportado en helicóptero desde una base naval de la isla caribeña de la Orchila, que descendió de entre la neblina rojiza de la madrugada en el Palacio de Miraflores, en medio del júbilo de sus seguidores, que cantaban "volvió, volvió, volvió", contraestribillo del "se va, se va, se va" de sus opositores antes del golpe.

Para entonces, Diosdado Cabello ya había firmado el decreto que lo restituyó automáticamente en el poder, y ambos se fundieron en un fuerte y emocionado abrazo.

"Hago un llamado de verdad a la unidad de los venezolanos, respetando diferencias, a la cordura, entendimiento", dijo Chávez, antes de anunciar la instalación esta semana de mesas de diálogo, para discutir con todos los sectores del país, especialmente opositores, "en lo económico, en lo político, en lo social, en lo territorial, en lo internacional".

"Todavía estoy estupefacto, estoy asimilando este proceso, que ahora bien podemos llamarlo para escribir libros para la historia venezolana y ejemplo del mundo, éste es un proceso de contra-contra revolución", subrayó.

En su brevísimo gobierno, el empresario Pedro Carmona, de 60 años, disolvió por decreto el legislativo y el Poder Judicial, lo que evidenció el golpe de Estado gestado en Venezuela. (AFP-EFE)